¿Quien toma mas whiskey: Dudamel o Marturet?.. porque los dos pueden usar un Rolex

(Comentario a el artículo de un gran escritor Venezolano) 

He leído con asombro algunos articulistas que han salido en defensa o escudo de Dudamel, ante una campaña publicitaria relacionada con otro director venezolano, Eduardo Marturet. 

Voy a referirme concretamente a un artículo publicado en Encontrarte: El debate publicitario Dudamel-Marturet: “El rostro de la mediocridad rabiosa” Alejandro Bruzual

http://encontrarte.aporrea.org/misc/137/a17690.html 

El hecho es; que una campaña publicitaria que asocia a otro director venezolano (Marturet; residente en Miami y proveniente de una familia muy poderosa enconomicamente), con una bebida alcohólica y a ciertas simbologías relacionadas con el poder; es percibida como una intención subliminal  de denigrar la imagen del joven director barquisimetano (Dudamel; residente también en los Estados Unidos, en  una mansión de Beberly Hil , y hoy en día, tan rico como el otro y asociado también a imágenes del poder). 

Conozco de trato a el poeta y escritor Alejandro Bruzual; que sabe de mi propia voz, que he elogiado  su trabajo  relacionado con la musicografía y la investigación  en Venezuela;   que ha rescatado y enaltecido a una serie de artistas y creadores, además de editar y promover la ejecución de algunas de sus composiciones y que gracias a él; no ha muerto definitivamente la extraordinaria escuela de guitarristas en Venezuela (condenada a desaparecer gracias en parte,  a el sistema de orquestas). 

Pero ante todo,  manifiesto mi desacuerdo  con su artículo, en defensa de los valores que representa Dudamel y el Sistema de Abreu. 

No creo que el problema de la campaña publicitaria, que suscita la inquietud de varios articulistas (entre ellos el excelente escritor Bruzual) se reduzca a "defender a Dudamel" o a “atacar a Marturet” (Este último es un excelente director cuando se lo propone, de ello hay testimonio grabado) , ya que ambos directores han recibido el beneficio de  orquestas financiadas: aquel con dinero del gobierno, la empresa privada, instituciones internacionales y la misma oligarquía venezolana y este, con dinero propio y de sus  amigos empresarios, aunque años atrás, por los mismo poderes que hoy benefician a el primero). 

La trivialidad que se desprende de la asociación del  reconocido whiskey, con la  imagen de Marturet; es tan frívola como la de Dudamel con la imagen del reloj Rolex, o a sus fines de semana en la mansión de Beberly Hill:

la campaña propone que Dudamel (y todos) llegue a ser como Marturet con el pasar de los años, a la vez que, indirectamente, le endosa simbólicamente los méritos de Dudamel a Marturet, como si fuera otra de sus transacciones bancarias. Pero esto es imposible. 

Entonces, debemos entender que cuando Dudamel cedió su imagen para ser nombrado “Hombre Rolex del Año”,  lo hizo entonces en aras de una mejor medición del tiempo? (ya que es músico); caramba poeta, no lo creo, revisa en Internet la imagen del Hombre Rolex..nada de melena ni espontaneidad; maquillaje, pose, retoques, iluminación, traje formal (de mejor factura que el del mismo Marturet...es para representar la Rolex), batuta y, un flamante reloj y que yo sepa, el Rolex no es el símbolo de los desposeídos.

Estoy acuerdo y lucho por el proyecto nuevo de nación que lidera el presidente Chávez; pero creo yo que no es tocando Mahler que se sale de la miseria o la pobreza;  que dignifiquemos el país; o que por ello nos encaminemos aun país más justo en relación a la distribución de los recursos.

Esto me recuerda  un comentario de Ludovico Silva cuando dijo (en los años 70), que los anteojos oscuros tenían la virtud de hacer ver la pobreza más aceptable, digerible, casi cinematográfica..será que el efecto de los anteojos oscuros lo podemos asociar a  tocar a Mozart o Vivaldi viviendo en un barrio; a no ver (o escuchar) la realidad como es; o a querer que sea de otro modo, como la de las películas; porque esa sociedad que nos vende Mozart y Vivaldi, está acabando con el planeta tierra. 

Te has preguntado alguna vez querido amigo ¿porque tanta vehemencia de las instituciones europeas en ensalzar a Abreu y su proyecto Dudamel?: el eurocentrismo no da puntada sin dedal; obviamente, no van a ovacionar a los “niños” cinco minutos,  si en vez de tocar Mozart tocaran algo nuestro. 

Lo que se aplaude allí no es el talento (que es obvio que lo tienen, aunque lo malgastan al repetir códigos gastados por trescientos años) de unos jóvenes, sino el significado de esas orquestas en el mundo, relanzando la hegemonía de las potencias de la cultura musical occidental, para que prevalezcan por sobre todas las del resto de la Humanidad, que son más numerosas y diversas. 

Me parece insólito que le des tanta importancia a que  Dudamel incluya (y digo yo muy de vez en cuando) una pieza de un compositor venezolano en sus programas:

Pero qué bueno que ahora Dudamel ponga a Mahler al lado de Antonio Estévez (cuando el Sistema nunca ha atendido a nuestros compositores), como habría que poner a todos nuestros grandes artistas al lado de los grandes del mundo, con no poca autoestima.

Y luego agregas:

Esa sería una verdadera irreverencia con sentido necesaria para todos, porque lo que queremos es intercambio simétrico, discusión positiva, posibles confluencia y disidencia, argumentación y flexibilidad, todo lo que parece ya desdoblado en tanto fanatismo”. 

¿A que intercambio te refieres? a la posibilidad de incluir un compositor venezolano en uno de cada  mil conciertos realizados fuera de Venezuela; o, la de incluirlo en uno de cada cien conciertos dentro de Venezuela. 

Antes, cuando teníamos apenas dos orquestas sinfónicas en Venezuela (la Orquesta Sinfónica Venezuela y luego la Orquesta Sinfónica de Maracaibo), se hacía muchísimo más música venezolana y latinoamericana y teníamos más compositores nuestros en el entorno cotidiano.

Ahora hay cientos de orquestas; y su característica es la negación de los compositores venezolanos.

No hay discusión permitida al respecto, ni aquí ni afuera, a menos que se escriba en aporrea o algún otro medio alternativo. 

Vea poeta, las grandes agrupaciones orquestales y de música de cámara de Cuba (Que no son muchas, pero todas son excelentes) tocan con maestría todo el repertorio occidental conocido, pero cuando salen de gira, le dan prioridad al TALENTO CUBANO;  sus repertorios contienen mayor cantidad de autores de ese país y luego, en segundo lugar, latinoamericanos; sin por ello dejar de hacer una obra de algún autor “consagrado”  de Europa o los Estados Unidos.

Los músicos cubanos se forman en la cubanidad, sin vergüenza étnica, sin despecho de los valores europeos, y eso, no es lo que se fomenta en las orquestas del “sistema” en relación a los músicos y compositoras y compositores de Venezuela. 

Puedo acotar algo similar en relación a los músicos cubanos con los artistas Rusos en la época de la URSS. 

Pero tanto Dudamel como Marturet trabajan bajo la misma bandera; el europeismo (eurocentrismo) como valor, y ese es el estandarte de las culturas hegemónicas, las mismas que representan las clases dominantes y mutiladoras  de cuanta ala podamos desarrollar para crecer como nos-otros. 

Por otra parte, en el plano conceptual, ¿será que crees de verdad  que hay una “alta cultura”? y que la virtud del gobierno ha sido avizorar que gracias a Abreu y a Dudamel ella no quedará en manos de la derecha. 

Pero pareciera preguntarse si ¿será que el chavismo dejará las herramientas poderosas de pensamiento y simbolización de la "alta-cultura" en manos de la oposición que se cree dueña de ella? Muchos de sus desatinos en el terreno cultural  lo indican como un hecho ya, pero Dudamel todavía significa otra cosa. 

Lo primero que asalta mi curiosidad es conocer el concepto de “cultura” que manejas y luego; si hay una “alta cultura”  es señal de que hay otra que pertenece a alguna gradación conocida (de la que hay mucha literatura contra la que debatió Teodoro Adorno y posteriormente; la antropología se encargó de sepultar por racista y excluyente) , de modo que, vista según este escalafón, la “alta cultura”, no puede ser otra que la impuesta en el mundo por la hegemonía de las potencias occidentales, porque ese es el repertorio y el paradigma de esas orquestas y según tu afirmación: Dudamel es algo así como una esperanza entre tanto desatino. 

Entiendo yo que te refieres a que las manifestaciones culturales de más complejidad, o niveles de abstracción más elevados, no pueden ser un patrimonio de las clases dominantes, eso también lo quiero yo, pero no puedo acompañarte en ese concepto de “alta cultura”, ello significaría colocar a las orquestas en un pedestal, y despreciar o minimizar esa “otra” cultura, (que generalmente es la popular), que aunque no está codificada a la usanza de las de las clases dominantes, tiene estructura, causalidad, complejidad , en otras palabras: Sentido Entendimiento y Razón, aún cuando al final del artículo hagas un justo reconocimiento a Otilio Galíndez (creo, porque en tu escrito dice Galindo) y se, por tu extensa obra, que has rescatado del olvido importantes trabajos de Eduardo Serrano entre otros grandes autores. 

Lo que heredamos, a través de la colonia, son formas culturales específicas a partir del manejo de la música, y ese es el repertorio fundamental de esas orquestas y por supuesto, de Dudamel y Marturet (así como del 90 por ciento de los directores de este país);  asumamos el reto de tomar la técnica, pero dejemos la estética en manos de nuestro mestizaje, aún en plena efervescencia (Transculturación según el cubano Ortiz y Síntesis viviente, según el peruano Belaúnde), que se imponga el hecho creativo por encima de la imitación y la repetición permanente, que dejemos de rendir tributo a los valores de la dependencia por encima de nuestro desarrollo. Te recomiendo que revises los escritos de Coriún Aharonián, en especial su comentario a el libro MÚSICA, EDUCACIÓN, SOCIEDAD (texto para el 10º Seminário do FLADEM São Paulo, 28-IX/2-X-2004) 

Dudamel (independiente de su talento) es una construcción de Abreu (como lo es Marturet de los valores que representa), y si además, después de casi 40 años, solo se puede jactar de este interprete de músicas repetidas y codificadas hasta el cansancio, me puedo permitir expresarte que entonces Abreu no ha sido muy exitoso en cuanto a innovación o propuestas, que es rasgo fundamental de las sociedades desarrolladas o avanzadas. 

Extrañamente,  hace unos pocos años, hemos visto a Marturet asociado a un concierto de Salsa (con igual cantidad de vallas publicitarias en Caracas), con un muy querido y famoso interprete boricua de esta música. Esto, a mis ojos, no hace al director menos ostentoso o representativo de ciertos valores, solamente muestra que él no tiene problemas conceptuales en acercarse a esta tan “popular” expresión de la música en los barrios de las grandes ciudades. 

Abreu en cambio,  es un enemigo declarado de las culturas populares (y entiendo por culturas populares las que nacen en oposición a las culturas oficiales, incluyendo el Gramsciano término de sub-cultura y no en el putativo equivalente clasista que se le suele asignar) por la amenaza potencial que ellas contienen en relación a  los mecanismos de rebelión y vínculos de Topo filia, o el sentido de pertenencia desde la perspectiva de SER en un lugar y no de ESTAR en un lugar.  

La imagen general de la publicidad asociada a Dudamel, en representación de ciertos intereses, desvirtúa la etnicidad (entendida ésta como fronteras a través de las cuales se pueden negociar o dar  concesiones sin perder el sentido de la identidad) y la convierte en su contrario, en una poderosa carga..algo así como LASTRE SOCIAL; es la imagen del que triunfó, o salió de la pobreza.  

Es el mismo mecanismo empleado por la publicidad que acompaña la imagen de Marturet, asociada a sus intereses (a la bebida alcohólica en este caso, no creo que sea un bebedor), que aunque evoca y promueve un mundo que no nos pertenece (o no debiera pertenecernos), lo convierte en un símbolo representativo de avance social según la escala de valores de un grupo social (en el plano material). 

Entonces, aceptamos a un director y condenamos a otro y la ecuación es: déjame a mi ser mas eurocentrista que tu, que representas a las clases dominantes, yo por lo menos lo hago a nombre de la inclusión social. 

Porque no se pueden imaginar a un defensor de ninguno de los dos directores (ambos apologistas del europeismo) que cite a Marx, Rosa Luxemburgo, Gandhy, Taghore, Kosik, Gramsci, Freire, Teodoro Adorno, Mariategui, Ludovico Silva o Mario Sanoja;  ya que estos grandes seres  no forman parte de la cabeza de estructura Totémica eurocentrista de los apologistas del sistema de orquestas y de Dudamel. 

El único argumento sustancial que noto en los defensores de Dudamel “Hombre Rolex”,  contra el director asociado al  whiskey , es el vinculado con el “Trabajo Social”  tan cacareado por los entusiastas del proyecto Abreu. 

Pero este argumento es manipulado y diría yo banalmente, porque TODO LO QUE SE REALIZA EN SOCIEDAD TIENE TRABAJO SOCIAL. Hasta los Narco-traficantes Colombianos desarrollaron una  base social que les permitió consolidarse en algunas regiones y actualmente en el poder.  El mismo Marturet ha tenido que hacer un trabajo social para poder lanzar esa campaña; exactamente igual a Abreu y su poderosa empresa asesora de imagen. 

Espero que tomes esto de la mejor manera, como una reflexión, contentiva siempre del respeto que tengo a tu persona y tu trabajo.

Te deseo siempre éxito Alejandro, y que la luz de la inteligencia siga acompañándote. Soy tu amigo.

Salud!!!

diegosilvasilva@cantv.net



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Diego Silva

Compositor- Guitarrista- Investigador-Articulista-Conferencista. Licenciado en Educación. Ha recibido, entre otros reconocimientos (en las áreas de la música sinfónica, de cámara, electroacústica): Seis Premios Nacionales de Composición, Siete Premios Municipales de Música; el Premio Latinoamericano de Composición Casa de las Américas; ha presentado sus obras en Moscú, EEUU, Cuba, Nicaragua, Francia, Inglaterra, España, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay, Siria y Canadá; Investigador de la música del pasado colonial de Venezuela (restauró un extenso legajo de Canciones Patrióticas Sinfónico Coral caraqueñas desconocidas); ha estudiado las diferentes manifestaciones de la gran diversidad que representan las músicas de América y el mundo no occidental; fue asesor del departamento de investigaciones culturales del Ministerio de Cultura de Nicaragua (1983-1987); fue Vice-presidente de la Sociedad Venezolana para la Música Contemporánea y Presidente de la Comisión Artística de la Orquesta Filarmónica Nacional. Ha dirigido la Orquesta Sinfónica Venezuela, la Municipal de Caracas, de los Llanos, de Falcón, de Aragua, la Filarmónica y otras agrupaciones orquestales incidentales. Ha sido guitarrista acompañante de: Gloria Martín, Alí Primera, Lilia Vera, Cecilia Todd, Los hermanos Godoy, Isabel Parra entre otras y otros. En los años 70 fue miembro Fundador de la Camerata Renacentista de Caracas en donde se desenpeñó como laudista, vihuelista, violinista y percusionista.


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