La Doctrina Monroe

Mi comentario del domingo pasado sobre las tres modalidades que ha empleado Estados Unidos para sojuzgar a los gobiernos de América Latina (1. Invasión militar y ocupación territorial, 2. Golpes de Estado, y 3. golpes legalizados) estimuló a varios lectores a escribirme, y uno de ellos me planteó por qué obvié totalmente la Doctrina Monroe, como si no hubiera tenido relación con la política exterior de Washington.

Veámosla. Por recomendación de su secretario de Estado John Adams, un político de posiciones imperialistas que pensaba en la hegemonía sobre los países de América Latina, y pese a que al presidente James Monroe le preocupaba que en Europa lo vieran como un desafío, la expuso en su informe a la nación del 2 de diciembre de 1823: "…consideraríamos todo intento de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como algo peligroso para nuestra paz y seguridad". Sólo les preocupaban los intereses de ese país.

"Los espíritus críticos en Latinoamérica, y sobre todo Simón Bolívar, se dieron cuenta en seguida del contenido potencialmente imperialista y hegemónico de la Doctrina, que servirá mas adelante de base para las intervenciones norteamericanas en asuntos internos de los pueblos latinoamericanos; intervenciones dictadas por la rapacidad y la ambición de poder, pero justificadas en teoría por el empeño de 'proteger' o 'defender' a las víctimas, supuestamente en peligro de ser atacadas por potencias extracontinentales", (Demetrio Boersner, en Relaciones Internacionales de América Latina, Editorial Nueva Imagen, 1982.

Cada vez que se puso a prueba, la doctrina demostró que sólo servía a EEUU. Apenas 10 años después, en 1833, el imperio británico ocupa las Malvinas, y EEUU no hizo nada; en 1838, Francia bloquea puertos argentinos, y tampoco se movió un barco de EEUU; en 1854 el pirata Walker se apodera de Nicaragua más bien instigado desde Washington; en 1863 Francia no sólo invade México, sino que establece un imperio gobernado por Maximiliano hasta 1867, cuando es derrotado y fusilado. En ninguno de esos casos se aplicó la Doctrina Monroe; ni siquiera la Casa Blanca les advirtió a los agresores que estaba vigente.

En diciembre de 1902 las potencias imperiales europeas bloquean los puertos venezolanos so pretexto de cobrar deudas; los atacaron, hundieron barcos, causaron varias muertes, todo ante la mirada cómplice del presidente Roosevelt, quien sólo les pidió no ocupar ese territorio, y después fue el mediador.

En 1919, en La verdad histórica, en el exilio en Puerto Rico, Cipriano Castro escribió: "…la reunión de todas las potencias para atacar a Venezuela, bajo cualquier pretexto y por sorpresa, no podía ser sino contra la Doctrina Monroe, Venezuela era apenas un pretexto".

En realidad, querían probar la voluntad de EEUU para impedir una intervención europea en estos países y que pudiera amenazar su propia seguridad que, al fin y al cabo, era la que contaba.

Décadas después, en 1947, terminada la Segunda Guerra Mundial y ante la amenaza del "comunismo soviético", EEUU impuso el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que obligaba a todos los países a hacer un frente común ante cualquier agresión de una potencia extracontinental. Todos los firmantes pensaban en la Unión Soviética, pero sucede que el 19 de mayo de 1982 fuerzas británicas desembarcan en las Malvinas para desalojar a las argentinas que había recapturado esas islas, que 150 años antes había sido invadidas por Inglaterra. Nunca pensaron que esa "potencia extracontinental" pudiese ser Inglaterra. A pesar de las expresas disposiciones del Tiar, EEUU olvidó su compromiso con América Latina y con la doctrina y dio todo su apoyo a Inglaterra.

De nada sirvió apelar a la Doctrina Monroe. (Inexplicablemente, que sepamos, salvo México, ningún otro país ha denunciado ese tratado).

En fin, la susodicha doctrina siempre ha estado al exclusivo servicio de los intereses estadounidenses, como la concibió Adams en 1823. Bien ingenuo quien pensara que serviría para defender los de países latinoamericanos.

La especulación

En los años de la Segunda Guerra Mundial se desató aquí una oleada de especulación y de acaparamiento de diversos productos en el comercio local. Hubo necesidad de una regulación de precios y de crear una oficina de control. Que de algo sirvió en esos años.

Tiempo después, en 1975, fue necesario aprobar una ley para proteger al consumidor y se creó la Superintendencia de Protección al Consumidor. Pero al superintendente, coronel Oscar Álvarez Beria, se le ocurrió cerrar 1.892 comercios en 1976, incluida una poderosa cadena. Se había excedido, podía hacerlo con las pulperías, pero ¡ojo! ¡no más allá! Debió pagarlo caro. Aunque fue removido, los grandes empresarios no se conformaron, la ley fue modificada para que se ocupara de la educación y defensa del consumidor. La "educación" era lo fundamental. El nuevo Indecu nunca más cerró comercios donde especulaban y violaban esa ley.

Ahora estamos en otra época y existe otra ley. Es importante que se aplique, siempre ajustados a la misma y en forma transparente a la hora de tomar decisiones.

EEUU en Haití

A comienzos del siglo XX, EEUU invadió varias veces Haití, y en 1914 la ocupó totalmente durante 18 años con el pretexto de defender vidas y propiedades de norteamericanos ante disturbios internos; les impuso una Constitución, de suerte que la regresó a la época colonial. Sin embargo, los levantamientos populares de 1933 lo obligaron a abandonarla, pero antes los hizo suscribir un convenio mediante el cual ese país se convertía en un protectorado de EEUU.

Naturalmente que tales antecedentes son bien conocidos por quienes en Washington concibieron la "ayuda" a Haití como su ocupación, y han desplazado hasta 32 mil marines. De nada valieron las voces de Francia y las de Venezuela, Nicaragua y Bolivia; tampoco atendieron al silencio de la ONU ni al de la OEA, bastante elocuentes ambos. Impusieron sencillamente la ley del más fuerte, decididos a quedarse por largo tiempo.

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¿Por qué no se suministran los nombres de los beneficiados con la subasta de dólares y los montos recibidos por cada entidad? Nada satisfactorias las explicaciones.

Nos habían dicho que el pitcheo había sido reforzado, ¡¡y en los dos juegos les han conectado 33 hits, 21 carreras, 14 limpias, y cinco jonrones!! Aliñados con algunos errorcitos. Veremos si algo cambia hoy.

Con la aguda crisis de agua, la ausencia de lluvias, y sin embargo se ven tantas mangueras regando jardines. ¿Conscientes?

En el ranking de los 1.000 billonarios, en el puesto N° 897 con un billón 300, aparece el recién electo presidente de Chile: Sebastián Piñera. Es el N° 12 entre los más ricos de América Latina.

¿Será cierto que otorgaron cuatro licencias de emisoras a quien hasta hace poco fue gerente de una cadena radiofónica?.


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Eleazar Díaz Rangel

Periodista egresado de la UCV. Ganador del Premio Nacional de Periodismo y menciones en diversas especialidades. Es Director del diario Últimas Noticias desde el año 2001. Profesor titular jubilado de la universidad central de Venezuela, cuya escuela de comunicación social dirigió (1983-86). Presidente de VTV 1994-1996. Presidente de la asociación venezolana de periodistas.

 edrangel@grupo-un.com

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