No basta con el análisis simplista, de decir de manera discursiva, en lo relativo al estudio de las formaciones económico sociales, que el capitalismo como sistema predominante de la sociedad moderna, simplificó las luchas de clases o las contradicciones, al simple enfrentamiento entre proletario y burgueses, pues al parecer, la realidad nos muestra en el caso de América latina y quizás otros países del mal llamado tercer mundo, otros segmentos de la población que no encuadran dentro de las categorías clásicas del análisis marxista, no quiero decir con esta aseveración la vigencia o no de las categorías marxistas, por supuesto que éste el marxismo, sigue constituyendo una excelente metodología para el análisis, de la realidad, pero a veces hay aportes que la misma realidad nos ofrece y que el mismo marxismo las acepta, ya que, esta, la realidad, es en sí misma definida por Marx," como el resultado de múltiples determinaciones, y la realidad latinoamericana, indoeuropea, afrodescendiente, burguesía parasitaria y entreguista, nacionalismos, latifundismo, repúblicas oligárquicas, colonialismo y pare de contar, representan solo eso, resultado de múltiples determinaciones, pero ellas en sus especificidades, conforman una realidad objetivamente compleja.
El estudio resultante de la aplicación de políticas neocoloniales, del liberalismo económico, de reformas agrarias sin sustento alguno han producido una depauperación de la vida agrícola, deformando la vida de los campesinos, acentuado relaciones de servidumbre y en algunos casos de esclavismo, de igual manera el desarrollo del capitalismo rentista y especulador ha deformado las relaciones sociales en los campos venezolanos de tal forma que los campesinos representan menos de cincuenta años, una clase social numéricamente inferior desde el punto de vista poblacional, al resto de los sectores que conforman nuestra estructura social.
Pero no solo este desarrollo afectó este aspecto de la realidad, también en los campos venezolanos, la marginalidad de la población produjo un desarrollo de sectores altamente desclasados, dados a actividades muy pocas vinculadas con el trabajo agrícola, el monocultivo, la aplicación de la llamada "revolución verde", el abandono de las tierras aptas para las labores agrícolas, la penetración del paramilitarismo, delincuencia juvenil, inseguridad, consumo de drogas lícitas e ilícitas desde tempranas edades, representan elementos que requieren realmente de una mirada, muy particular de las ciencias del campo para poder comprender la nueva sociología y geografía humana del campo venezolano.
La aplicación de instrumentos que a la luz de la Revolución Bolivariana se han aplicado, como la Ley de tierras y desarrollo Rural integral han puesto de manifiesto, estas complejas relaciones que el capitalismo ha dejado a su paso, el grado de depauperación de los campesinos en contraposición con una clase latifundista acomodada y altamente privilegiada, dibujan una dantesca realidad social que bien merece la pena revisar, no solo para comprender, si no para de manera urgente transformar, la liberación de las fuerzas productivas del campo, van más allá del simple asistencialismo, no, requieren de una verdadera revolución la cual tiene su sustento en la recuperación de la Vida Campesina, como forma cultural que permita a través de una autentica educación campesina sacar de las tinieblas inmensa cantidades de venezolanos que los terratenientes y latifundista ha sumergido en los mares profundos y tenebrosos de la servidumbre.
Las ultimas acciones del Instituto Nacional de Tierras acompañado de La Universidad Campesina de Venezuela Argimiro Gabaldón, muestran la crudeza de esta realidad que no requiere de paños calientes, sino de una contraofensiva de las fuerzas revolucionarias para deslastrar de nuestros territorios campesinos, los fantasma del feudalismo implantado por el colonialismo en la América nuestra.
Cécil Gerardo Pérez
Arnaldo Guedez
