Y el Internet divino

Chávez en el cielo

Lo primero que hizo el Comandante Chávez al aterrizar en el cielo fue buscar una reunión con Jesús de Nazaret. Para ello hizo la solicitud en las oficina del director de Relaciones Públicas y Prensa, de Jesús, San Pedro. La reunión de Jesús de Nazaret con el Comandante Chávez tuvo lugar en un humilde cobertizo. Tapete palestino en el suelo, sin mesas y sin sillas. Nadie fungió como secretario de actas. Total. Las cosas allí son de orden celestial y sin carácter histórico: en el reino de Jesús todos los días son iguales, de paz, de felicidad, de salud y vida eterna; de justicia, de equidad y desprovistos de maldad, envidia, injusticia, mezquindad, exclusión, explotación y humillación. Pero sobretodo, de paz absoluta.

En el cielo no hay pobres ni ricos. Todos somos iguales e hijos de un solo padre, Dios. Por eso nunca se levantan actas de las reuniones. En el cielo no hay archivos electrónicos ni mucho menos gavetas. Por supuesto que tampoco hay plusvalía, PIB, OEA, ONU, OTAN, Consejo de Seguridad de la ONU. ¡Nada de eso! ¡Zape gato! Ninguna de esas plagas imperiales tienen vida en la bóveda celeste.

Chávez se hizo acompañar en esa reunión del Che Guevara, Camilo Torres, Guaicaipuro, Eliecer Gaitán, JC Mariátegui, Alí Primera,- cuatro incluido-, Algimiro Gabaldón, Libia Gouverneur, Fabricio Ojeda, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Víctor Soto Rojos, Sorfani Alfonzo, Américo Silva, Chema Saer, Argelia Laya, Noel Rodríguez, Omar Torrijos, Danilo Anderson, Filiberto Ojeda, Arnulfo Romero, Cruz Villegas, Jesús Anselmi, Felipe Acosta Carles, Alberto Muller Rojas. Todos. Hombres y mujeres que hicieron de su vida terrenal una entrega total por lograr la paz y la dignidad de los pueblos latinoamericanos. Y cuando llegan al cielo se convierten en ángeles porque en los predios celestiales predomina el amor, la igualdad, la paz, pero sobre todo una paz absoluta. Por eso en el éter no hay razones de lucha. No obstante siempre están enviando ondas de iluminación a la conciencia de todos los pueblos oprimidos del mundo.

Tamaña sorpresa se llevó Chávez al ingresar al cobertizo de Jesús. A su lado se encontraban Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora conformando una especie de Estado Mayor Celestial. Los cuatro se fundieron en tremendo abrazo. Aquellos cuatro hombres superiores y fajadores, hombres todo terreno tuvieron que hacer un gran esfuerzo para no llorar.

-“Te felicito hijo. Lo hiciste muy bien. Y gracias por atender diligentemente a los más pobres. Tu obra será recodada eternamente y en Venezuela desaparecerán todos los problemas porque es una tierra bendecida por mí. Los oligarcas no podrán con tu Revolución”. Le dijo Jesús a tiempo que le bendecía con mucho cariño.

- “Los que te rechazaron y te combatieron sin piedad ni compasión son los mismos mantuanos de mí época. Esos que siempre se han opuesto y combatido la emancipación de los más pobres y que les encanta la explotación del hombre por el hombre. Son los mismos que manejaban los negocios de la Compañía Guipuzcoana. Pero tú rompiste el maleficio y moriste en mi querida y siempre recordada Caracas. Bienvenido Hugo”. Expresó Bolívar con esa majestuosidad tan propia de él, esa que caracteriza a los grandes hombres.

Simón Rodríguez, después de abrazarle con emotividad y mostrarle ediciones del Libro Mantilla y del Tricolor Venezolano le dijo con voz estruendosa y brillante: “Hugo. Tú sembraste en el corazón y en la mente de los niños de Venezuela la semilla del nuevo hombre venezolano al impulsar todos esos grandes programas educacionales. Te felicito grandemente”

-“ ¡ Camarada! Campesino tenías que ser Hugo para darle tierra al campesino. Contigo se hizo realidad que “La tierra es de quien la trabaja”. Le grito Zamora a tiempo que gritaba ¡Pan, Tierra y Libertad!

Y Chávez con esa humildad tan característica en él recibía todas esas congratulaciones de Jesús, Bolívar, Rodríguez y Zamora, trémulo de emoción y con las lágrimas a punto de enchumbarle el parabrisas de sus ojos.

Jesús, enterado mucho antes de la contratación del enjambre telefónico del mexicano Slim por parte de Radonski, había dispuesto un Internet Divino para “inocular” directamente a la mente del pueblo venezolano la disposición de votar por Maduro por razones éticas, humanas y morales. Chávez, complacido con la determinación de Jesús de Nazaret de instalar esa Red, dispuso de inmediato, a través de la Sala Situacional Celestial enviar la buena nueva a su equipo de trabajo terrenal mientras Alí Primera cantaba dos temas: “Contésteme Tío Juan. No se me quede callado”. Y “No. No basta llorar. Hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”.

americoarcadio@yahoo.com


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Américo Hernández


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