Sigo y seguiré reviviendo la raíz rodrigueana ahora más que nunca que entramos en un proceso donde se requiere cada vez más hurgar en nuestra historia para encontrar en ella los elementos que nos permita construir el sentido de una escuela para la revolución bolivariana en el Socialismo del Siglo XXI.
Tenemos ya casi mas de 200 años buscando la educación que queremos, bastante camino ya recorrido, y propuestas dejadas a medios andar y por doquier en toda la geografía nacional. Tendencias mas tendencias menos se han ido pocisionando en los tiempos. Algunas copiadas de afuera, otras insurgentes, las mas... reformistas.
En este devenir, cuesta creer que la escuela venezolana siga siendo un espacio de confusiones y tan lleno de “sin sentidos” desde lo que se aspira y se quiere en las transformaciones. Seguimos con el mismo sistema educativo burgués pensando que desde allí podemos hacer el cambio, cuando en realidad lo que logramos es mayor y mayor desgaste del maestro venezolano “mas pintao” y valiente, porque su concepto está montado sobre lo efectista, rápido y pragmático, está hecho para no pensarse, ni pensar, está hecho para lo inmediato, es decir, para el mercado.
Seguimos diciéndole NO a Simón Rodríguez. Seguimos dejando cada vez más atrás su ideario y propuestas concretas en relación a la escuela para estas tierras.
Enumeremos:
Hasta el día de hoy la gran mayoría de nuestras escuelas en todos sus niveles y modalidades adolecen de talleres o espacios para la producción material para nuestra sociedad socialista de convivencia y desde el trabajo (a pesar de los muchos esfuerzos hecho por maestros en ese sentido). Es una escuela para sentarse y nada mas.
Las escuelas siguen trabajando por niveles y modalidades sin tomar en cuenta los ciclos o transversales concretos como es lo vocacional, la escuela del trabajo liberador. La carrera es el grado que viene y cuándo corono.
La escuela en nada ha transformado su estructura burocrática, producto que las zonas educativas y ministerio siguen fortaleciendo la fragmentación del docente a través de las cuadraturas y cargar horarias y el modelo de gestión tan atrasado que poseemos. En los antros escolares no se puede ni se permite la innovación que proponga un modo distinto de pensarse dentro de la escuela, y si te atreves a innovar...espera lo peor.
Hasta el día de hoy nuestras instituciones educativas se han montado en una necesidad voraz por conquistar la infraestructura y dotaciones pero descuidando la perspectiva pedagógica y la transformación del ser humano para una sociedad de la convivencia la paz y desde el trabajo. Se antepone lo material por encima de lo espiritual, la mística y el compromiso.
Como no se ha pensado la educación en serio, las universidades siguen egresando maestros para la lógica capitalista y rentista. Este tipo de maestro solo sabe dar clases, preparar y planificar, pero de elaboraciones prácticas, habilidades en áreas de formación para desarrollar el trabajo desde la escuela...no existe.
La práctica se resume en el aula de clases y los contenidos aun sin sentido, ni reflexión de lo que se enseña y para qué.
Los programas, contenidos siguen siendo los mismos para mantener la sociedad de la competitividad. No basta con tener Canaimitas, Libros Bicentenarios, eso está bien, pero hacen falta otras cosas que fortalezcan la práctica del maestro y le permita crear, re-crear, inventar desde una perspectiva liberadora. (conozco de iniciativas que han sido paradas por no entrar entre los cánones de las políticas emanada desde “arriba”)
Poco esfuerzo por parte del estudiantado para acometer acciones que edifiquen y crean una manera distinta de conseguir las cosas...todo viene del gobierno en su mayoría, y durante las 6 horas que pasan su vida dentro de las escuelas es poco lo que invita al esfuerzo desde el trabajo, a la construcción del buen sentido. Hacer una maqueta, por ejemplo solamente implica un pequeño esfuerzo por parte del estudiante, pero no contribuye en nada al espacio vital en que se desenvuelve, ni tampoco resuelve los problemas de su entorno inmediato. Conozco de vecinos, abuelos que requieren de reparar puertas, ventanas, la escuela podría ayudar si en sus espacios contara con talleres...sociales, para el bien común... “educación desde el trabajo”
Pendiente la construcción curricular para las comunas, las cuales deben ser elaboradas por los propios y propias comuneras y comuneros. (experiencias hay ...) pero el sistema lineal, obvia estas realidades que están pendiente en nuestro socialismo, que debiera ser mas osado.
Entre otras tantas...
Todo esto lo combatía el maestro, lo dejó escrito y bien fundamentado. La transición para la escuela nueva venezolana debe emerger del pensamiento de Simón Rodríguez, porque hablar de la Escuela Social es decir en algunas de sus palabras y actualizándonos en pleno siglo XXI:
Talleres en todas las escuelas de: Herrería, Carpintería, albañilería, mecánica, tejidos de alfombras,costura, sombrerería, fábricas de ladrillos, tejas, aserraderos, construcción,electricidad,agricultura,jardinería, pecuaria,enfermería,tallado de madera, pintura, entre tantos otros que pudiesen movilizar y dinamizar nuestra escuela tan aburrida desde preescolar hasta la media general y técnica. Y no vengan con el cuento que solo las escuelas técnicas puede tener los talleres. La escuela incorporada a la edificación de la comunidad y de la sociedad desde la educación primaria. Ocupando manos, mente y corazón
Organización de la escuela social por ciclos progresivos: inicial, pre-vocacional, vocacional y especializado para que todos y todas nuestros niños y jóvenes tengan conocimiento técnico de los oficios, además de ello puedan tener conocimiento teórico con más sentido y aplicabilidad a las cosas. Así tendremos una sociedad a futuro de trabajadores insignes y no de flojos pasando todo el día puyando los botones de las maquinitas en los centro comerciales, o de enclenques e inútiles.
La vinculación de los conocimientos a los ciclos. Es decir un currículo contextualizado al entorno, los ejes de producción de las escuelas insertándose como palanca de trabajo dentro del barrio, comuna. Cubriendo las necesidades inmediatas de las localidades donde se encuentran.
Idear sistemas de gestiones escolares diversas, funcionales, donde el que quiera trabajar lo haga sin tanta burocracia. Buscar los maestros que en realidad se necesitan. Con el perfil que se requiera para acometer los talleres. Inserción de los Maestros Pueblos de las comunidades a esta cruzada educativa y necesaria.
Conseguir tierras baldías, terrenos, parcelas en las comunidades para asignárselas a las escuelas y producir lo que pueden consumir, pero en serio y no meros ejercicios de siembras. (La historia está llena de estas experiencias).
Al estar ocupados y trabajando en lo que deben los muchachos e ir dejando esos antros escolares vergonzosos donde la mayoría del día nuestros niños y jóvenes no están aportando a su construcción y esfuerzo, comenzaríamos a mover la rueda de la historia y a darle un giro para trascender la inercia a que hemos sido sometidos 500 y tanto años de dominación.
Porque a la final la burguesía no tiene por qué estar pensando nuestros espacios escolares, somos nosotros y nosotras, el pueblo el que debe asumir tamaña tarea de deslastre cultural y de dominación que traemos y tenemos.
La sociabilidad, es asunto serio, pues la escuela social busca entre otras formar al ciudadano que necesita la sociedad, es decir, un estudiante en verdad que sepa como desenvolverse socialmente y sepa qué hacer a la hora de las chiquiticas y solamente eso lo puede la educación, y no cualquier educación sino una que en verdad piense y haga ruptura con el colonialismo.
Y no quiero creer que cueste tanto entender que urge cambiar el modelo educativo progresivamente, hacer las escuelas dignas de esta historia, para comenzar a tener los docentes que se requieren y su perfil para acometer este tipo de educación. Habrá que luchar para ello hasta ver a los dos Simones contentos y satisfechos.
Revolución del conocimiento.