Es sorprendente la cantidad de bolsería coloquial que logran almacenar el cerebro de ciertos artistas (Shakira, Madonna, Beyoncé, Rubén Blades, Rihanna…“patrimonio cultural de la humanidad”) quienes por arte de birlibirloque se transformaron en internacionalistas y en analistas políticos. Algunos de ellos, sin conocer a Venezuela y mucho menos a los venezolanos, aparecen frente a una pantalla o a través del tuiter o del feibuc o de los pin para expresar que nuestros compatriotas están divididos. Esta afirmación se viene haciendo desde que mi comandante Chávez ascendió al poder por vía electoral y ahora, continúan repitiendo la misma estupidez. Ciertamente yo creo que tienen razón. En tiempos de la cuarta república era frecuente ver en el Country Club a un grupo de “patas en el suelo” de Carapita jugando golf con sus panas de la burguesía criolla. Recuerdo, como si fuera hoy, a los aristócratas de Lagunita echando una partidita de truco en un botiquín de Propatria. La imbecibilidad no es solo “made in Venezuela”, pareciera que este es un mal regado en el ámbito internacional y convertido en epidemia.
Si es cierto, no solo los venezolanos estamos divididos, los magnates del dinero fragmentaron a los habitantes del planeta. El mundo está desmembrado entre pobres y ricos, entre explotados (los pobres) y explotadores (los capitalistas), entre negros (los excluidos) y blancos (los déspotas). Por qué sorprendernos de esta división si los dueños del capital se encargaron de segmentar todos los estratos de la humanidad. La separaron por nacionalidades, por religión, por partidos políticos, por el color de la piel, por la tenencia del dinero (pobres, clase media, clase media alta y burgueses), por equipos deportivos, por sexos, entre tantas de las estrategias inventadas por los capitalistas para mantener avasallados los pueblos del mundo.
Pero no sólo los habitantes del planeta están fraccionados en los sectores clásicos conocidos hasta ahora. Consecuencia de la diversificación del trabajo me permitiré hacer nuevos aportes. Por ejemplo:
Los políticos están separados entre los neoliberales que pregonan la entrega, a las empresas transnacionales, de los recursos naturales de las naciones pobres y los políticos patriotas, empeñados en utilizar la materia prima y las riquezas enterradas en las entrañas de la tierra para resolver los múltiples problemas de los excluidos.
EE.UU está dividido entre el 99 por ciento que se jode trabajando y el otro, el 1 por ciento restante que no hace un carajo, pero vive con lujo y confort.
Los periodistas están divididos entre los mercenarios que obedecen a los intereses de los medios de comunicación y los otros, los patriotas, los que buscan la verdad para que los pueblos conozcan sus verdaderos opresores.
Los países donde existen monarquías están separados entre los monarcas y los pendejos. Los primeros, el rey y su familia (vagos consumados y mal vivientes) quienes viven del trabajo de los segundos.
Los europeos están separados entre los estafados por los bancos y los banqueros, es decir los estafadores.
Los artistas: cantantes, actores y actrices, tanto de Hollywood, nacionales y extranjeros (ahora convertidos en veteranos “analistas políticos”) se dividen entre los que consumen drogas (se la pasan “hasta el culo”, es decir drogados, como decíamos en mi barrio en mi época de mozo) y los artistas zanahorias.
La iglesia está dividida entre los curas pederastas (a los que le gustan los culitos tiernos) y los curas que protestan ante la alcahuetería de la curia romana.
La iglesia también está dividida entre los curas adinerados (los príncipes de la iglesia, es decir los cardenales, quienes viven cómodamente en los “palacios” arzobispales) y los curitas de pueblo. Estos últimos deben buscarse una amante en pobres villorrios para poder comer. Jamás podrían cumplir su labor evangélica con sus sueldos de miseria.
Los ladrones también están divididos: los de cuello blanco (banqueros, empleados corruptos, comerciantes especuladores, burguesía parásita, estafadores, fabricantes y vendedores de armas, traficantes de drogas, lavadores de dinero…) y los bandidos, los que salen con una arma para atracar. Evidentemente, los segundos son más valientes que los primeros, unos cobardes que se esconden detrás de una investidura para no dar la cara.
Los estudiantes del mundo también están divididos entre los que aceptan el mensaje mediático como una verdad indiscutible (los gafos) y los estudiante revolucionarios, quienes luchan por un mundo mejor, de paz y de igualdad para sus congéneres.
Ciertamente señores, tienen razón, estamos divididos.