Conferencia Internacional del Trabajo, 110.ª reunión, 2022
1. Los procesos de cambio transformadores que están afectando al mundo del trabajo, que fueron a la vez el telón de fondo y la razón de ser de la iniciativa del centenario de la OIT relativa al futuro del trabajo, tomaron un nuevo y dramático rumbo en 2019. La pandemia de COVID-19, que todavía persiste, golpeó con fuerza la economía mundial, destruyendo el equivalente a 255 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en 2020, y el posterior proceso de recuperación ha sido desigual e incompleto. Gracias a su mayor capacidad presupuestaria y al acceso a las vacunas, las economías adelantadas han logrado reponerse con solidez. En cambio, gran parte del mundo en desarrollo y emergente, gravemente desfavorecido en ambos aspectos, se enfrenta a dificultades para reparar los daños sufridos. 2. La consecuencia general de esta coyuntura es un estancamiento del mercado laboral mundial con 22 millones de puestos de trabajo menos que antes de la pandemia. Este indicador, por sí solo, es motivo de gran preocupación, pero, si se desglosa, aflora otro problema aún más grave, a saber, la enorme diferencia de crecimiento y trayectorias de los mercados de trabajo entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo. Desde este punto de vista, es probable que al impacto inmediato de la COVID-19 en el empleo y los ingresos (cuatro veces mayor que el de la crisis financiera mundial de 2008) se sumen otros efectos a largo plazo, que, en resumen, intensifican las desigualdades de un mundo ya peligrosamente desigual. 3. Las repercusiones socioeconómicas de la invasión de la Federación de Rusia a Ucrania en febrero de este año han provocado nuevas perturbaciones en el mundo del trabajo y agudizado de forma considerable la incertidumbre y los riesgos a que hacen frente millones de trabajadores y las empresas que los contratan. Los numerosos conflictos que se desarrollan en diversas regiones provocan sufrimiento y penurias, y demuestran y recuerdan el vínculo indisociable que existe entre la paz y la justicia social, pero la guerra que se disputa en Ucrania, por su naturaleza y contexto más amplio, entraña implicaciones sin precedentes para la economía mundial. 4. Además de la destrucción provocada en Ucrania y de las perturbaciones en los países vecinos, entre otras cosas por el desplazamiento masivo de personas, el conflicto podría ocasionar una crisis mundial de tres dimensiones: alimentaria, energética y financiera. 5. Según estimaciones de las Naciones Unidas, 1.700 millones de personas viven en las 107 economías que están «gravemente expuestas» a al menos uno de los tres canales de transmisión de las crisis; de ese total, ya 553 millones viven en la pobreza y 215 millones están desnutridas. 6. En lo que a los alimentos se refiere, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura informó en abril de que los precios habían aumentado en un 34 por ciento con respecto al año anterior y que estos habían alcanzado un nivel sin precedentes. Debido a las interrupciones en el suministro de fertilizantes, se han revisado a la baja las estimaciones del rendimiento agrícola hasta en un 50 por ciento. Asimismo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha puesto de manifiesto la correlación histórica que existe entre las alzas de los precios de los productos básicos agroalimentarios y los disturbios civiles. 8 Países menos adelantados: crisis, transformación estructural y futuro del trabajo Pandemia, conflicto y crisis en el mundo del trabajo 7. Por lo que respecta a la energía, la perturbación de los mercados internacionales ha provocado una volatilidad extrema de los precios, en particular los precios del petróleo y el gas natural, que han llegado a superar casi en un 50 por ciento sus niveles de principios de año, cuyas consecuencias para las transiciones hacia las fuentes de energía renovables y la expansión de la energía nuclear son todavía inciertas. 8. Los mercados financieros, según declaran las Naciones Unidas, se encuentran «al borde de una crisis mundial de la deuda». Incluso antes de la COVID-19 y la guerra en Ucrania, los países en desarrollo destinaban el 16 por ciento de sus ingresos por exportaciones al pago del servicio de la deuda. Ahora, a raíz de los gastos excepcionales para mitigar el impacto de la pandemia y ante el repunte de la inflación, tasada en un 5,2 por ciento el año pasado, y los consiguientes aumentos de los tipos de interés, el 60 por ciento de los PMA y otros países de ingresos bajos corren un alto riesgo de sobrendeudamiento o ya se encuentran en esa situación. A modo de ejemplo de la interrelación existente entre estas tres dimensiones de la crisis, cabe destacar que los costos crediticios para los países en desarrollo importadores netos de alimentos son ahora dos puntos porcentuales superiores a los de los países exportadores netos de productos alimenticios. 9. A los ojos de muchos, el concurso de circunstancias actuales conforma la tormenta perfecta que se abate sobre la economía mundial. Al igual que muchos fenómenos meteorológicos extremos, esta tormenta es más violenta y devastadora que las anteriores y amenaza con echar por tierra los decenios de progresos logrados en las condiciones socioeconómicas. Desde 2019, unos 77 millones de personas adicionales han caído en la pobreza extrema; 117 millones de personas adicionales padecen hambre, y, tras décadas de grandes avances, el trabajo infantil va en aumento. 10. Esta tormenta ha golpeado justo cuando la comunidad internacional estaba por iniciar un decenio de acción para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que conforman la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Al renovarse el compromiso en favor de la Agenda 2030, se reconoció que los progresos realizados desde su adopción en 2015 habían sido, a todas luces, insuficientes para cumplir los objetivos establecidos y que debían intensificarse los esfuerzos desplegados. La pandemia y la crisis tridimensional desencadenada por la guerra en Ucrania han hecho que ese gran desafío sea si cabe más colosal. Sin embargo, debe hacerse todo lo posible para salvar los ODS, y no renunciar a ellos. 11. El mandamiento de «lograr los Objetivos en la fecha prevista, el año 2030, sin dejar a nadie atrás» es fundamental para la finalidad general de la Agenda 2030 y para acabar con la pobreza. También está estrechamente relacionado con el mandato de justicia social de la OIT. Este compromiso con las personas más rezagadas o que podrían quedar más rezagadas exige que, en el ámbito nacional, se atienda en particular a los grupos más desfavorecidos del mercado de trabajo y que, en el ámbito internacional, se preste especial atención a la situación y las necesidades de los PMA. 12. En vista de las graves dificultades a que se enfrenta el mundo del trabajo y con ocasión de la Quinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados, resulta conveniente centrarse en este grupo de países y evaluar la contribución de la OIT a su desarrollo sostenible. Países menos adelantados: crisis, transformación estructural y futuro del trabajo
La OIT, con arreglo a lo dispuesto en el punto 4 del párrafo 497 del informe de la comisión de encuesta; d) solicitó al Director General que colaborara con el Gobierno a efectos de la plena aplicación de las recomendaciones de la comisión de encuesta, de la aplicación efectiva de los Convenios núms. 26, 87 y 144 en la legislación y en la práctica del país y de la prestación de asistencia técnica en apoyo a este proceso, así como con respecto a la posibilidad de designar a un Representante Especial del Director General, para marzo de 2022; e) solicitó al Director General que presentara un informe, en su 344.ª reunión (marzo de 2022), sobre las acciones que este hubiera emprendido, las medidas mencionadas en los apartados c) y d) y las iniciativas adoptadas al respecto, así como información pertinente sobre las posibles medidas para garantizar el cumplimiento por el Gobierno de las recomendaciones de la comisión de encuesta, y f) decidió inscribir en el orden del día de su 344.ª reunión (marzo de 2022) un punto titulado «Evaluación de los progresos realizados por el Gobierno para asegurar el cumplimiento de las recomendaciones de la comisión de encuesta y en función de ello, examen de todas las posibles medidas, incluidas las previstas en la Constitución de la OIT, para alcanzar ese objetivo» 66 . 55. En su 344.ª reunión (marzo de 2022), a la luz de la situación en la República Bolivariana de Venezuela expuesta en el nuevo informe del Director General y teniendo en cuenta sus decisiones de marzo y noviembre de 2021, el Consejo de Administración decidió: a) reiterar, con suma preocupación, su llamamiento al Gobierno para que aceptara las recomendaciones de la comisión de encuesta; b) tomar nota de la instauración del foro de diálogo social; c) solicitar al Director General que siguiera colaborando con el Gobierno respecto de la plena aplicación de las recomendaciones de la comisión de encuesta y la aplicación efectiva de los Convenios núms. 26, 87 y 144 en la legislación y en la práctica, y d) solicitar al Director General que le presentara, en su 345.ª reunión (junio de 2022), un informe sobre todo avance relativo a la puesta en marcha del foro de diálogo social a fin de dar efecto a las recomendaciones de la comisión de encuesta . La República de Venezuela se pondra al día conforme al diálogo Social propuesto por la O.I.T.
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