Hay quienes embargados de ilusión, niegan el poder mediático y producción de contenidos del capitalismo.
Hay quienes piensan que son los políticos y no el poder político y mediático del capital, así como el andamiaje social (relaciones sociales y económicas) los que nos imponen el “tipo ideal” de sociedad en la que debemos vivir: el capitalismo como el orden natural de la vida y de las cosas.
Hay quienes piensan en consecuencia, que los Estados, los gobiernos y sus instituciones son neutrales o deben serlo. En otras palabras: los Estados deben responder al orden natural.
Hablamos sobre Guerra de Cuarta Generación, pero no terminamos de entender que este paradigma transformó los medios en escenarios de guerra y en armas de y para la guerra.
No terminamos de asimilar, entender, que no hay ni neutralidad, ni inocencia en los contenidos que se producen en y para los medios: televisión, cine, radio, prensa, Internet, vallas, etc.
No terminamos de entender que los medios disparan -siembran- arquetipos, modos de vidas, “tipos ideales”, formas de pensar.
No terminamos de entender que el poder mediático mundial está en manos del gran capital y que en Venezuela estas armas de guerra -la hegemonía de los medios- están en manos de la oligarquía parasitaria, de los cónsules del imperialismo.
La tesis que humildemente promuevo para el debate, es que el socialismo se gana o se pierde en la cabeza de los pueblos.
En consecuencia, la sociedad de paz -histórica- y el socialismo son imposibles de lograr si no se desarma también al capital, a la oligarquía parasitaria.