Estamos enfrentados a una guerra que quiere doblegar el espíritu de resistencia, destruir el pensamiento reflexivo, la solidaridad como eje de la cohesión social, las construcciones co- lectivas de saberes y haceres para que predomine el egoísmo mercantil. Con ese fin, los servicios de inteligencia de Estados Unidos financian investigaciones en neurociencia, asociadas a la guerra cibernética, la robótica y la guerra mediática.
El campo de batalla no es el territorio físico sino el cerebro. Una fuerza invisible explota dudas, contradicciones, debilidades psicológicas y las potencia hacia conflictos sociales inorgánicos con el fin de convertir la vida cotidiana en un infierno. La escasez, la especulación, la inseguridad y las dificultades del tráfico urbano se magnifican con rumores y mentiras mediáticas para crear incertidumbre. Buscando objetivos de control social, político o militar, sin recurrir por ahora a las armas, los ejércitos convencionales dan paso a grupos de especialistas en insurgencia, contrainsurgencia, comunicación y psicología de masas.
Es el mismo proceder con respecto a la salud del presidente Hugo Chávez. Ese desconsiderado acoso se revierte contra ellos.
Además, hay paramilitares y narcotraficantes infiltrados en zonas populares, contribuyendo a generar redes de microtráfico de drogas y otros delitos, asociándose con grupos políticos para fomentar disturbios.
No pueden dar un golpe de Estado. Tratan de acorralar al Gobierno, desmoralizar al pueblo y sacar ventajas para las luchas que vienen. Pero el equipo encabezado por el vicepresidente Nicolás Maduro, y el pueblo, se atrincheran y golpean.
Sugiero complementar la ofensiva mediática con las organizaciones de base informando calle por calle, casa por casa… La voz de los que difunden rumores, nunca será mayor que la de un líder social sembrado en su comunidad. Poner en los medios el cuento de Gabriel García Márquez “Algo muy grave va a suceder en este pueblo”, es muy oportuno.
Es clave gobernar bien y proceder como el presidente Chávez quien con movimientos sorpresivos, rápidamente los coloca a la defensiva. Solo gritan, no convencen.
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