Con buenas o malas intenciones políticas los gobiernos de derecha y de izquierda se aprovechan de los restos indígenas dejados tras la conquista, sostenimiento que enfrenta graves problemas por la imposición de una civilización sobre otra. Las protestas indígenas en Perú, Bolivia, Ecuador, no solo son por la minería, explotación petrolera o por una u otra carretera atravesando sus territorios, los problemas mayúsculos tampoco surgen por el maltrato nuestro a la naturaleza ni por el trato que estos tienen con la naturaleza que no solo es un objeto sino un sujeto dueño de su iniciativa a la que ellos respetan desde sus orígenes; la minería, la explotación petrolera son los problemas más visibles que salen a la luz pública, sin embargo, el asunto más grave desde hace 500 años trata sobre las formas autoritarias en la organización política para la convivencia que prevalecen en los pueblos indígenas-mestizos desde el siglo XVI- XVII conquista que destruyo a las tres cuartas partes de la población americana.
Proceso de mestizaje ejecutado de una manera “civilizada” por la vía de la inducción no tanto por la represión que todavía existe sutilmente aplicada, esa vía del Apartheid tolera de mala gana a los indígenas mientras los convencemos para que desaparezcan, simultáneamente, negociamos sus derechos, usos y costumbres en “reservaciones” para aceptar su pedido de autonomía, pero, es una autonomía vigilada y mantenida por el Estado mientras proyecta la estrategia neoliberal de su economía comunitaria.
Los pueblos indígenas nunca han dejado de estar conquistados, obligados a aceptar lo que el destino les ofrezca y lo único que los sistemas les ofrecen es, ese tipo de autonomía hipotecada porque los mestizos y los blancos les tomaron el pulso para que la política alternativa natural que los pueblos indígenas proyectan quede en los rasgos antropológicos de sus raíces más que en sus realizaciones efectivas capaces de influir en la política imperante de los Estados, es una negación a su introducción en la democracia con la cultura de entregar, ayudar, continuamos con la política representativa que siempre ha confundido la imposición con el consenso.
También por su división antropológica luego política, los pueblos indígenas no influyeron para poder construir su propio estado así los mundos en los que sobreviven los expulsa para seguir esperando por siglos ese mundo favorable para ellos y para la madre tierra, es que los pueblos indígenas hoy más que antes ya no se perciben como raza pura al ser infiltrados se convirtieron en indios-mestizos, se los sostiene en un estado de marginación que los aniquila a pesar de los diálogos.
Los indígenas llevan más de 500 años dialogando desde la conquista, después de la liberación con la aristocracia, después con la representación política, ahora, son escuchados y constitucionalmente son reconocidos como humanos pero nunca ha existido el dialogo entre iguales porque después de la conquista solo quedo restos de su identidad, una versión disminuida carente de unidad orgánica y cuando incursionaron en diferentes momentos en la política como una tremenda fuerza los políticos indios y mestizos se encargaron de hacer jirones su cultura, así, vagamente coherentes la vida practica para el desarrollo material y disfrute de los derechos humanos quedaron solo en bosquejos por las trabas técnicas en el trato con la tierra y en las relaciones con la naturaleza y con la sociedad entre sí.
El mestizaje a la que están sometidos los indígenas después de la conquista evita se transformen en una alternativa política y lo que es peor el mestizaje sostiene las practicas impuestas por la Corona española y por la Iglesia, como las relaciones maritales, relación de convivencia consagrada por el poder de la Iglesia para ese segmento y defendida con mucho celo por los Estados, normas culturales de pesadilla para los indígenas si quieren ser aceptados por la sociedad, trasgreden por todos lados su estructura históricamente legalizada.
Que los pueblos indígenas en su mayoría son socialistas es una vulgar mentira, sus movimientos en algo han fortalecido la actitud anti capitalista pero hasta llegar a la política ahí esta los divide, porque, los diálogos más agudos se dilatan dada la convicción cada vez más interiorizada de que el capitalismo es el soporte para este planeta por el desarrollo neoliberal globalizado que se impone salvajemente sobre los sistemas alternativos nos lleva a ser cómplices de un genocidio en el que estamos inmiscuidos todos.
En América Latina estamos exterminando esos pueblos, nos conformamos con recordar sus civilizaciones arqueológicas y de vez en cuando escuchar sus teorías como la maya del fin del mundo, con eso nos basta y nos sobra.
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