Quien escribe no lo pone en duda. Para esos años quizás Uribe que tiene rostro de ignorado y voz de vendedor de durazno en mal estado de Caño Amarillo, tal vez pasó desapercibido entre esos grupos de adolescentes que iban a la casa de Tradición Familia y Propiedad llevados por la “mano blanca” de Leopoldo López a no sé a cuales travesías espirituales. Leopoldo López se identifica por sus ojos macabros. Y en ese tipo de gente que posee lo espiritual en los reflejos visuales, uno nunca puede confiar. Leopoldo López niega hoy que los festines carnales en los sótanos de la plaza Altamira no fueran almibarados por él. Igualmente niega que con la honda que le mandó una pana desde Japón, no disparara balines contra la Guardia Nacional y el pueblo en aquellos inolvidables días cuando se creía el más valiente de la comarca pero tenía currículo de embadurnador de grasas. ¡Insólito! Julio Borges, Álvaro Uribe, Enrique C. Radonski y Leopoldo López poseen miradas macabras, digna de desconfiar de ellas. Los ojos son el reflejo del alma. Lector, mírele usted los ojos a estos sujetos y por favor, si siente que quiere salir despavorido, pues hágalo: el hijo del mal habita en esos ojos.
Volviendo a Uribe quien es asesor político de RADONSKI Y DE LEPOLDO LÓPEZ, quienes quisieron traer al traficante de droga número 82 para que sembrara el pánico entre el pueblo venezolano y a quien vimos y escuchamos en un reciente video con su voz de cueva de bachacos drogados diciendo “que me faltó poco para hacerle lo mismo que le hice a Ecuador, a Venezuela; es decir caerle a bombas y metralla” nos dimos cuenta que enano es el tal Uribe, que bocón, que insensato, que ridículo. Fueron los venezolanos quienes libertaron 5 naciones, que lo sepa. A los venezolanos no les gustan los bocones: tienen aplomo para cerrarles el pico.
LEOPOPOLDO LÓPEZ Y RADONSKI creen en Uribe. Lo sienten como el Enola Gay que va a dejarle caer su bomba atómica a Venezuela. Leopoldo López y Radonski no sienten nada por la patria que en mala hora los parió: son un dúo macabro de seres sin amor, sin alma, sin patriotismo. Radonski cree que el pueblo es aquel al que le quitó su gobierno en 2002 junto a Leopoldo; están equivocados, el pueblo castiga a los miserables y esta va a ser la mejor ocasión. Leopoldo López y Radonski son nómadas, los ricos son de metal, de espíritu frío como las monedas que vendieron a Cristo. No más ricos gobernando al pueblo, pide la historia reciente. Su amor es el papel, el de la cara gringa de color verde. Ellos no sienten cosquilleo, ternura, pasión por Venezuela. Para ellos la patria de Bolívar a la que amenaza su amigo Uribe, es un inodoro de hoyo donde ellos sólo ven gusanos fecales. Es hora de execrarlos, de enviarlos al silencio, porque la revolución es el pueblo y la justicia se hermana con él, para que estos vende patria se vayan bien lejos con sus tumores malolientes.
A USA el país al que Leopoldo López y Radonski en contubernio con Uribe y Julio Borges quieren entregar a Venezuela, in situ estuvieran condenados a la silla eléctrica, porque a los VENDE PATRIA no los quieren allá, ni en ningún lugar del mundo donde la gente sienta a su nación como su verdadera cuna. Los venezolanos que sintieron el oxígeno, la luz, el cálido amanecer de la atmósfera bolivariana en su alma, deben sentir asco de estos sujetos, porque unirse a quien le quiere quemar la cama y el techo es algo inaudito, no tiene razón. Desgraciada la patria bolivariana si volviera a caer en manos de estos traidores. Por eso los venezolanos tienen en este preciso instante la mejor oportunidad que se les ha presentado para darle un parao a estos robots, a estos fantasmas del desprecio, para quitarles eternamente la oportunidad de regresar con sus opresiones, sus groserías, sus falsedades, sus precariedades de seres malagradecidos a esta ribera del Arauca vibrador y del sol y del sol. Venezuela es inviolable, fuera los Judas, los traidores, los vende patria. Dios es poderoso, como el pueblo y al igual que Judas los que traicionan a Venezuela deben estar en la quinta paila, llevados por las manos de la Justicia de los hombres, en los cuales Dios confía por buenos hijos
¡Desterradlos ya!
