La gota que rebosó el vaso

1 "Lo que son las cosas…", solían decir nuestros abuelos para comparar los sucesos acaecidos en el pasado y su relación con los del presente. Mejores o peores a los actuales -según ese método empírico-. Era una manera sencilla de evaluar situaciones concretas. Apelo a esta reminiscencia con motivo de la situación que ha vivido el país últimamente por la acción de organismos de seguridad del Estado y de algunos cuerpos policiales, y su relación con el tema de los derechos humanos. Lo cual ha suscitado una polémica que no vacilo en calificar de sospechosa. ¿Por qué lo digo -y escribo?- Sencillo. Porque se pensaba que en torno a algo tan delicado había, prácticamente, consenso. Ya que la mayoría de los venezolanos ha madurado en su evaluación positiva debido, en gran medida, a la preeminencia que se le dio al tema en la Constitución vigente y a la prédica que se ha hecho en torno a su valor absoluto. Pero hay actitudes equívocas. Personas e instituciones que se envuelven en esa bandera con hipocresía, ya que sus verdaderos designios son otros, por ejemplo, la subestimación y, previsiblemente, la violación de los mismos tan pronto las circunstancias lo permitan.

2 Imaginaba que acciones violatorias de los derechos humanos: asesinatos, torturas, masacres, extorsión, secuestros, debidamente probadas y con denuncias consignadas oportunamente ante el Ministerio Público, cometidas por funcionarios del Cicpc y otros organismos policiales, no generarían la defensa de los autores con argumentos muy peligrosos, como el de que las víctimas eran delincuentes. En ese contexto ocurrió la "masacre de Quinta Crespo", consumada por un comando del Cicpc. Prácticamente fue la gota de arbitrariedad y de reto al Estado de derecho que rebosó el vaso de la tolerancia ante los delitos cometidos por la autoridad.

3 El dilema que provocó semejante situación fue muy claro: o se guardaba silencio ante lo que venía pasando; o se reaccionaba a través de la denuncia debidamente fundamentada. O, si se quiere, lo digo de esta otra manera: o se aceptaba que en un país donde no hay pena de muerte -menos aún de facto-, y se tipifican otros delitos contra el ser humano, priva la impunidad como ocurrió durante la IV República; o se le da un parao a tiempo a lo que pasa. Lo primero era reeditar las aberrantes prácticas del Estado terrorista en que se convirtió la democracia puntofijista, o adoptar una firme política de repudio para impedir, precisamente, que lo que ocurría se convirtiera en rutina.

4 Por suerte el presidente Maduro tiene suficiente sensibilidad para reaccionar frente al fenómeno y la voluntad necesaria para actuar con rapidez y firmeza. Es decir, que posee lo que le faltó a los dirigentes de los gobiernos de AD y de Copei. Por eso procedió como el país ha visto, adoptando medidas contundentes. Sin embargo, esta posición del Jefe del Estado es cuestionada con argumentos que no vale la pena considerar, ya que son típicos de personajes que si ejercieran el poder estarían apañando tales perversiones policiales. Pero hay que desenmascarar a quienes acusan a Maduro -por la actitud que adoptó- de "ceder a la presión de los colectivos". Es decir, que los que están detrás de esta manipulación de la verdad, buscan golpear la imagen presidencial presentando su gesto de firmeza como un signo de debilidad y exaltando, de paso, a los colectivos populares que han estado en la mira de la ultraderecha y de la campaña mediática mercenaria. Mi reflexión final acerca del tema, es que resulta deplorable que los dirigentes puntofijistas no hubiesen actuado, cuando gobernaron el país, como lo acaba de hacer Maduro. Cuántos asesinatos, cuántos torturados, cuántos desaparecidos, cuántas masacres, se hubieran evitado; cuántos compatriotas estarían vivos y cuánto oprobio se le habría evitado a la República y a la democracia.

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LABERINTO

Cualquier reorganizacion de los organismos de seguridad del Estado debe hacerse a fondo de verdad. Los maquillajes no sirven. Si se deja el huevo de la serpiente el esfuerzo se perderá. La capacidad que tienen para reciclarse dentro de esos cuerpos las prácticas atentatorias contra los derechos humanos -una anticultura profundamente arraigada-, no se extirpan sólo con cambios de directivas. La acción tiene que inscribirse en un plan general del Estado, del gobierno, para garantizar el objetivo requerido. La experiencia en nuestro país, tanto en la Cuarta como en la Quinta, es de signo gatopardiano: cambiar para que todo siga igual. Este es el desafío para el gobierno…

En Brasil la derecha repitió el formato que ya ensayó en Venezuela. Una participación electoral que, al mismo tiempo, alienta la desestabilización, con lo cual se llega a procesos comiciales con evidentes desventajas para los gobiernos progresistas sometidos a severas descalificaciones. A esto se suma una fórmula unitaria de la derecha y feroces ataques de los medios de comunicación en manos de poderosos grupos económicos. Este entramado, medios, partidos de derecha, grupos económicos y monitoreo de Washington, operó en Brasil con abundantes recursos y consiguió confundir a sectores populares…

Lo que impidió que los planes para ganar la presidencia y revertir los avances sociales y políticos de la última década -por la derecha nacional e internacional, el gran capital y del poder mediático-, fue el coraje de Dilma Rousseff y la decisiva participación de Lula. Ambos lograron motivar al pueblo que asumió en la calle la defensa del proceso transformador y neutralizó el intento regresionista. La aplicación del formato se seguirá repitiendo en la región y, en lo inmediato, en la segunda vuelta electoral en Uruguay para impedir la victoria de Tabaré Vásquez…

Pero hay un dato que fluye de los procesos electorales de Brasil y Uruguay: la reacción de los candidatos derrotados. De inmediato reconocieron a los vencedores, sin reticencia, sin denuncias de fraude, sin llamados a desconocer los resultados, sin ofensas al árbitro, al organismo electoral. Y es que se puede ser de derecha y al mismo tiempo ser decente. Se puede competir con todos los hierros, con pasión, con fervor, y ser respetuoso de las reglas de juego. Cuando en verdad se es demócrata, se actúa de esa manera. Toda una lección para la oposición venezolana, que solo reconoce resultados electorales cuando estos la favorecen y, si no, recurre a la violencia…

Mientras el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se mete en los asuntos internos de Venezuela, 51 alcaldes y líderes de su partido, el derechista PP, son arrestados por actos de corrupción, malversación y coimas por contratos de obras de la administración pública. Pero la cosa no termina allí: se anuncian nuevos procesos e investigaciones sobre la cúpula gubernamental…

Desafío para Dante Rivas, funcionario exitoso al frente de otras dependencias públicas. Ahora tendrá que acabar con las alcabalas y toda la trama corrupta que convierte en infierno el contacto de los ciudadanos con las dependencias oficiales. Debe actuar para acabar con las perversiones del Saren. Contra la maraña de vicios que generó la inefable reforma del sistema de Registros y Notarías…

En el acto de transmisión de Min-Defensa, Maduro demostró carácter; Padrino definió lo que es la nueva Fanb, y Carmen Meléndez confirmó que es capaz de salir airosa en cualquier cargo de responsabilidad. Un disuasivo para quienes siguen creyendo en la fragilidad de las instituciones y que pueden meterse, impunemente, en aventuras.



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José Vicente Rangel

Periodista, escritor, defensor de los derechos humanos

 jvrangelv@yahoo.es      @EspejoJVHOY

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