El súper Gigante de la política venezolana. El Comandante Supremo de la revolución bolivariana y socialista. El padre político de Nicolás Maduro. El hombre que dio su vida por su pueblo y por su proceso revolucionario. Hugo Chávez Frías, está triste. Muy triste, en el más allá. ¿Por qué la tristeza del más grande? Por lo que pasa con su legado. Podrían venir otras sorpresas. Hasta ahora, con lo de Giordani y Navarro, pareciera que es sólo la punta del iceberg. Esa es la sensación que da. Como observador de quienes conducen el proceso que nos dejó Chávez, no puedo más que preocuparme enormemente. Las cosas no se están manejando bien por la cúpula. Mientras tanto la tristeza se expande por todos los rincones del Cuartel de La Montaña.
2. No es fácil ser el hijo político de Chávez
Una cosa era pasear de un país a otro. De un escenario a otro. De un organismo a otro, como Canciller. Y otro es tener en las manos el poder. No fue difícil obtenerlo. El súper Gigante Hugo Chávez hizo lo suyo. La lealtad del chavismo a Chávez fue suficiente para que Maduro obtuviera la victoria ante el candidato de la derecha. El liderazgo del más grande de la era moderna, estuvo presente. Su sentimiento. Si ideal. Su convocatoria. Su poder de líder auténtico. Su voz entonando el Himno Nacional (aún lo repiten por el canal 8). Su voz aquí. Su voz allá. Su Plan de la Patria en la mano de los sucesores. Todo, todo, absolutamente todo, su legado ha llegado a toda Venezuela. En todos los rincones del país aún se respira la voz, el gesto, la sonrisa, el mando, la autenticidad, el liderazgo y el carisma de quien ofrendó su vida por su pueblo. Por su revolución. Por sus ideas bolivarianas. Por la integración de América Latina y El Caribe.
3. Por ahora… las cosas estas feas, muy feas
De pronto el cielo se torno oscuro. Quienes hacen críticas constructivas, como tiene que hacerlo un verdadero revolucionario, son llamados “izquierdistas trasnochados”. Pero la economía no mejora. “Son divisionistas”. Pero la escasez se acentúa. “Son revanchistas”. Pero la inflación sigue su marcha. “Son ultrosos”. Pero los alimentos suben de un día para otro. “Son desconsiderados”. Pero el dinerito no nos alcanza para la cesta básica. “Son de ideas mohosas”. Pero la realidad les da la razón. “Alimentan a la derecha”. Pero la impunidad para los corruptos sigue campantes. “Son aliados de la derecha”. Pero los verdaderos traidores andan chupando. Son los mayores corruptos, y nadie los para. Andan manos libres, cobijados por la oscuridad de la noche. Por ahora… las cosas están feas, y seguirán feas… salvo que se rectifique. Por cierto ¿quién podrá viajar ahora con un dólar a cincuenta bolívares? Viajaran los ricos. Los altos funcionarios del gobierno. Caray, qué hemos hecho para merecer tal castigo.
4. “Que nadie se equivoque conmigo”
Presidente, con el respeto que se merece, nadie se ha equivocado con usted. El primero en no equivocarse fue el súper Gigante Hugo Chávez. Quien lo apadrinó para que usted fuera presidente. Pero esa frase: “Que nadie se equivoque conmigo” me suena a amenaza. Así, desde hace tiempo, amenaza a los guarimberos, a los golpistas y a los magnicidas. Pero nada pasa. Por allí andan echando vaina. ¿Se equivocó con usted Jorge Giordani? ¿Héctor Navarro? ¿Ana Elisa Osorio? ¿Vladimir Acosta? ¿Juan Barreto? Eso de “Que nadie se equivoque conmigo” está bien para referirse a Leopoldo López, a María Machado o Antonio Ledezma. O al mismísimo Henrique Capriles, quien tira la piedra y esconde la mano. Pero…
5. ¿Vendrá una purga al estilo de Stalin?
Sin comparar al Presidente con Stalin, por razones obvias, no es menos cierto que hay temor dentro del chavismo arriba. No el de la base. No en las UBCH. Algunos guardaron sus cartas de solidaridad con Giordani. Uno de los funcionarios más querido por el Comandante Supremo de la revolución. El Presidente Nicolás Maduro, así como Diosdado Cabello, han hablado duro en contra de quienes puedan seguir el camino de Giordani y Navarro. Los duros hablaron en un acto en Cagua, estado Aragua, la semana pasada. Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, Tareck El Assaimi, así como Elías Jaua. Maduro, fue más “duro” aún. Se enfiló contra los “carteros”.
En fin, mucha gente, dentro y fuera del chavismo se pregunta si no vendría una purga al estilo de Stalín, en la era de la Unión Soviética. Yo no creo. Sinceramente no creo. Sería un error garrafal. Por si acaso, recomiendo que no se remueva al piedrero, pues podría aplastar a muchos, y eso sería muy malo para el futuro del proceso revolucionario. Una chispa podría incendiar la pradera. Pero lo que sí es cierto que Maduro vuelve a su lenguaje archiconocido. Lo había moderado. Pero volvió, volvió, volvió. El tiempo dirá sí lo beneficia o lo perjudica. Yo pienso que lo perjudica, pero él es él y punto. ¡Comandante Chávez, haga algo por nosotros desde el más allá! Su pueblo la está pasando mal.
¡Volveré!
Teófilo Santaella: periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la isla del Burro, en la década de los 60.
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