La presente crisis multifuncional del capitalismo ha asumido la forma de una situación internacional polarizada entre un puñado de estados imperialistas opresores y la inmensa mayoría de pueblos oprimidos. En el caso particular de la oligarquía plutocrática que ha confiscado el gobierno al pueblo de los Estados Unidos y su cómplice, la narco-oligarquía que ha usurpado el Estado y el gobierno que pertenecen al pueblo colombiano, el objetivo es poder mantener la continuidad de la máxima explotación del trabajo de los colombianos y capturar el máximo de la plusvalía producida por el trabajo de los venezolanos, utilizando como de costumbre la amenaza militar.
El gobierno de los Estados Unidos, desde el siglo XIX, ha ejercido la dominación colonial sobre América Latina y en particular sobre los pueblos de Venezuela y Colombia utilizando la presión y la acción militar directa. El gobierno de Colombia, de manera similar, ha llevado adelante desde el siglo XIX un programa de expansión territorial robando territorios, mediante el chantaje militar, tanto a Venezuela como Ecuador, pero cediendo mansamente ante el despojo que le hizo Estados Unidos en Panamá.. El último episodio de despojo territorial ocurrió en 1941, cuando bajo la presidencia de un abuelo de los actuales hermanitos Santos, vicepresidente y ex ministro de la Defensa de Colombia respectivamente, utilizando la amenaza militar nos arrebataron el territorio de La Guajira y parte de nuestro territorio de la Sierra de Perijá y el Arauca, donde existen importantes yacimientos petroleros que ahora explota transnacionales extranjeras aliadas al gobierno de Colombia.. Nuestro presidente de entonces, Eleazar López Contreras, cedió ante el chantaje militar colombiano firmando un tratado de limites donde Colombia renunciaba a presentar más reclamaciones territoriales a Venezuela.
No obstante el acuerdo firmado en 1941, durante el gobierno de Marcos Pérez Jimenez Colombia volvió a presentar una nueva reclamación sobre el archipiélago de Los Monjes, lo cual le habría dado a Colombia el control del Golfo de Venezuela y de los yacimientos gasiferos y petroleros que allí se encuentran. La respuesta del gobierno venezolano fue la ocupación militar de Los Monjes, lo cual terminó con la nueva pretención de la oligarquía colombiana. Posteriormente, durante el gobierno de Jaime Lusinchi el gobierno colombiano envió la fragata Caldas al Golfo de Venezuela para reclamar su soberanía sobre nuestras aguas territoriales. La fuerza armada venezolana envió un ultimátum y amenazó con repeler militarmente la intentona si el gobierno colombiano no retiraba la fragata, la cual abandonó inmediatamente las aguas de nuestro golfo.
Desde el siglo XIX, la geoestrategia militar colombiana apunta hacia dos grandes objetivos: a) controlar la cuenca del Rio Orinoco y la salida al Océano Atlántico, lo cual lograron gracias la incapacidad y la falta de patriotismo de los políticos y venezolanos y b) controlar el acceso a la cuenca del Lago de Maracaibo y al Mar Caribe, donde hoy existen grandes yacimientos de hidrocarburos que hoy son propiedad del pueblo venezolano. La actual movida geoestrategica de la oligarquía colombiana apunta a coronar ambos objetivos con la complicidad del gobierno de los Estados Unidos y de la OTAN (Holanda).
No debemos olvidar que Venezuela es la Joya de la Corona para transnacionales gringas como la EXXON-Mobil, que aún no se consuela de haber perdido el petróleo de la Faja del Orinoco y el gas del Golfo de Paria. Tampoco debemos olvidar que la monarquía holandesa junto con la inglesa, son los grandes accionistas de la Shell Oil. Como dijo una vez un político venezolano: Venezuela huele a petróleo. En esta conspiración transnacional la oligarquía colombiana juega al papel de las hienas, que se alimentan de la carroña que abandonan los grandes predadores como los leones y los tigres. Por otro lado, la llamada “oposición venezolana”, quinta columna de aquella conspiración, conforma una jauría de carniceros famélicos que le entran a dentelladas a cualquier piltrafa de carroña que le arroje a su vez la hiena narco-oligárquica que engulló el honor y la soberanía del pueblo colombiano.
El imperio USA-NATO y su complice la narco-oligarquía colombiana, subestiman la capacidad combativa y profesional de la Fuerza Armada Bolivariana y del pueblo en armas. Mas de una vez he oído de bocas escuálidas, aseverar que los soldados venezolanos huirían despavoridos ante las huestes militares colombianas y gringas. En anteriores oportunidades, por el contrario, nuestra Fuerza Armada ha demostrado que tiene capacidad para sobreponerse a las dificultades, como lo hizo el Padre Bolivar, fundador de nuestro ejercito.
Hoy digo, al igual que la mayoría de los venezolanos, que estamos dispuestos a empuñar aunque sea un viejo fusil FN30 para defender la Patria si esta es atacada tanto por los ejércitos extranjeros coaligados, como por sus cómplices, los escuálidos traidores pseudos-venezolanos. Nuestra Fuerza Armada Bolivariana y su Comandante Presidente Hugo Chávez, al igual que todos los venezolanos patriotas, estamos consciente del enorme compromiso que enfrentamos con la defensa de la libertad y la soberanía de nuestro pueblo.¡ Mas vale morir de pié que vivir de rodillas!
mario.sanoja@gmail.com