Este primer trabajo sobre las venideras elecciones legislativas nacionales a celebrarse es septiembre próximo, se propone enfatizar la importancia estratégica de este proceso electoral, lo que se deriva de muchas razones, pero especialmente de una: es la primera elección legislativa posterior al golpe de Estado que avaló el secuestro y salida del gobierno del Presidente legítimo de Honduras Manuel Zelaya, a partir de una componenda ejecutada principalmente desde el sector militar y el poder legislativo, fraguada desde el centro del poder imperial.
Analizando las tendencias electorales desde el primer triunfo del Presidente Chávez y con la mirada sobre el venidero 26-S, es posible obtener diversas conclusiones, en las que ocuparemos sucesivos artículos de esta serie. En primer lugar observamos que el comportamiento de la abstención en dichos comicios presenta 2 tendencias: entre 1998 y 2004 se debió fundamentalmente a una ausencia del voto opositor, pero desde entonces la menor participación electoral ha redundado en una merma en el apoyo a la opción encarnada o apoyada por el Mandatario nacional. No en vano, el proceso electoral en el cual han dejado de votar la mayor cantidad de inscritos en el REP –aún incluyendo las elecciones regionales-, significó la derrota a la Reforma Constitucional en 2007.
A esa tendencia abstencionista en los sectores que apoyan al gobierno nacional se suma el incremento del voto opositor, que ha sumado votantes sostenidamente desde las elecciones regionales de 2004, lo que sin duda debe llamar la atención especialmente de los sectores que aún permanecen apáticos y convencerlos de la necesidad de su participación.
En los comicios de 2008 y 2009 (elecciones regionales y referéndum por la enmienda constitucional, respectivamente), el aumento en la cantidad de votantes ha favorecido principalmente a las opciones apoyadas por el presidente, sin dejar de lado que también ha crecido aunque en menor medida, el voto opositor. De este primer artículo de la serie podemos llegar a una importante reflexión: la garantía de mejores condiciones de gobernabilidad que sigan apuntando hacia la profundización de la justicia social y la democracia socialista pasa por el incremento de la participación en las próximas elecciones. La continuación del fortalecimiento de una patria bonita para todos, así lo requiere.
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