Siempre se ha dicho desde una reflexión de izquierda (y vaya que tengo tiempo escuchándola) que las elecciones son mecanismos de dominación burguesa en el sentido que distraen al pueblo que no educan en los valores revolucionarios, al contrario, marcan al electorado en la lógica burguesa por lo tanto son un formidable mecanismo de dominación. Pero así como tengo años escuchando esa gran verdad también tengo años viendo como en cada coyuntura electoral las fuerzas revolucionarias se desunen. Recuerdo muy bien como a comienzo de los 80 el PCV y LS en el sur de Anzoátegui ensayos un trabajo unitario de base, en los sectores populares por el derecho a tierra y vivienda pero al acercarse las elecciones volvimos hacer contrincantes.
En verdad parece que somos victima de lo que cuestionamos y peor aun en la praxis negamos o relegamos lo que debe ser cardinal en nuestra línea de acción como es la organización del pueblo. Y todo eso lo argumentamos o lo justificamos con una verborrea magistral, cargada de consignas principista y de decir que todo se hace en función de fortalecer el poder popular, de mantener una verticalidad revolucionaria, de ser fiel al socialismo y bla, bla, bla, bla…
Quiero hacer la salvedad que no estoy fijando una posición anti-elecciones, mucho menos negar la importancia de los procesos electorales como el próximo a culminar el 16 de Diciembre; por el contrario intento con mis consideraciones darle el peso estratégico que le corresponde.
En tal sentido si un revolucionario esta claro que la tarea transversal e impostergable es la organización popular, la organización de los trabajadores, el fortalecimiento del poder comunal y entendiendo como organización; la conciencia, la formación, la educación revolucionaria; entonces me pregunto ¿Por que carajo en algunos estados sacamos candidatos distintos a los que el comandante y el partido apoyan? Hablando criollito decimos que no somos electoreros pero como nos gusta unas elecciones.
Por ejemplo oímos que no se puede apoyar a tal candidato porque no representa al proceso y pertenece a la derecha endógena entonces sacamos un candidato rojo rojito, un patria o muerte probado en mil combate pero la única función que hará es abrir paso a un candidato de derecha exógenas subvencionado por el imperio.
Esto no solo refleja una gran torpeza y una posición electorera mil veces criticada, sino también una negación a la importancia histórica de los trabajadores y del pueblo en general como sujetos protagónicos en los procesos de transformación revolucionaria.
No estoy diciendo que en circunstancia tales no existan razones para cuestionar y negar el apoyo a “x” candidato, lo que trato de decir es ¿porque carrizo tenemos que sacar candidatos distinto?. ¿Acaso no hay otras tareas que podemos hacer que no sea la electoral? Por ejemplo no creo en “tal candidato” apoyado por la revolución, sencillamente no lo apoyo pero no divido sacando otro candidato y me dedico al trabajo construcción y fortalecimiento del poder popular, ¿Acaso vas a desaparecer porque no te midas en una contienda electoral?
Pero eso no sucede; porque en el fondo todavía nos queda resabios de la izquierda electorera y curulera que siempre tratamos de negar.
Esta reflexión me da pie para decir que todavía Maneiro esta vigente en la construcción de la organización de vanguardia, Alfredo Maneiro mientras la izquierda se deshacía en parapetos unitarios en los años 70 para lograr un puestico, un carguito el estaba en Ciudad Guayana con los trabajadores organizando conciencia. Que ese experimento derivara en otra cosa distinta después, eso no le quita para nada la importancia y expresa la urgencia histórica de la organización popular más allá de una coyuntura electoral.
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