Un articulista, supongo más por dinero que por convicción personal, publicó en el Nuevo Herald un artículo titulado Muere Chávez, el dictador y reproducido en NoticieroDigital. Su autor se llama: Manuel Corao. Hay quienes creen que son luminarias de las ciencias sociales y, especialmente, de la política pero no se percatan que no dan ninguna demostración de dominio de las categorías, porque es con éstas que trabajan las ciencias y no con elucubraciones emanadas del pozo estrecho del odio personal. No es que yo me ande dando de que soy experto en ciencias pero sí le pongo atención a las categorías históricas y trato de respetarlas.
La historia del mundo humano luego de un largo período de la comunidad primitiva es, como lo dijeron Marx y Engels, la historia de la lucha de clases y éstas no podrían subsistir sin tener en sus manos su gran instrumento de dominación que es el Estado, pero éste no se sostendría sin aferrarse a su Gobierno y éste, no sería absolutamente nada sin su característica de dictadura de una clase sobre otra u otras. Esas son categorías sin las cuales no vale la pena nada dicho o escrito sobre el mundo actual. Pero, además, ningún análisis sobre una nación, su vida, sus obras, su gente, su idioma, sus características tendría valor dejando por fuera el papel de la personalidad en la historia porque así lo necesita el motor que es la lucha de clases y su locomotora que es la revolución. Lo que sucede es que el hombre como individuo- no es quien decide el destino de la historia pero sin individualismo tampoco habría historia aunque sean las clases y sus partidos políticos quienes jueguen el rol esencial en los grandes acontecimientos históricos. No sé si el señor Manuel Corao eso lo sabe. No lo sé, porque hay políticos que eso lo saben pero no lo dicen por conveniencia.
No sé tampoco si la verdadera intención del señor Manuel Corao fue hacer una analogía entre Atila y el camarada Chávez. No lo sé. Pero ese que de Donde pisa Athor, el caballo de Atila, no vuelve a crecer la yerba resaltado por el señor Manuel Corao retrata o testimonia su verdadera intención.
El señor Manuel Corao nos recuerda, como si todos los demás fuésemos unos ignorantes de pies a cabeza, que Atila fue el paradigma de la crueldad, la destrucción y la rapiña pero no nos dice absolutamente nada del imperialismo de hoy (especialmente el estadounidense) que ha cometido muchas más tropelías y hasta crímenes de lesa humanidad en el mundo que el propio Atila y sus huestes. Si el Imperio Romano, por ejemplo, juzgó y sentenció a muerte a Jesucristo siendo inocente, los imperialismos de hoy son responsables de miles de miles de crímenes de lesa humanidad y de haber asesinado a centenares y centenares de líderes políticos de la izquierda en el planeta. Ningún imperio anterior llegó a cometer algo tan horrible que pueda ser comparado con lo hizo el imperialismo estadounidense en Hiroshima y Nagasaki.
El señor Manuel Corao desde su lugar de hábitat y que desconozco cuál es, parece como si concentrase su vista hacia Estados Unidos dándole la espalda a Venezuela y así escribe sus artículos no con pluma de pavo real sino con ponzoñas venenosas. No es cierto que Venezuela fuese un país próspero cuando lo recibió el camarada Chávez en su condición de Presidente de la República. ¿En qué país próspero se producen hechos como los del 27 y 28 de febrero de 1989? Por favor señor Manuel Corao, no mienta con descaro y trate de respetar la verdad y, especialmente, las categorías históricas con las cuales, repito, trabajan las ciencias. Cierto es que no reconocer logros socioeconómicos y políticos de la llamada Cuarta República en relación con el pasado es un grave error como también lo es el negarle las conquistas que favorecen a las mayorías sociales de Venezuela bajo el Gobierno del camarada Chávez.
Si alguien, sea de la tendencia del pensamiento social que sea, escribe que en la Venezuela de 2013 se vive en peores condiciones socioeconómicas que en la Venezuela de los ochenta o de los noventa, está mintiendo aunque todo lo actual no sea color de rosa. Si alguien escribe que todos los presidentes de la Cuarta República fueron democráticos y no dictadores pero que Chávez no es democrático y sí un dictador, miente con descaro y desconoce o no quiere reconocer a la política y la historia como ciencias.
Bueno, de manera más concreta, quien no acepte que todo Gobierno es una dictadura de una clase sobre otra u otras; quien no acepte que todo Presidente es un dictador que gobierna al servicio de una clase más que hacia otra u otras, es un mentiroso tensionado, perverso, consciente de sus mentiras y sus engaños. Por eso, la ciencia política lo dice y así lo manifestaron los grandes marxistas de todos los tiempos, que todo Gobierno es la expresión de una clase en el poder. De allí que los marxistas no engañan, no mienten como los ideólogos de la burguesía, porque para los primeros la Revolución Socialista no es posible sin la dictadura del proletariado como el capitalismo no puede mantenerse sin la dictadura de la burguesía y eso se hace a través de los gobiernos y sus hombres que ocupan las funciones más elevadas del Estado. Por eso, nadie se arreche, nadie se encrespe cuando los enemigos del Proceso Bolivariano dicen: Muere Chávez, el dictador aunque no se atrevan a decir jamás, por ejemplo cuando fallezca Obama o cualquier mandatario imperialista, Muere Obama, el dictador. Lo importante no es el término dictador sino a quién sirve el dictador que en el caso del camarada Chávez fue al pueblo y en el caso de Obama a los grandes monopolios económicos que saquean y expropian la riqueza de los pueblos. Eso es todo. No escribo más nada. ¡Vivan los dictadores que ejercen la dictadura en función de la redención de los pueblos! ¡Abajo los dictadores que ejercen la dictadura para explotar y oprimir a los pueblos!