El Proceso; No. 6; Aporrea 2006-0408
APOYADA EN EL CRIMEN Y LA TRAGEDIA Y CON UN FALSO “LUTO ACTIVO”, LA OPOSICIÓN FASCISTA ARREMETE OTRA VEZ CONTRA LA PATRIA VENEZOLANA . Parecería casual, pero hay una notoria coincidencia. Van cuatro años entre aquel abril de 2002, con su terrible secuela de odios, actitudes fascistas, conspiración y asesinatos de venezolanos, y este abril de 2006, cuando la manipulación mediática de unos abominables hechos criminales ha intentado descaradamente devolvernos a lo que fueron los años 2002, 2003 y 2004. Hay cuatro años entre los hechos que vamos a analizar, la comunidad nacional ha adquirido un nuevo y elevado grado de conciencia política y ciudadana, pero las intenciones y acciones venenosas de una oposición entregada al imperio gringo no han disminuido, sino, más bien se han intensificado en su intrínseca maldad. Vivimos entre estrategias imperialistas dirigidas a ahogar toda clase de reivindicación social y laboral, así como cualesquiera intento de desarrollo nacionalista y soberano acometido por gobiernos leales a los pueblos que los eligieron. Dentro de este cuadro hemos visto golpes de Estado, trancas de vías de comunicación, paros patronales fascistas, sabotajes contra nuestra industria petrolera, intentos de convertir referendos consultivos en vinculantes, un “revocatorio” que el Pueblo transformó en ratificatorio, cacareos de “fraude” sin contar con pruebas, intentos de deslegitimar al CNE, FGR, AN y al Poder Público en General, y ahora estamos presenciando la más vergonzosa y despreciable utilización de la muerte, la tragedia y el dolor, como “argumentos” mediáticos y politiqueros para conspirar contra el Proceso Revolucionario Bolivariano. Una sucesión de criminales y monstruosos asesinatos en una semana, extrañamente atípica, ¿selectivos? ¿en serie? ¿encuadrados en un diabólico plan? Pero la cosa no para ahí, porque una vez consumados los hechos saltan a protestar ciertos grupúsculos e individualidades de larga y conspicua trayectoria desestabilizadora, en acciones que distan mucho de ser legítimas expresiones de dolor e indignación, sino que se parecen demasiado a las “guarimbas”, “trancazos” y “Chávez, vete ya”, de un lamentable pasado reciente. Posiblemente alguien, cuya procedencia intuimos, exija ¡pruebas, pruebas!, con el mismo énfasis con que gritaban ¡fraude, fraude, fraude! Careciendo, precisamente, de pruebas. Pero, veamos más detalladamente los abominables hechos.
1-ASESINADO FILIPPO SINDONI, EMPRESARIO DE ORIGEN ITALIANO, DE GRAN APRECIO Y PRESTIGIO EN EL ESTADO ARAGUA, AMIGO DEL PRESIDENTE CHÁVEZ Y DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA. Fue la primera víctima en aparecer sin vida, con un disparo en la cabeza. Comenzaron las investigaciones y las conjeturas, y en el escenario mediático se comenzó a explotar el tema de la inseguridad, aunque todavía con baja intensidad. Resultaba bastante notorio el escaso tiempo transcurrido entre el momento del secuestro y la ejecución del asesinato, calculado en unas dos o tres horas, lo cual remitía a la suposición de que el móvil real era matarlo. El Sr. Sindoni era miembro de la colonia italiana, de gran trayectoria e importancia en Venezuela.
2-APARECEN LOS CUERPOS DE LOS NIÑOS JOHN, KEVIN Y JASON FADDOUL, Y DEL CHOFER MIGUEL RIVAS. Después de más de un mes de encontrarse desaparecidos, son encontrados cuatro cuerpos, cerca de Yare, en el Estado Miranda, cada uno con un disparo en la nuca. Correspondían a los tres niños y al chofer. Lo ocurrido, por supuesto, genera una gran conmoción y el día siguiente, jueves 5, se producen protestas en varias ciudades del país. Los niños Faddoul eran de origen libanés, otra colonia de gran trayectoria e importancia en Venezuela.
3-ULTIMADO POR UN MOTORIZADO EL REPORTERO GRÁFICO JORGE AGUIRRE, MIENTRAS CUBRÍA UNAS PROTESTAS FRENTE A LA UCV. En extrañas circunstancias, un sujeto no identificado acciona un arma de fuego contra Jorge Aguirre, quien ya herido mortalmente es capaz de tomar una foto a su asesino, en lo que supone el tercer hecho criminal sucedido en pocos días. La gravedad y la proximidad de los crímenes configura un tenso escenario capaz de dar lugar a diversas protestas pacíficas, donde ciudadanos honestos expresan legítimamente su dolor e indignación ante lo ocurrido y exigen todo el peso de la ley contra los asesinos y sus cómplices. El compatriota Jorge Aguirre era reportero gráfico, miembro de Periodistas por la Verdad, integrante de un gremio de especial relevancia por su papel en la actividad informativa y comunicacional.
¿HAY RELACIÓN ENTRE LOS TRES HECHOS CRIMINALES? Esta interrogante constituye uno de los puntos más álgidos en el análisis de la situación, ya que si bien importantes autoridades niegan esta circunstancia, sus características de singularidad, proximidad y manifiesto desprecio por la vida y la condición humanas, y sus posibilidades de aprovechamiento como bandera política contra la Revolución, hacen que, por lo menos, tal relación sea considerada como altamente verosímil. Más aun cuando experiencias recientes proporcionan fundadas razones para creer que el imperio y sus lacayos están utilizando la inseguridad y la acción delictiva como una bandera más en contra del Gobierno Bolivariano. Está aun fresca en el recuerdo “la metida de pata” de Condoleezza Rice, cuando se refirió públicamente a un supuesto paro de transporte en Venezuela motivado por los asesinatos de varios choferes a causa de la inseguridad existente. Ante evidencias como esa resulta bastante difícil descartar la posibilidad de un proceso desestabilizador sustentado en una artificial “exacerbación de la inseguridad”, materializada a través de la perpetración de crímenes horribles por parte de sicarios, y su posterior utilización mediática, en un “plan” semejante al aplicado el 11-04-2002.
Y VA LA “GUARIMBA”, PLANTADA SOBRE LA MUERTE Y EL DOLOR. Consumados los asesinatos de Sindoni, los niños Faddoul y Miguel Rivas, comenzó a tomar forma la “guarimba”, alentada por el aparataje mediático privado, encabezada por inefables fichas de la oposición como Ledezma, Oscar Pérez y los alcaldes de Primero Justicia, y con la participación de algunos micropartidos, grupúsculos, disociados y estudiantes de derecha, principalmente de universidades privadas. Trancan avenidas y autopistas, queman cauchos, agraden a algunas personas por “el delito” de ser chavistas o no sumarse a las protestas, con una clara intención de crear el caos utilizando la tragedia como pretexto. La cloaca mediática privada no pierde tiempo, imágenes van, imágenes vienen, proliferan las incitaciones a la barbarie, a delinquir, a impulsar sentimientos de venganza mientras “celebran un luto activo” con violencia y latas de aguardiente. En algunos colegios privados cometen acciones abusivas e ilegales como llevarse a los alumnos a repartir panfletos contra el Gobierno Bolivariano, Maríamalinche reparte papeles incitadores a la desestabilización, $úmate se multiplica, los vemos en Altamira, en la Redoma de Guaparo, en donde haya alguna “guarimba”, con lujosas pancartas que dicen “Súmate somos todos”, no joda, ¿desde cuándo le han visto cara de vendepatrias a los venezolanbos?....... aunque por ahí anden algunos indignos de llevar el gentilicio. Buena colección de alcaldes escuálidos la que se empata en las “protestas” guarimberas, mientras López y Capriles Radonsky alborotan en Caracas, Castillo y Scarano se suman a la “sociedad civil” que perturba el libre tránsito en Valencia, en la Redoma de Guaparo. Algunos disociados, nostálgicos del 2002, comienzan a pensar en repetir los aberrantes cacerolazos pinocheteros y a buscarle pleito a sus vecinos chavistas. “Luto activo”, ¿se puede creer en el dolor y el luto de quienes se aprovechan políticamente de la tragedia?
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS HECHOS? Ciertamente, hay delincuencia e inseguridad en Venezuela, pero ni son fenómenos nuevos ni son exclusivos de nuestro país. Basta con revisar las estadísticas para volver trizas el “discurso” de la oposición, cuando en forma ligera pretende culpar a Chávez de la situación. La delincuencia existe y se incrementa como un despreciable subproducto de las relaciones de dominación, explotación y exclusión propias del capitalismo. Cuando a un ser humano se le explota despiadadamente, se le priva del empleo como medio de subsistencia y se le reduce a la miseria, se le coloca en la antesala de la delincuencia. Por otra parte, cuando el capitalismo promueve la competencia despiadada, la lucha como sea por las ganancias, por el dinero, por el billete, y esta clase de “ética” dicta la pauta, también se abren canales a la delincuencia. A esto se suma la proliferante impunidad, generada por quienes cuentan con dinero para contratar sicarios o comprar decisiones judiciales, o con poder mediático para chantajear funcionarios y descalificar testigos. Detrás de lo ocurrido en los casos Sindoni, Faddoul y Aguirre, seguidos de una pronta y expedita “guarimba”, aunque oficialmente nos digan lo contrario, se percibe la existencia de alguna mano negra. En la mentalidad de la ultraderecha, de la oposición radical, de sus amos imperiales, todos los caminos conducen a….. “sacar a Chávez”, “como sea, a como dé lugar, a juro, sin lastres éticos”, después de todo, “el fin justifica los medios”. Por el momento tal vez no haya pruebas, pero, por experiencias anteriores podemos suponer que para quienes el 11 de abril hablaron de “poner los muertos”, o de un “ya van seis muertos” cuando aun no se había producido ninguno, propiciar hechos como los recientes con el fin de generar una matriz de opinión contra el Gobierno Bolivariano, no es nada difícil. Y menos aun, con el apoyo de un imperio para el cual las vidas humanas valen poco menos que nada, como lo demuestran cada día en Irak y Afganistán. De manera que no resulta nada descabellado considerar la existencia de un claro trasfondo desestabilizador bajo los casos Sindoni, Faddoul y Aguirre.
NO A LA IMPUNIDAD, LOS CRIMINALES DEBEN RECIBIR TODO EL PESO DE LA LEY, SEAN RICOS O POBRES. Según lo expresado por las protestas de los opositores radicales, habría que “sacar a Chávez para hacer justicia y acabar con la impunidad”, pero si nos vamos a la realidad objetiva nos encontramos con que la impunidad es impuesta y promovida precisamente por los dueños del poder mediático y económico, y por los latifundistas afectados por la Ley de Tierras. No otra cosa se desprende de la inmoral sentencia que perdonó a los militares golpistas del 11 de abril, de las manipulaciones mediáticas dirigidas a descalificar y entorpecer las investigaciones sobre el atentado terrorista que segó la vida del Fiscal Danilo Anderson, de las maniobras leguleyeras orientadas a favorecer al homicida del medallista olímpico Rafael Vidal, y, del caso más patético y vergonzoso, los asesinatos de Pedro Doria, padre e hijo, y de más de doscientos dirigentes agrarios por parte de sicarios y campovolantes al servicio de terranientes hambreadotes de campesinos. Sin embargo, de acuerdo con las últimas informaciones, la acción policial efectiva y honesta ya está claramente encaminada hacia el esclarecimiento de los casos Sindoni, Faddoul y Aguirre, con la plena seguridad de que se hará justicia. Si algo debe quedar definitivamente claro es que no puede haber impunidad, sean los delincuentes pobres o ricos, sean las víctimas pobres o ricas, debe hacerse justicia caiga quien caiga.
SICARIATO, ASESINATOS SELECTIVOS, IMPULSO A LA DELINCUENCIA E INSEGURIDAD GALOPANTE ¿NUEVO LIBRETO DEL IMPERIO CONTRA LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA? Esperemos que después todo no sea así, pero, como no debemos chuparnos el dedo, como no podemos ser bolsas, como la sucesión de los hechos parece mostrar una concatenación tan evidente, tenemos que estar en permanente alerta roja. No debe ocurrir otro asesinato donde la víctima sea una persona prominente, es más, no deben producirse más muertos, ni pobres ni ricos, pero si llegara a ocurrir un cuarto hecho como los tres que han sido objeto de estos comentarios, seguido en forma inmediata por las manipulaciones mediáticas y las “guarimbas”, el libreto del imperio y sus lacayos habrá quedado al descubierto, corresponderá entonces actuar al Gobierno Bolivariano con la mayor energía y con total respaldo popular, a fin de arrancar de cuajo la podredumbre que aun perturba miserablemente a la Nación.