Se nos murió de tanto amar, se nos fue porque así lo quiso el Ser Supremo que dispone hasta donde llegan los seres humanos en el camino por el que Él nos permitió andar. Pero resulta que este ser amado por millones y odiado por insensatos que siempre los hay en las fuerzas del mal, no es cualquier ser, es alguien de esos que nacen cada mil años y que dejan huella imborrable y pasan a ser los inolvidables e inmortales. Su fuerza física no resistió como sí su fuerza moral, que es una de sus herencias, nos lo demostró casi que cada vez que nos hablaba, y nos regalaba tantas enseñanzas como las que un buen padre da a sus hijos, un buen maestro a sus discípulos y un buen sacerdote a sus fieles.
No se ha ido, nos queda cada palabra que dijo, cada palabra que escribió, cada obra que plasmó en un gobierno sin parangón en el mundo, lo vamos a llorar sí, pero cada lágrima de tantos millones de seres en el mundo, será bálsamo que alimentará tanta siembra de un enorme sembradío de realizaciones que por su inteligencia, capacidad planificadora, voluntad política, hoy hacen a mas hombres, mujeres y niños de esta tierra bendita, más felices.
Lo que dejó en esta Patria y en la llamada Patria Grande, es una estela de hechos que con su liderazgo, podemos decir, cambiaron la historia porque consolidaron los sueños de nuestros libertadores y eso no lo hace cualquier líder, es casi privilegio de los ungidos por la mano y la gracia de Dios,
No en balde en los últimos tiempos el pueblo lo declaró su nuevo Libertador y ahora cuando ya no está físicamente, habrá razones sobradas para ratificar ese grito del soberano.
Fue tanta su entereza que dejó claro lo que se debería hacer aquel 08 de diciembre cuando prácticamente con su verbo inigualable, nos entregó su última voluntad: Unidad, Unidad, Unidad, y previó el no dejarnos huérfanos, nos dejó en manos de uno de sus hijos predilectos formado por él para continuar su obra, es su mandato, es resultado seguramente de largas horas de meditación para tomar como siempre las mejores decisiones en beneficio de su pueblo que tanto amó.
Nos queda mucho de él, no va a alcanzar esta vida para recordarlo, para agradecerle tanta entrega, tanto amor, tantos desvelos para inventar fórmulas contra la pobreza, fórmulas para la integración de la Patria Grande.
Unidad, Lucha, Batalla y Victoria fue su último grito el cual con toda seguridad va a concitar el apoyo que pidió a todos los revolucionarios, los de arriba y los de abajo.
Hoy la Patria que disfrutamos no se puede perder en nuestras manos, en su honor más de 8 millones de sus hijos uniremos fuerzas que serán incontenibles y con las que no podrán los enemigos internos y externos de la Patria.
Se oye casi un juramento colectivo a lo largo y ancho de la Patria, como aquel que hizo el primer Libertador en el Monte Sacro, y lo vamos a cumplir, no habrá fuerza humana que pueda con nosotros porque nos une el sentimiento que Chávez sembró en nuestros corazones y nos enseñó a amar de verdad a nuestros semejantes.-
Honor y Gloria a este ser que desde el cielo seguirá siendo nuestro mas ferviente intermediario ante Dios, para que ni un solo momento desmayemos en el empeño de hacer cada día más libre esta Patria.
Vivirá por siempre en nuestros corazones y sus enseñanzas guiarán nuestros pasos.
El dolor es muy grande, como si se nos hubiese muerto un ser muy querido de nuestra familia, pero si su muerte contribuye a que se consolide la Revolución, entonces entenderemos los designios de Dios.
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