Estamos mal y vamos peor. El salario (III)

En los dos artículos anteriores de esta serie tratamos como los fundamentos de la llamada teoría Neoliberal no son sino el remake del llamado liberalismo, conjunto de argumentos esgrimidos por los defensores de la dominación burguesa y que sirvieron de soporte parar ejercerla. Asimismo afirmamos que la política económica de quienes manejan esta área dentro del equipo de gobierno, está determinada por esta ideología burguesa en la que fueron formados académicamente, y colocamos como primer ejemplo el manejo, o la falta de él, de los precios.

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Abordaremos ahora otro aspecto vital de la ideología Neoliberal que es el tema del salario de la clase trabajadora.

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BAJOS SALARIOS, OBJETIVO FUNDAMENTAL DEL NEOLIBERALISMOP

Este constituye uno de los mayores costos dentro de los procesos de producción y distribución de bienes y servicios. En una economía capitalista, signada por el lucro desmedido, podemos afirmar que el objetivo central de los capitalistas es pagar lo menos posible por la mano de obra. En efecto cada bolívar que se le pague a un obrero e empleado es un bolívar menos que ingresa a sus ganancias.

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En nuestro país desde que se comenzaron a implantar las políticas neoliberales el rebajar el salario ha sido su norte.

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Así vemos como en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez una de las primera medidas tomadas por los Iesa boy´s fue la de hacer una brutal depreciación de la moneda de más del 500% de un golpe, que no hizo otra cosa que reducir drásticamente el ingreso nominal real medido en divisas extranjeras y la capacidad adquisitiva medido en bienes en un país con una altísima importación de los mismos. Por supuesto eso no afectó en forma tan impactante a los grandes capitalistas porque se limitaron a elevar los precios ajustándolos a los nuevos valores de las divisas.

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En el gobierno del dúo neoliberal de Caldera-Petkoft se fue más allá, a la constante política de devaluar la moneda se sumó la nefasta decisión d eliminar las prestaciones sociales de los trabajadores, para de esta forma beneficiar a las clases capitalistas, fundamentalmente a las grandes transnacionales que desde el gobierno de CAP había iniciado el proceso d copar nuestra economía.

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En este gobierno, el equipo económico ha mantenido la continuidad de disminuir aún más los salarios para beneficiar a los dueños de las empresas. Es así como vemos en la actualidad que el salario mínimo es de apenas 9 dólares mensuales, (Que no alcanzan para absolutamente nada) un verdadero crimen en contra del trabajador, máxime cuando en países sin tantos recursos e ingresos y recursos como el nuestro como Colombia o Ecuador, por poner unos simples ejemplos, el salario mínimo ronda los 300 dólares mensuales ¡UNAS 33 VECES MÁS ALTO! Esto hay que resolverlo de inmediato. No se puede seguir así.

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LOS VENEZOLANOS SOSTENEMOS LAS ENORMES GANANCIAS DE LOS CAPITALISTAS

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Como avestruces que pretender ignorar esta realidad, voceros del gobierno arguyen descaradamente que si bien el salario nominal es bajo, el real, es decir el poder adquisitivo del trabajador es mucho mayor, tanto por los bajísimos o casi inexistentes precios de productos y servicios públicos como la gasolina, la electricidad, la educación, el metro, etc., sumándole los que el gobierno reparte en las llamadas cajas de los CLAP y en los numerosos bonos como el de carnaval, independencia etc., que reparte periódicamente.

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Esta es una falacia cuando se habla de que las cajas de los CLAP, la gasolina, la luz, etc. forman parte del salario real y las financia el gobierno. En realidad eso no es así, no lo financia el gobierno sino los venezolanos con un dinero que se extrae del presupuesto nacional para compensar los salarios de hambre.

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EL CLAP, INVENTO NEOLIBERAL

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Es decir, cada bolívar que se dedica a los CLAP o a los bonos para los trabajadores es un bolívar menos que el gobierno destina a satisfacer las necesidades de la población en salud, en educación, en el funcionamiento del Estado, etc., y es un bolívar más que ingresa en las arcas de los capitalistas. Esta fue la misma razón por la que existieron políticas parecidas en el segundo gobierno de CAP y en Brasil, por mencionar algunos ejemplos similares a los CLAP.

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En realidad de esta manera los venezolanos estamos financiando el enriquecimiento grosero de los capitalistas en detrimento de nuestra calidad de vida.

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Entiéndase, no estamos en contra de repartir cajas de CLAP a los sectores más necesitados, como madres no trabajadoras jefas de familia, incapacitados, pensionados, etc., pero el salario de los trabajadores debe ser lo suficientemente digno para cubrir sus necesidades. Y si acaso, además de cancelar un sueldo adecuado, se debería implementar un mecanismo en el que los empresarios cancelen las cajas de CLAP que reciben sus trabajadores.

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Igual sucede con los servicios públicos, el hecho de que el Estado (es decir nosotros) los subsidie a precios ridículos para volver más ricos a los empresarios, en realidad se traduce en menores ingresos parar las empresas y organismos que los prestan, ocasionando un deterioro acelerado de sus activos con las consecuentes fallas recurrentes, como lo apreciamos en el servicio de energía eléctrica o en el Metro.

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BAJAR LA CALIDAD DE VIDA PARA QUE NO SE EXIJAN MEJORES SALARIOS

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Pero la lucha por rebajar el salario va más allá de solo disminuir el valor monetario del mismo. Se trata de disminuir el nivel de necesidades para de esta forma lograr que el trabajador no tenga mayores aspiraciones y por ende no reclame mejores sueldos.

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Eso se logra disminuyendo la calidad de vida. Bajo esta óptica no es casualidad ver el progresivo deterioro del entorno de nuestras ciudades con calles deterioradas, semáforos inservibles, servicios públicos con pésimo funcionamiento como la CANTV o CORPOELEC, escasez de bienes básicos de la vida diaria, incluyendo, increíblemente, a la gasolina. Por no mencionar el estado deplorable del transporte público.

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Tuve oportunidad de reflexionar sobre eso cuando por motivos de salud de un amigo visité en horas de la noche el Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria y pude apreciar el estado de total deterioro en el cual está sumido, pasillos sin casi iluminación, hediondos a orín rancio, sin agua, con solo un ascensor funcionando, y para de contar, una verdadera película de terror que no creo que ni siquiera Biafra en sus peores momentos vivió algo así.

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Lo peor es que cuando salí vi decenas de personas en las afueras por si hay que hacer algún examen o buscar un medicamento, durmiendo o esperando en el suelo al aire libre, haciendo sus necesidades en donde mejor pudiesen y en los rostros de ellos no pude apreciar indignación, ni siquiera resignación, para ellos este estado de cosas ES NORMAL. Menos mal que no han ido, no a un hospital del exterior, sino a una clínica privada, porque seguramente esa conducta variaría.

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Se podrá decir que ese hospital es una excepción. Pero no es así, visite el Pérez Carreño y si bien todavía hay algunas áreas presentables gracias al trabajo de recuperación hecho bajo el gobierno de Chávez, hay servicios vitales que sencillamente no funcionan y se nota una deserción masiva de especialistas de experiencia.

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O, como en el caso de un Gobernador de la región Centro Occidental el cual ante los reclamos de una población que pedía la distribución de gas, les contestó que cocinaran con leña. Es decir, el sueño más dulce de un neoliberal.

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Claro, mientras peor se viva, menos se reclamará un salario digno.

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EL PORQUE CAYÓ LA PRODUCCIÓN PETROLERA

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En ese mismo orden de ideas se puede analizar la caída de la producción petrolera, que pasó, inexplicablemente, de una producción de cerca de tres millones de barriles diarios a si acaso un millón diarios.

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Es inexplicable porque además de tener las reservas más grandes del mundo, tenemos una infraestructura para mantener dicha producción y una empresa con personal capacitado para mantenerla.

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La única viables es que al bajar la producción a esos niveles se bajan igualmente los ingresos del Estado y por ende se bajan los sueldos, salarios y demás beneficios como los seguros de los empleados públicos, marcando la pauta de los ingresos de los trabajadores del sector privado, todo ello para aumentar las ganancias de los capitalistas.

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Es así como queda patente que la política salarial impuesta por el equipo económico es de corte neoliberal, y salvaje además.



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Carlos Enrique Dallmeier


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