Quizá para algunos sea difícil de entender pero tiene toda la lógica del mundo. Buena parte del pueblo venezolano vive estos días, propios para la celebración y las felicitaciones, con el corazón dividido. A ratos alegre y a ratos preocupado. Lo segundo tiene que ver con la evolución de la salud de nuestro Presidente. Y es que la gente de la calle, nuestra gente, la que valora a las personas por lo que son y no por lo que tienen, vive estas fechas con la conciencia y el deseo de que nuestro comandante vuelva a ganar la batalla a la enfermedad.
Nunca antes habíamos visto algo parecido. A lo largo de toda la geografía venezolana, en muchísimos rincones de nuestra Venezuela hermosa, se propagan de forma callada, íntima, miles y miles de oraciones que intentan ayudar a la recuperación de nuestro Presidente. Son sentimientos cuyo origen parte de esa relación estrecha que la ciudadanía ha venido manteniendo durante más de una década con la persona que, por convencimiento y por principios, ha puesto primero los intereses de los venezolanos antes que los del capital. A la luz y al calor de una vela, a modo de vigilia permanente, con la fuerza que da el poder de la intención, somos mayoría los que hacemos fuerza para que más temprano que tarde Hugo Chávez vuelva a tomar la espada de Bolívar para seguir profundizando en la cruzada de transformar socialmente nuestro país.
Mientras tanto algunos se frotan las manos creyendo que la enfermedad de nuestro presidente puede ser su aliada para conseguir aquello que nunca obtuvieron en las urnas. Una mezquindad que a buen seguro se enfrentará nuevamente con el sabor amargo de la derrota. Esta batalla la ganaremos nuevamente porque nos asiste ese sentimiento colectivo de millones de corazones que no quieren volver al pasado. Son tiempos estos donde nos viene a la memoria la cita de Bertold Brecht cuando nos recuerda esa categoría de hombres imprescindibles que luchan no un día o un año sino toda la vida. Hugo Chávez está a buen seguro en esa categoría. Por todo ello, con la confianza y el convencimiento como compañeros de viaje, proclamamos alto y claro que “¡hay mucho futuro por delante!”.
(Consul de la República Bolivariana de Venezuela en las Islas Canarias)