Carta abierta a un verdadero proyecto político revolucionario (I)

El presente trabajo no es una crítica de oposición, es una critica a la llamada “revolución socialista del siglo XXI, supuestamente llevada en Venezuela ”  y está consagrada a describir el verdadero camino ideal para esa revolución, la cual  está caracterizando las doctrinas y aprovechándolas para su interés, como si el Marxismo,  Trotskismo, Guevarismo,  bolivarianismo y otras doctrinas de verdaderos revolucionarios  fuese un manual  de historia epopéyico con cierta pereza intelectual,  las cuales son aplicadas con falsedad y dogmatismo, se quiere convertir a  estos  luchadores en unos ideólogos más, que fue una de las cosas que tanto advirtieron, pues con su practica ellos  destaparon claramente que no estaban dispuestos a encubrir la verdad de lo que ocurría políticamente en aquellas situaciones se que vivieron en el mundo y en  América, todo lo contrario, empujaron las fuerzas de las mazas hacia una explosión libertaria unionista, de justicia e igualdad.

Por lo que  a esos hombres no se le puede uniformar con metáforas como lo hacen algunos de sus locos adoradores y esto deben saberlo todos: los que hablan de la doctrina revolucionaria y emplean sus dialécticas malamente, estos  solo la utilizan para confundir a nuestros pueblos.

Por supuesto, que para que sea real  esta  critica se somete a la discusión, aunque en ella está la relación de la verdadera causa de la que tanto hemos hablado y explicado y lo  que su realización significaría en la práctica. Para ello, la discusión científica es un medio y no un fin. Creo que he hecho uso y capacidad honesta de todo lo que conozco y he estudiado sobre ellos como ciudadanos, políticos, militares, revolucionarios y estadistas.  El lector decidirá la razón de lo expuesto y le dará los valores a cuyo servicio incondicionalmente he puesto a estos conocimientos. No dudo que resulte inevitable los ataques y los arreglos de los oportunistas y aprovechadores de hoy. Eso debe mantenernos  sin cuidado, ya  los conocemos,  porque cuando los  nombramos, salen espantados y diciendo que deberíamos haber dicho “esto y aquello” tal y como ellos los quieren, ¡MUERTOS!

En realidad ellos nos dejaron las enseñanza de cómo combatir el dogmatismo y la demagogia ortodoxa, esa que hoy lo falsos apóstoles del socialismo  han convertido en desgracia histórica, en dogma,  sin principios ni valores reales, en  fósiles que eliminan su dinámica y mundana razón libertaria, en una suerte de paradigma celestial que los fija y  los   hace estáticos. Hoy observamos el ímpetu  de algunos de esos mismos sacerdotes del socialismo siglo XXI, como le ponen una camisa de fuerza a la verdaderas doctrinas de  estos hombres, desfigurándolos de tal modo para mostrar que fue un sueño, una enteca teórica que ahora ellos van a   curar para realizarla, ejecutarla. 

La lucha de Trotsky contra la burocracia

La Revolución de Octubre fue el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad. Por vez primera –si excluimos la breve experiencia de la Comuna de París en 1871– las masas oprimidas tomaron su destino en sus propias manos y emprendieron la tarea de transformar la sociedad. La revolución socialista es totalmente diferente de cualquier otra revolución de la historia porque, por primera vez, el factor subjetivo –la conciencia de la clase- se convierte en la fuerza motriz del desarrollo social. La explicación hay que buscarla en las diferentes relaciones de producción. Bajo el capitalismo, las fuerzas del mercado funcionan de una forma incontrolada, sin planificación ni intervención estatal. La revolución socialista pone fin a la anarquía de la producción e implanta el control y la planificación por parte de la sociedad. El resultado es que, después de la revolución, el factor subjetivo se convierte también en el factor decisivo. En palabras de Engels, el socialismo es "el salto del reino de la necesidad al de la libertad.

Rusia, tenían una parte de verdad. No obstante, las condiciones objetivas sí existían internacionalmente Pero la conciencia de las masas no es algo separado de las condiciones materiales de vida, del nivel de cultura, de la jornada laboral, etc. Por eso Marx y Engels insistieron en que los requisitos materiales previos para conseguir el socialismo dependían del desarrollo de las fuerzas productivas.

En esa situación, la reacción era inevitable. Los resultados conseguidos no se correspondían con las expectativas de las masas. Una buena parte de los obreros más conscientes y militantes falleció en la guerra civil. Otros, absorbidos por las tareas de administración de la industria y el Estado, se fueron divorciando poco a poco de los trabajadores, a la par que el aparato del Estado se elevaba gradualmente por encima de la clase obrera. Cada paso atrás de la clase obrera estimulaba a los burócratas y arribistas. En ese contexto, surgió una casta burocrática que se sentía satisfecha con su propia posición y estaba en desacuerdo con las ideas "utópicas" de la revolución mundial. Estos elementos abrazaron con entusiasmo la teoría del "socialismo en un solo país", esbozada por primera vez en 1923.

El marxismo explica que las ideas no caen del cielo. Si una idea obtiene un apoyo de masas es porque necesariamente refleja los intereses de una clase o casta social. Actualmente los historiadores burgueses tratan de presentar la lucha entre Stalin y Trotsky como un "debate" sobre cuestiones teóricas en el que, por oscuros motivos, Stalin ganó y Trotsky perdió. Pero el factor determinante en la historia no es la lucha entre las ideas, sino entre los intereses de clase y las fuerzas materiales. La victoria de Stalin no se debió a su superioridad intelectual (en realidad, de todos los líderes bolcheviques, Stalin era el más mediocre en las cuestiones teóricas), pero las ideas que defendió representaban los intereses y privilegios de la nueva casta burocrática surgida, mientras que Trotsky y la Oposición de Izquierdas defendían las ideas de Octubre y los intereses de la clase obrera, que se vio obligada a replegarse ante la ofensiva lanzada por la burocracia, la pequeña burguesía y los kulaks (campesinos ricos). 
 
 
 

DESCOLONIZANDO LA DOCTRINAS

Como observamos en esta simple investigación, las doctrinas no consisten en una colección de datos ni en una sucesión de acontecimientos, tal y como lo afirman y hasta buscan enseñarlo algunos “expertos”, no es una historia cuantitativa, la revolución por donde se vea es una lección que retrata la historia larga de la política social libertaria que nos libra de la cultura colonial, esta son unas doctrinas que nos enseñan libertades hasta donde sea posible, que nos lleva por el camino de la justicia y la  igualdad. Son las lógicas sociales de la obra en la vida política de combatientes, el cual pues nos da en evidencia un método cualitativo precisamente para evitar la reproducción del discurso como lo hacen esos actores que solo se limitan a elogiar las doctrinas para mantenerla bien muertas, ellos matan la ciencia al eliminar su realismo, su pluralismo y las convierten en una simple y corrupta teoría de sus juegos. 

Y…que decir de Bolívar.

Durante la guerra de independencia, dentro de esa revolución del siglo XVIII, el Libertador creó la necesidad de construir una critica social a fin de evaluar los cambios sociales y políticos que necesitábamos en América, por eso impactó en las sociedades y les formó los motivos que los habían producido y creó la necesidad de la unión combinada con el desarrollo que las ciencias sociales estaban logrando gracias al desarrollo empeñado por sus teorías y sus practicas y eso se llama teoría científica que junto con el método también científico, impulso la fusión de ambas, lo que sin lugar a dudas son ciencias sociales y no simples “documentos” como los califican expertos y seguidores de hoy. Así Bolívar creó nuestra sociología y nuestra política, la cual estuvo asociada al estudio de ese momento político  y lo hizo también dentro del   estudio basado de la jurisprudencia y de la filosofía política. 

El Bolivarianismo justifica sus planteamientos, interactivos hoy a través de la articulación de tres momentos, la energía de los pueblos que de nuevo buscan su libertad, su justicia y su propia identidad y lo hace en un lenguaje y con una dinámica constructiva empleando el verdadero Bolivarianismo, es decir, donde este pensamiento y sentimiento se pone de nuevo en holomovimiento, se funde no en emociones épicas como lo hacen algunos de sus pregoneros, sino en liberación de la energía social lo que hace que vivamos un proceso nuevamente creativo, quiero decir, la ciencia Bolivariana aplicada a la problemática que viven nuestros pueblos, por consiguiente, es una onda creativa inimaginable ante  cualquier imperialismo. (…Continuará)  
 

vrodriguez297@hotmail.com



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Víctor J. Rodríguez Calderón


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