Por los cuatro costados vemos con una inmensa angustia cómo los pocos reductos de la vegetación desaparecen por la acción del fuego, que poco a poco va acabando con la vegetación y con los pocos animalitos que quedan. Perezas, ardillas, cachicamos, prácticamente calcinados. Estos fuegos, en su mayoría provocada e inconscientemente, no sólo destruyen la vegetación, sino que afectan drásticamente los suelos aumentando la erosión de éstos, pérdidas de diversidad biológica, parques nacionales convertidos en desiertos, y pensar que todavía falta.
Para aquellos que todavía no creen en el cambio climático y en la crisis planetaria, empujada principalmente por los países desarrollados y eminentemente capitalistas, donde ya prácticamente no hay retroceso en la inminente destrucción planetaria, va llegando la hora de que entremos en conciencia de que nos estamos acercando, sino nos encontramos ya, a un desencadenamiento de eventos que cada vez serán más catastróficos hasta un punto de no retorno. Hasta en estos días las arenas del desierto del Sahara llegaron a CARACAS, y el aumento de la temperatura sigue en aumento para la zona tropical y Caribeña, aquí en los bosques Mirandinos en los últimos 30 años hemos experimentado un aumento de 3 grados por encima del promedio lo que indica que algo está cambiando, y más en el futuro cercano mi gente EL AGUA, tenemos que ir pensando en cómo reutilizar el agua servida para riego y consumo, ya otros países lo están haciendo, no crean que nosotros como nación nos vamos escapar de esta eminente tragedia de la humanidad a la cual nos acercamos sin poder retroceder.
A nuestro país le cayeron la siete plagas; la sequía agotando los niveles de los embalses, generando racionamiento de agua y electricidad; el fuego devastando pastizales, bosques y sembradíos, contaminando de ceniza todo el aire alrededor; el pueblo batallando día a día por la inflación programada, especulación y acaparamiento; bachaqueo interno de alimentos y productos nimios a cada cuadra; extracción de alimentos, gasolina, repuestos, herramientas, y absolutamente todo y más de lo que no se consigue en el país, hasta el Caribe y media Colombia; la corrupción desenfrenada a todo nivel y de varios colores, sin medidas de control efectivas ni presos, que luego de su habilidosa triquimaña malandra y fáctica, éstos peces gordos se escapan como si nada a otros países a planificar cómo hundir a Venezuela con grandes poderes internacionales; y pare Ud. de contar. Aquí la información sale dos semanas antes de que se dicte una medida judicial ¿Qué podremos hacer? Nuestra revolución está herida, muy herida. ¿Hacia qué nos podrá llevar toda esta situación? Creo que parte de nuestra resistencia permanece porque la derecha se encuentra peor cada día, si no la cosa tal vez sería distinta.
Viajé del norte al sur de VENEZUELA y es terrible la candela por todos lados, colas inmensas en todas partes frente a los negocios, bachaqueo impresionante con productos de Mercal y cualquier producto insignificante. Allá a las orillas del ORINOCO pude constatar un paquete de medio kilo de pasta a 100 bolívares,un kilo de leche de Mercal a 500 bolívares y más, camaradas metidos por los cobres, como decimos los coreanos, al bachaqueo que ya se transformó en un estilo de vida. ¿Cuándo se detendrá ésta espiral? Esta sequía traerá graves problemas en la producción agrícola retrasando la siembra y generando enormes pérdidas de cultivos por la falta de agua. Los viejos lo dicen, “aquí está pasando algo”. Nuestra crisis global y regional nos está acorralando, el cambio climático esta aquí, convive con nosotros. Conciencia camaradas, no debemos ponernos como locos a usar el fuego para limpiar una basurita, con estas condiciones es muy fácil que el fuego se escape de las manos y provoquemos esos enormes incendios por los cuatro costados. Se quema nuestro país. Por favor ayudemos a evitar más la destrucción de nuestra vegetación, nuestro ecosistema y además de todo eso como si no fuese suficiente, la salud de ser humano. Unámonos combativamente en espíritu revolucionario para lograr la praxis de las ideas, y poder apagar este incendio que nos puede llegar a calcinar algún día.