Madre tuve un sueño, donde había muchas personas pero no era una concentración o una marcha. Era una conglomeración enorme, infinita y en cada una de esas personas existía una luz muy fuerte.
Madre podían distinguirse por sus colores, sus rasgos, sin duda alguna eran de todas partes del mundo. Yo me encontraba en una colina, alejado de todos. Por un momento me sentí solo pero cuando empecé a oír un susurro que se elevaba e iba transformándose en una melodía estruendosa, me dí cuenta de cuan equivocado estaba, no estuve solo ni por un segundo.
Madre te sentí en tus rezos, en tus plegarias al santísimo. Vi cómo subían hacia mi mama buena tus palabras de auxilio pero junto a las tuyas iban muchas, todas tenían distintas tonalidades de luces, más todas brillaban tanto que no podía verlas directamente.
Madre el ruido que llegaba hasta mi colina hizo que me levantara para observar de cerca de dónde provenía esa música tan fuerte y tan melódica y cuál no sería mi asombro cuando sentí en mis venas, en mi carne, en mis huesos y en mi corazón a mi pueblo que pedía por mí.
Ya despierto te pregunto: Madre ¿porqué tanto amor? Si lo que les he dado a ese pueblo hermoso es lo que tú me enseñaste alguna vez siendo pequeño. Lo que mi padre, con su ejemplo, me formó para cuando fuera un hombre. Y por supuesto mi mama buena, mi mama santa, mi abuela Rosa Inés que le dio una buena parte de su alma a ese niño disponedor, como bien me decía ella.
Madre tengo una responsabilidad con mi pueblo, no puedo irme todavía, aún quedan cosas por hacer y otras por acomodar. Tengo que devolverles en hechos y no en palabras a esos niños y niñas de nuestro mañana, la confianza que han depositado en mí.
¡Hay Madre la tarea es fuerte pero me enseñaste a no temer y cuento con un pueblo que ha aprendido a ser Soberano!
Madre no llores, deja esas lágrimas para otro momento, llegó la hora de levantarse y volver a tomar al toro por los cuernos para seguir en la batalla.
Madre, diles a todos que la lucha sigue mientras el pueblo tenga esperanzas y que yo estaré con él hasta el último aliento de mi cuerpo.
Hasta la victoria SIEMPRE
¡VIVIREMOS Y VENCEREMOS!
carbeatriz@hotmail.com