Un aporte al próximo Congreso de la UNT

La osadía de Chávez

“El fenómeno de la dualidad de poderes… ¿se halla en
contradicción con la teoría marxista del Estado, que ve
en el gobierno el comité ejecutivo de la clase dominante?”

“Este es un Gobierno Obrerista”. Así lo ha dicho Chávez. Y solo decirlo constituye una osadía en un mundo que ya con la caída del deformado bloque soviético transitaba un proceso de mundialización del capital, tan intenso y en ofensiva, que algunos se atrevieron a caracterizarlo como un proceso que aperturaba una nueva época histórica, mucho mas agresiva y bárbara, que dejaba corto los estudios de Lenin sobre la fase imperialista del capitalismo.

Bienvenida esa osadía. Ningún presidente hoy, exceptuando el nuestro se atrevería a decirla. Ni siquiera Lula, el obrero metalúrgico del ABC de Sao Paulo.

I

Históricamente, lo más parecido a un gobierno obrero fue la experiencia de gobierno obrero y campesino establecido en los primeros años de la Revolución Rusa de Octubre, el cual estuvo tensionado por dos factores claves: uno, la gran camada de revolucionarios marxistas, organizados en un partido encabezado por Lenin y dos, las resucitadas organizaciones clasistas de obreros campesinos y militares que se constituyeron en soviets y que provenían de una primera gran experiencia insurreccional en 1905, un levantamiento derrotado y masacrado que Lenin tuvo la “osadía” de denominarlo “La Revolución de 1905” y que él visualizó como preámbulo de otras revoluciones.

En términos clasistas el gobierno obrero es la formulación en carne y hueso que toma posición con relación a la contradicción Capital vs. Trabajo, de la cual se desprende su opuesto, también de carne y hueso, el gobierno burgués. La denominación del gobierno y la precisión de su formulación, de acuerdo al carácter de clase, no era solo una discusión teórica sobre el sujeto revolucionario que se desprendía de las elaboraciones inscritas en el Manifiesto Comunista y en las bases fundacionales de la primera Asociación Internacional de los Trabajadores, sino que ésta estaba marcada por una realidad expresada en la organización y movilización multitudinaria de los trabajadores en su lucha por ganarle espacio al capital y que por su fuerza se planteaba la cuestión del poder en su forma y contenido. De esta lucha, que tuvo su centro en Europa, los trabajadores de hoy heredamos el grueso de las conquistas laborales que disfrutamos, incluida la jornada de ocho horas, y que en su totalidad vienen siendo atacadas por la expresión neoliberal del capitalismo para su liquidación. Valga mencionar que una de las mayores conquistas en peligro y ya privatizada en varios países, son los fondos de jubilaciones y pensiones de carácter público, cuyo acumulado en términos de capital están en juego diariamente y representan más de la mitad de las transacciones especulativas que se hacen en el mercado financiero internacional. Lo paradójico de esto, es que los trabajadores del mundo, de manera objetiva, pero inconsciente, sostenemos en parte la sobrevivencia del capitalismo desde su inicial crisis terminal constatada en su propia confrontación y que colocaba en vigencia la opción entre Socialismo o Barbarie: la Primera Guerra Mundial.

II

En un mundo con rasgos acentuados de barbarie, donde los dueños del gran capital han mantenido la prominencia de su poder a costa de la descomunal destrucción de dos de los componentes del trípode que conforman las fuerzas productivas del planeta, es decir, revoluciones tecnológicas (la mayoría surgida de la industria de guerra) en detrimento del hombre y el medio ambiente, la inclinación clasista de Chávez constituye un hecho a reivindicar, mas aún, cuando no se trata de un mero acto retórico, sino que es parte de un accionar de acompañamiento que toma partido en la contradicción Capital vs. Trabajo desde un país petrolero y estratégicamente ubicado. Nada sencillo en estos tiempos, cuando el mantenimiento de la tasa de ganancia, por parte de las 200 empresas transnacionales más grandes del mundo, es una prioridad secundaria con relación a la lucha por el copamiento de un mercado internacional cada vez más finito y que les permitiría, por la vía de la destrucción de economías nacionales, controlar y apropiarse de fuentes de agua dulce, tierras fértiles, energía, biodiversidad, factores básicos de capital para la vida, que ya han entrado en un proceso de escasez y extinción vertiginoso. Incluso, mucho más difícil, cuando el gobierno imperialista más cercano a nuestro país es arma de ejecución del gran capital para actuar más expeditamente, a través de intervenciones militares, en la consecución de sus actuales objetivos. O lo copan comprando gobiernos o lo copan por la fuerza. Dentro de esta lógica imperial, hoy prevaleciente en el mundo, transita la revolución bolivariana.

III

Pero Chávez es aún más osado. Mucho más allá de la inclinación obrerista, su gobierno está sometido a la presión y lógica de clase que debe dirimir toda revolución o contrarrevolución: el tránsito del poder de manos de una clase a otra . La revolución bolivariana no se salva de esas presiones que están mediadas por factores políticos que toman partido en un proceso de dualidad de poderes que brota de las contradicciones del Estado y que trasciende fronteras nacionales. Precisamente, este tránsito impulsado por la disposición de cambio de pueblo oprimido que caracteriza el proceso bolivariano y que Chávez lo empieza a calificar como SOCIALISTA, ya implica, estrictamente y para ser consecuente con lo dicho, un debate entre él mismo (y de todos) que lo está conduciendo a fortalecer el contenido social del gobierno bolivariano y a revolucionar el poder que preside a fin de evitarse el papel fatal de convertirse en árbitro entre los dueños del capital y los distintos sectores del pueblo explotado.

Chávez ha tomado partido, pone puntos sobre las íes y define un norte, o más bien SUR, que empalma con una revolución llena de voluntad de cambio en sus bases y que no cabe en el marco nacional; algo muy serio, digno de emular y urgente debate entre el accionar revolucionario para hacerlo consciencia. Se trata del transito de un proceso nacional victorioso que por su potencial archidemocrático, además de su contundente y multitudinaria respuesta ofensiva y defensiva, se ha ganado inmensas simpatías en los pueblos del mundo.

Los aportes de Chávez catalizan el recorrido revolucionario, pero arrastramos deficiencias urgentes que no terminamos de afinar, que son parte de procesos orgánicos, de elaboración y debate del pueblo bolivariano y sus sectores más conscientes en cuanto al modelo de transición, carácter, contexto, sujetos, programa y que están pendientes como síntesis a resolver:

  • La construcción de fuertes organizaciones democráticas de trabajadores, populares, campesinas e indígenas que en lucha por la demolición del viejo Estado se conviertan en los cimientos de la nueva institucionalidad revolucionaria y en los pivotes de la defensa integral del proceso.
  • Un plan de transición revolucionario que le gane espacio a la lógica del capital y que por la vía del ejercicio refrendario, como hecho cotidiano y expedito, sea ejemplo de debate y decisión democrática para todo el mundo. Por supuesto, un plan de transición revolucionario tiene que responder al carácter social del proceso, tiende hacia una salida socialista y seria imposible que cada uno de sus puntos contentivos sufrieran derrotas refrendarias.
  • Y la conformación de una plataforma revolucionaria compuesta por los diversos factores políticos y sociales organizados, comprometidos con el proceso, que planifique, evalúe, aporte y movilice en función de su direccionalidad.

IV

En el mundo globalizado de hoy ya no se puede ser consecuentemente nacionalista sin ser revolucionario, esto implica una praxis internacionalista que busca salidas en defensa de la humanidad y del planeta desde lo nacional o local. Podríamos inferir, y cada vez se hace más evidente, que los procesos revolucionarios no tienen sentido dentro de los pequeños límites nacionales, ni siquiera el desarrollo endógeno frente al poder de las grandes transnacionales y la competencia interburguesa que se da en los países del continente, menos aún la defensa de un proceso como el bolivariano, que pecaría de irresponsable si no aprovechara sus potenciales raíces nuestramericanas y las simpatías que ha venido sumando en otros pueblos del mundo.

Hasta ahora el balance nos favorece, el accionar del gobierno y, principalmente, de Chávez prefigura una línea anticapitalista expresada en hechos que se puede constatar en la política exterior, insuficiente para algunos sectores revolucionarios, pero descomunal con respecto a lo que se ha realizado en los últimos tiempos. El socialismo pasa por una lucha larga contra el capital mundial y pareciera que estamos en los anuncios de una crisis del modelo capitalista global, habría que estudiar hasta que punto nuestro proceso, iniciado en febrero del 89, es una consecuencia de los umbrales de un nuevo ciclo de crisis que está por manifestarse en mayor profundidad a mediano plazo. De confirmarse una tendencia en este sentido estaríamos en los albores de una coyuntura mundial donde la propuesta estratégica del Socialismo, llena de pueblos en rebelión, constituiría la única salida ante la Barbarie que significan los planes del imperialismo para resolver su crisis energética, de agua, monetaria y financiera, de inmensos presupuestos militares, déficit fiscales y deudas insostenibles, entre otros y que en el argot de los economistas han graficado como la gran “burbuja económica mundial a punto de estallar”.

V

De acuerdo a lo anterior, nuestra revolución depende de la coyuntura internacional; la intensidad de su crisis marca nuestros ritmos y nuestra incidencia, es decir, profundización a lo interno y de osadía en lo internacional con una clara política anticapitalista, de lucha a fondo contra la actual tendencia en el mundo de apertura de la fronteras nacionales a favor de los flujos internacionales de capitales e intereses comerciales, revirtiéndola hacia una política que abra las fronteras de los pueblos al libre intercambio e impulso de economías solidarias y alternativas propias de sus demandas y sueños. De aquí nuestras propuestas:

  • Constituyente Continental de los Trabajadores y los Pueblos

Todavía estamos en proceso constituyente, algunos dicen que se abrió el 27F-89, pero tuvo su mayor productividad teórica previo y durante la Asamblea Constituyente, muchos eran concientes en ese periodo que ese debate era opuesto a la Constituyente Hemisférica que se da a espalda de los pueblos y que su máxima concreción son los Tratados de Libre Comercio que avanzan de manera bilateral entre los gobiernos bajo el tutelaje de los grandes dueños del capital mundial. Hoy sería limitado un proceso de lucha contra lo constituido únicamente en Venezuela, cuando necesitamos que nuestro proceso revolucionario con todo su ejercicio y experiencia se coloque ha disposición de las organizaciones de clase del continente y logre hacer de la solidaridad la herramienta principal de las luchas. De allí, esta propuesta que permita unificarnos haciendo, movilizándonos, consolidando parte de las iniciativas que ha adelantado Chávez en el continente y otras que, con todo respeto, nos atrevemos a plantearles vinculadas al proceso constituyente:

  • Acción Continental contra el ALCA
  • Lucha por una Seguridad Social Pública, Universal y Solidari
  • Nacionalización de los Fondos de Jubilaciones y Pensiones, liquidación de las administradoras privadas y promoción de un debate mundial que transparente la especulación financiera que se hace con el salario futuro de los trabajadores del mundo en el mercado financiero internacional.
  • Disminución de la Jornada Laboral como parte de la solución al problema del desempleo y el trabajo precarizado
  • Impulso al Banco del Sur y debate sobre la participación de las Cajas de Ahorro y Fondos de Pensiones de los trabajadores del continente con representación en su directiva.
  • Convocatoria de un Congreso Mundial de Investigadores Militantes Anticapitalistas que caracterice la situación económica internacional en el marco de la contradicción Capital vs. Trabajo y que evalúe la factibilidad de sacar de la lógica del capital recursos naturales renovables y no renovables, como el petróleo y el agua, que son patrimonio de toda la humanidad.

“Otro Mundo es posible”, si somos capaces de luchar por generar una tendencia anticapitalista entre los pueblos del mundo que instale la dualidad de poderes y la alternativa socialista en el desorden económico internacional.

Juan Garcia
Luis Villafania
Roland Denis
Luis Damiani
Joes Manuel Toro
Guillermo Olivares



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