Ya no era posible ocultar más la mala nueva. Lo que no quería saber, lo que no quería oir, ha ocurrido. Se ha ido el Compañero Hugo Chávez, con su verbo encendido y su voluntad de hacer. No tengo necesidad de describir todo lo que hizo por el pueblo venezolano y su liderazgo evidente, controversial en una América del Sur entonces dividida. No tengo necesidad de evocar su lenguaje no menos polémico, en contra de los naturales enemigos de las Revoluciones.
Nos enseñó a amar Nuestra Historia, cuando yo no tenía el menor interés en hacerlo. Desde mi lejano Bachillerato algo más de 30 años atrás, por primera vez leía en Internet y en los libros físicos, y se producía, como en el título de una pintura abstracta "la presencia de lo ignorado". Y uno comprendió que el Bolívar Anti-Imperios siempre estuvo presente, pero era ocultado deliberadamente.
En esta hora en que el dolor me ahoga, como en el momento fatal de la horrible noticia en que casi le gritaba al televisor, también evoco con amargura como, por imprudencias imperdonables, desoía el consejo de darse un reposo, por estar siempre pendiente de sus ideales. Evoco cuando Mi General, Alberto Müller Rojas, le advirtió que estaba sentado sobre un "nido de alacranes". Advertencia parecida le haría el Camarada Luis Tascón, cuya memoria también debe ser rehabilitada y quien quedará vinculado a una lista que no hizo él. Pero, disculpo al Compañero Presidente, porque siendo hombre curtido como soldado, también era humano al fín.
Es posible que su enfermedad, que fue objeto de tantos dimes y diretes, haya sido inducida y no me quedaría duda de ello, por haberse ido de modo semejante Yasser Arafat. Apoyo, pues, las hipótesis que esgrimen personas de toda credibilidad como Eva Gollinger, quien nos abrió los ojos sobre tantas conspiraciones en marcha que han dado fruto, para los enemigos habituales de la Patria Grande.
No puedo escribir más, el llanto que ahora contengo me impide explayarme. ¿Para que, si no tiene sentido?. Ahora sale la habitual frase de aquel tema de Don Alí Primera: "Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos...". Pero, está muerto el HOMBRE, NO EL IDEAL, y mientras haya un Pueblo y una Fuerza Armada que esté con ese Pueblo bueno, honesto y trabajador que hoy llora, siempre habrá esperanza. Si de algo valen ahora mis oraciones, será para desearle al ahora Eternamente Ausente Compañero Hugo Chávez un buen viaje y su encuentro pronto con el Altísimo que todo lo juzga y en cuyas manos estamos.
Ahora, se abre una incógnita en nuestro futuro y surgen las angustiantes preguntas: ¿todo seguirá "igual"?, ¿las "reformas" con un tinte derechista ahogarán al Proceso?, ¿habrá quien o quienes lo impidan?. No lo se y mientras enjugo las lágrimas, repito con el alma:
¡¡¡QUE LA DERECHA NO VUELVA JAMÁS!!!.
Este es mi humilde homenaje.
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