Venezuela: Seguridad Regional y Carrera Armamentista

En los tiempos modernos la Seguridad ha dejado de ser una potestad exclusiva de un Estado, y los riesgos han adquirido perfil más planetario, lo que supone la necesidad de una mayor coordinación entre los actores estatales y sus contrapartes regionales. La lógica de la Guerra Fría, convirtió a la mayor parte del mundo en sujeto y objeto de los intereses de las superpotencias, imprimiendo celeridad a la distribución de equipamiento militar en los momentos en que se requería contrarrestar el avance del comunismo o sencillamente ampliar el rango de dominio soviético, así, la diplomacia fue construida sobre el número de satélites y sus posiciones estratégicas para desplegar los sistemas de armas de uno u otro bando. Es bien sabido, que los problemas internos y la presión occidental derrumbó la “caricatura” de socialismo soviético, pero no con ello los códigos geopolíticos heredados de la postguerra. Las bases norteamericanas en Turquía generaron la crisis de los misiles en Cuba en 1962, una acción que evidenciaba el desarrollo de la industria militar a niveles sin precedentes en la historia, si analizamos la capacidad de las armas de la Primera Guerra Mundial con las utilizadas en la Segunda, notaremos que la aparición del poder atómico no sólo supuso un cambio de relaciones en la tradicional aspiración de los imperios, sino que desencadenó la posibilidad del auto exterminio en la tensión de un ataque nuclear que podía iniciarse y desencadenar una reacción indetenible a escala planetaria.

Así, en tiempo reciente asistíamos a la instalación de un sistema de Radares y Misiles en el corazón de la Europa Oriental que evocaba la vieja máxima de Mackinder sobre el Hearth Land en la administración de George W Bush, una compleja relación de dependencia de la Europa postsoviética que ha llevado a conflictos como el de Kosovo claramente violatorio de los acuerdos del Acta de Helsinki y reavivando el polvorín de los Balcanes. Pero en una lectura general, varias potencias desafían el incuestionable dominio estadounidense cuando sus intereses estratégicos son alcanzados, Rusia por ejemplo ha reaccionado de forma contundente cuando Tbilisi ideaba una estrategia general para su ingreso en la OTAN a través de la ocupación de la separatista Osetia del Sur, lo que ha llevado a una movilización aplastante de los tanques rusos y ocupación de Georgia en una muestra de superioridad militar no vista en mucho tiempo en la Región, un claro mensaje de la no aceptación de que Occidente repita el caso de Kosovo en su área de influencia extendida en todo el Asia Central, con una respuesta tímida la Unión Europea sólo terminó por dar algunas palmadas a los rusos, mientras aguardaban el Gas fundamental para sobrevivir el invierno.

El hongo de la muerte en Hiroshima y Nagasaki sellaba la nueva historia militar de la humanidad, los efectos de la Guerra Fría profundizarían la aparición de la Bomba H, consigo, el desarrollo de escudos antimisiles y hasta una fabulación de la Guerra a escala estelar que sería llevaba al cine como Guerra de las Galaxias. La frase clave para este proceso fue: “carrera armamentista”, que no sólo llevaba al diseño de nuevos equipos militares, sino que incluía los satélites y hasta la carrera por el control del espacio sideral, así la mayor parte de los movimientos políticos a nivel mundial terminaron permeados por esta confrontación, así se sucedieron repetidas invasiones en distintas partes del globo, conocidas como Guerra de Vietnam, Guerra de Corea, entre otras, que aún hoy mantienen sus secuelas.

La mayor parte de los países del llamado “tercer mundo” recibieron equipamiento militar, de una industria que para los Estados Unidos se convirtió en negocio próspero al consolidar su complejo industrial – militar. América Latina quedó suscrita en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, donde los Estados Unidos asumió abiertamente el tutelaje militar en caso de amenazas extra- continentales, fundamentalmente de tipo “comunistas” que significarán un viraje a su posición estratégica en el hemisferio, hasta la Guerra de las Malvinas en 1982, el TIAR había funcionado como cobertura de invasiones y de lineamientos en la política de Seguridad Regional, pero, ante los intereses de los Británicos, terminó de lado, evidenciando que su fundamentación respondía a la Guerra Fría. Algunos países de la región recibieron equipamiento avanzado en la medida que sus sistemas políticos respondían al modelo occidental, garantizando la defensa de éstos, mediante un proceso triple que incluía paquetes de ayuda militar, formación militar y venta de armas, generalmente de segunda generación. Venezuela obtuvo en 1983 un total de 24 aviones caza F-16, que lo convirtieron en el único país de la región con este tipo de aviones hasta la compra de 46 aviones por parte de Chile en 2005, aunque algunos de estos últimos son aviones de segunda mano adquiridos de Holanda, Venezuela ha sido un importante proveedor de petróleo de los Estados Unidos y hasta la crisis del 89 se mantenía como un modelo estable de democracia liberal, aunque las condiciones internas fueron deteriorándose en un país contrastante entre su riqueza petrolera y los niveles de marginalidad acumulados en el modelo de democracia representativa.

Las relación entre las fuerzas armadas de Venezuela y la de los Estados Unidos, al igual que el resto de la región se expresó con misiones permanentes asentadas en los propios comandos, pero tuvo su epicentro en el Western Hemisphere Institute for Security Cooperation o mejor conocida Escuela de las Américas, donde se formó una buena parte de la oficialidad latinoamericana, mucha de ella, vinculada a crímenes contra los derechos humanos en sus guerras contra las insurgencias como lo demuestran las actuaciones de Hugo Banzer en Bolivia o el reciente golpe de estado encabezado por el General Romeo Vásquez en Honduras. Esta oficialidad no sólo participó en sangrientos Golpes de Estados, sino que fue la encargada de convertir en propia la doctrina fundamental de los Estados Unidos de Seguridad Nacional, así la mayor parte de los movimientos emergentes en la Región con o sin filiación marxista, fueron reprimidos, encarcelados o torturados bajo el amparo de regímenes pseudo democráticos o dictatoriales abiertamente. En Venezuela, este proceso de operaciones antiguerrillera tuvo su localización en diversos puntos montañosos del país, donde se desplegaron los T. O., Teatros de Operaciones, que servían de escenario para los interrogatorios de líderes campesinos, o militantes de los ilegalizados PCV o MIR.

Con el ascenso de Hugo Chávez al poder, las relaciones con los Estados Unidos se tensaron, sobre todo en el clima del nacionalismo reclamado por Chávez en la reconstrucción de la V República, que suponía un proceso de reestructuración de la institución militar de donde proviene, también asolada por una serie de escándalos de corrupción que iban desde la compra de la “chatarra militar” por Cecilia Matos, la repotenciación de los tanques AMX 30, los ascensos militares decididos en los plenos del bipartidismo o la simple bufonada de Blanca Ibáñez al vestirse con el uniforme de las Fuerzas Armadas Venezolanas, toda una suma de elementos decadentes que agregada la obsolescencia de los equipamientos militares, reducía el papel de la Fuerzas Armadas a los intereses partidistas. Las primeras acciones soberanas emprendidas por Chávez, llevaron al endurecimiento de los Estados Unidos en el sector militar, una respuesta a la expulsión de sus técnicos en Fuerte Tiuna, incluyó el desconocimiento del contrato de los F- 16, donde el primero debía garantizar los repuestos y actualización de los equipos. Los principales poseedores de estos aviones después de su casa Matriz son Israel y Turquía, aliados fundamentales de los Estados Unidos, ello refiere del nivel de alineación ejercido desde Washington.

En este proceso de actualización de sus equipos militares, Venezuela trató de negociar con la estatal Embraer aviones Super Tucanos como parte de la sustitución de los Tucanos, adquiridos a la misma empresa, y de los cuales varios países de la Región son poseedores, son aviones utilizados para el entrenamiento de los pilotos, en vista de las complicaciones presentadas en las negociaciones por la tecnología estadounidense presentes en este modelo al igual que el modelo español CASA C-295, Venezuela optó por diversificar sus compras como parte de su estrategia en la Nueva Doctrina Militar, que llevó a la adquisición de aviones K 8, que cumplen doble función: Entrenamiento y Ataque Ligero, con una solicitud de 18 aviones de este tipo, que contribuyen a reforzar la formación de los pilotos venezolanos y prestar apoyo en tareas cotidianas de reconocimiento en zonas de climas accidentados.

Para actualizar su fuerza aérea, Venezuela negoció la compra de 24 Aviones Caza de Cuarta Generación Sukhoi 30, completando un ciclo de compras que incluyó la adquisición de 100 mil fusiles AK 103, que sustituyen los FN FAL de origen belga y producido en la década del cincuenta, fusiles obsoletos para las tareas que requieren diariamente los soldados venezolanos en la extensa frontera con Colombia además de tareas en zonas donde opera la minería ilegal. En total, las compras a la Federación Rusa incluyen Helicópteros MI – 17 y MI – 15, con funciones de transporte y carga, además de la negociación de tanques T-72 y T-78 que permitirían fortalecer los batallones de blindados y que son un punto de fuerza para la defensa de Venezuela. Incluiríamos también las intenciones de adquirir un sistema de radares chinos, para fortalecer el control sobre el espacio aéreo venezolano, estos equipos se corresponden a una visión más integral que incluye transferencia tecnológica, diversificación de los proveedores y la posibilidad de no hacer compras nerviosas, sino de construir un sistema defensivo que en sentido global apunta a un sistema de armas totalmente operativo y de respuestas a las amenazas que diariamente enfrente la nación. Esta noción de “Weapon System” se complementa con la adquisición del satélite Simón Bolívar además de la formación de los técnicos y operadores de los equipos militares, razones que justifican la donación de los Dassault Mirage 5 al Ecuador que podrá tenerlos operativos hasta el 2013 aproximadamente, se debe aclarar que algunas armas como los Fusiles de Asalto Liviano no fueron desincorporados sino reasignados a los cuerpos de milicias que no son regulares, pero forman parte de la defensa y son operativas en diversas situaciones como desastres naturales, procesos electorales o si se requirieran en conflagraciones bélica además de otras especificaciones, su creación aparece reflejada en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en su artículo 05 como profundización del artículo 322 que responsabiliza a los venezolanos y venezolanas de la defensa del país.

Luego de precisados algunos equipos militares adquiridos por Venezuela, la pregunta sobre si América Latina se encuentra en una carrera armamentista, carece de sentido en la contradicción de los Estados Unidos, que ha firmado con Colombia un acuerdo de instalación de bases militares, cuyas tareas exceden sus propias fronteras y les permitiría tener control sobre los puntos clave de la Región: Los acuíferos, los hidrocarburos, la Amazonía. La reactivación de la IV Flota desaparecida hace más de 4 décadas, y el reposicionamiento ante la salida en Manta, llevan a reflexionar sobre los graves efectos que tiene para la Región la presencia militar norteamericana en la réplica de la doctrina de Guerra Preventiva usada por Israel y ensayada por Colombia contra Ecuador. Si analizamos con detalles, de los países compradores de armas en la Región, Venezuela no figura como el primero, caso contrario, si analizamos los países que reciben ayuda militar norteamericana, donde Colombia aparece reflejada en los primeros lugares a través del Plan Patriota.

Colombia tiene un conflicto armado que no sólo se libra al interior de su territorio, sino que implica a sus vecinos, que deben destinar mayor número de efectivos militares en sus fronteras para evitar la violación de su soberanía, además de la lucrativa industria del Narcotráfico que tiene su principal mercado en Estados Unidos, lo que lleva a utilizar a Venezuela como principal puente vía terrestre, marítima o aérea. Las consideraciones geográficas son importantes para el análisis, la posesión de casi el 25 % del Mar Caribe para la República Bolivariana de Venezuela, implica una responsabilidad mayor en el patrullaje y custodia de sus recursos naturales y la seguridad de sus ciudadanos. Mientras revisamos la actualización de las fuerzas armadas venezolanas para las tareas diarias de combate contra flagelos, como grupos irregulares, narcotráficos, contrabando, revisamos que las nociones de Defensa Integral privilegian, en una nueva relación, producto de una doctrina que redefine el papel de lo militar y lo civil, no se trata de una sociedad militarizada como pretende hacerse entender, se trata de una incorporación de las instituciones del Estado incluyendo la militar para alcanzar las garantías fundamentales de los ciudadanos que no sólo se ubican en la custodia de la integridad territorial sino en el desarrollo integral del país para lograr su soberanía plena.

La Seguridad Regional no se encuentra en riesgo por las compras de armas hechas por Brasil, Chile o Venezuela, está ligada a la desestabilización que le imprime a la región la poca transparencia de acuerdos como el de Colombia, que no sólo ponen en juego la relación de fuerzas, sino que importa nuevas doctrinas no tradicionales en la Región, donde a pesar de los conflictos de reclamos territoriales, excepto el Conflicto del Cenepa en el 95, no ha llevado a desbordamientos militares. El fortalecimiento de organizaciones supranacionales como UNASUR es una clave para contener los desafueros y provocaciones que se gestan a diario en el teatro geopolítico regional, hay dos riesgos claros: la balcanización (ensayada con Bolivia) y la invasión, lo que lleva a resituar el papel de la cooperación militar que no puede ser reducida a tareas de formación conjunta o de simulacros, en una nueva relación de equilibrio el papel de las fuerzas armadas no es sólo mantener el orden interior como le fue asignado en la doctrina de seguridad nacional, sino de contribuir al desarrollo nacional, además de la cooperación en flagelos que afectan a nivel global y en un nivel más complejo consolidar una política de seguridad regional autónoma que conlleve a una doctrina militar que evite situaciones como las presentada en Honduras en la primera década del siglo XXI.


*Prof. Universidad Bolivariana de Venezuela


jfortique@yahoo.es


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José Fortique*


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