Culmina el proceso de auditorías del CNE de las elecciones Presidenciales del 14 A 2013 arrojando los mismos resultados que todos conocíamos de antemano. No hubo fraude en las elecciones, no hubo inconsistencia en los resultados presentados por el CNE, después de auditadas el 100% de las mesas electorales, Nicolás Maduro, presidente en funciones fue el candidato electo.
Además de confirmar que el CNE procedió impecablemente, también se confirma la tesis que el candidato que solicitó la auditoria actuaba sólo por razones políticas y después de sus llamados a “descargar la arrechera” causando el asesinato de 11 venezolanos, niños y niñas entre ellos, por mostrarse como seguidores de Chávez después de 14 A, nunca estuvo interesado en el proceso que responsablemente el organismo electoral llevó a cabo, previo cumplimiento con las formalidades que la ley establece en dichos casos.
La verdad es que la revolución lleva 14 años siendo negada y sin reconocimiento de una derecha que mientras el pueblo la elige y la ratifica en cada proceso electoral la derecha intenta: negarla, desconocerla, ocultarla, estigmatizarla, etc.
Así, como en el 2006 hablaron de fraude y hasta la fecha esperamos las pruebas, las cuales además manifestaron mostrarían en las próximas horas, nos encontramos en un escenario en el que Capriles y su gente, sin pararle un milímetro a lo que ha dicho el CNE, intentara mantener el discurso de que el Presidente Nicolás Maduro es: ilegítimo, fraudulento, “mientras tanto”, etc.
La revolución bolivariana debería estar curada de éste mal, que parece congénito en la oposición, y después de 14 años debería estar en capacidad de proceder contra la irresponsabilidad de Capriles y la MUD por desconocer a las instituciones legalmente constituidas. ¿Será que no hay quien acuse penalmente a estos individuos por desconocer el Estado de Derecho que reina en nuestro país?.
Habrá que preguntarse si las instituciones están preparadas para el referéndum del 2016, no nos referimos a la preparación técnica del evento por parte del CNE, que seguro estamos éste asumiría sin dificultad alguna, sino más bien a la respuesta que debemos darle definitivamente a una derecha: golpista, fascista, antidemocrática y anticonstitucional que hemos padecido en los 14 años de revolución.
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