No tengo memoria de un líder que al morir fuese Presidente, líder mundial, padre, hermano, hijo, compañero. Aquí en Nueva York y en la ONU, hay miles de muestras de solidaridad. Unos pocos, en Venezuela, aquí en EEUU, celebran su muerte. Su odio clasista no tiene límites, pero la caravana pasa. El Presidente Chávez, antes de su muerte los perdonó.
Chávez está en el cielo y en la tierra, como humus telúrico, como semilla, como surco, como camino, como esfera celeste que brilla con la luz de los oprimidos, que fue y supo representar. El arañero sigue tejiendo desde la esperanza, la fe, la pena y de los pueblos del mundo que desde hoy se preparan para despedirlo, invitándolo a regresar, cuando él lo desee y Dios se lo permita.
El Presidente se tomará un tiempo para reflexionar sobre sus éxitos, sus virtudes y sus errores. Recorrerá la vida, recorrerá la muerte hasta superar la cuesta del dolor, llenarse de alegría, de luz y reencontrarse con los nuevos amaneceres de los pueblos y entonces como dijo el Chino Valera, regresará como los pueblos, cantando y más cantando y más cantando y repetirá con él: comienzo y creo en ti/maravilloso país en movimiento.
La tierra lo abraza, le da la bienvenida, lo acuna pues recuerda perfectamente cuando desde el barro nació él, recibiendo los frutos, la luz y el don de la palabra para fundar, guiar, amar, sembrar y cosechar.
A sus ancestros, sus padres, sus hijas, su hijo, sus hermanos, su familia… Toda nuestra solidaridad, nuestro cariño. Uds. saben que él ahora se va por el camino con Bolívar, Miranda, Martí, San Martín, Ho Chi Minh, Villa, Zapata, Lumumba, el Ché, Morazán, Florentino… Ganándole una vez más la batalla al diablo, ese que se materializa en la guerra y los atracos financieros.
Te lloramos Chávez. Es inevitable, pero amaneceremos celebrándote, con las canciones que cantaste, los poemas que declamaste, la música que bailaste. Repetiremos una vez más las palabras de Fucik: He vivido por la alegría, por la alegría he ido al combate, por la alegría muero ¡Que la tristeza no sea jamás unida a mi nombre!
Te despedimos con estos versos de Vallejo:
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar...