Me disculpan la expresión pero arrechera e indignación son lo mismo para nosotros hoy. Liberamos a un criminal como Simonovis y la ultraderecha asesina a un joven valiosísimo para la Revolución como Robert Serra. Se colma la racionalidad y la sindéresis.
¿Hasta cuándo los llamados a la calma y a la sensatez?
Recordemos a Bolívar: en El Manifiesto de Cartagena y que están vigentes ahora más que nunca: “A cada conspiración sucedía un perdón y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar… clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos concluido” Para mí, primero fue Chávez, hábilmente eliminado físicamente por el imperialismo.
Van cientos de campesinos asesinados, caciques yukpas y dirigentes de la etnias originarias, dirigentes obreros, los muertos producto del llamado de Capriles a “drenar la arrachera”, los asesinatos de más de 40 venezolanos en las guarimbas, asesinato selectivo de dirigentes de la Revolución como Danilo Anderson, Juan (Juancho) Montoya, Eliezer Otaiza, y ahora Serra. ¿Estamos en presencia de una Venezuela colombianizada como cuando en esa nación asesinaron a más de 4 mil militantes de la Unión Patriótica?. La diferencia es que la Unión Patriótica era de oposición y nosotros somos gobierno. ¿Hasta cuándo la impunidad? Grita el pueblo bolivariano.
Y la gente de la oposición guarda un silencio cómplice que dice a gritos lo que realmente piensa de esto. Hipocresía pura. Imaginemos que hubiesen asesinado a un dirigente oposicionista el escándalo nacional e internacional que armarían. El pueblo está expectante, contenido por la dirigencia bolivariana. Pero hay límites...