Mayoría. Pasado el shock que nos provocó a la mayoría de los venezolanos las muertes de Miguel Rivas, Fillippo Sindoni, los hermanos Faddoul y la de Jorge Aguirre, hemos de convenir, también la mayoría, que todas estas muertes tienen un tenebroso elemento común: funcionarios o ex funcionarios policiales involucrados. Eso nos dice que el Estado venezolano ha fallado en la construcción de una política destinada a combatir y prevenir el delito. El Gobierno reaccionó con la convocatoria a una comisión de expertos que deben proponer un plan que mitigue el estado de inseguridad que padecemos, también la mayoría. Y la mayoría no está interesada en buscarle las aristas políticas a este asunto, que las tiene. La mayoría espera que tras la bruma de las lágrimas sinceras y tras la bruma de los ojos de los pescadores de aguas turbulentas, podamos legislar sobre lo que haya que legislar. La primera prioridad parece ser la unificación de las policías estadales y municipales, bajo el ala de la Ley de Policía Nacional. Hay cientos de cuartillas que ubican en ese instrumento, parte de la solución. Pero hay otros que dicen que es parte del problema. ¿Será que la señora polarización apartará su bruma? No vaya a ser que nos ahoguemos...la mayoría.
Listas que hablan. Hay listas de listas. Hay una que cualquiera hace: la de mercado. Cuando era pequeña y mamá me mandaba a “hacer un mandado”, yo no hacía ninguna lista escrita. Sólo convertía en una especie de estribillo los artículos del “mandado”, cuya letra repetía hasta llegar a la bodega del barrio. Eso funcionaba muy bien hasta que... me conseguía a alguien que me sacaba de la concentración. Y adiós mandado. En tiempos de revolución hay unas listas menos musicales. De la lista del diputado aquel se pasó a una no tan santa. No se sabe quien lanzó la primera piedra, pero es muy difícil conseguir a alguien libre de pecado. Quienes insisten en denunciar que las listas están vivitas y caminando y no enterradas, afirman que los venezolanos estamos perseguidos y que a través de esas listas, el gobierno domina la voluntad de los que menos tienen. Yo creo que las listas son una barbaridad que en mala hora a alguien se le ocurrió difundir y utilizar. Pero no creo que tengan esa efectividad que les endilgan, en cuanto a la conculcación de los derechos políticos. Ahí están las cifras de abstención para demostrarlo.
Quimera. Recorrer Venezuela reconcilia y despolariza. Los paisajes que arrullan nuestros ojos y nuestro espíritu sólo se ven opacados, otra vez, por la politiquería. Hay gobernadores, por ejemplo, empeñados en contaminar visualmente cualquier cuneta recuperada con unas enormes vallas multicolores, en las que invariablemente está el gobernador del territorio que visitamos y el Presidente Chávez abrazándolo o levantándole la mano. Son excesivas, estrambóticas y contaminantes. Eso, en los estados donde recuperan las vías. Pero en Guárico y Aragua es muy difícil ver una vallita contaminante. Didalco y Manuit siguen sin ponerse de acuerdo para reparar la vía entre Taguay (Aragua) y Altagracia de Orituco (Guárico). Es inexplicable que en los últimos 15 años no haya existido la voluntad política requerida para asfaltar una carretera, que es la vía alterna hacia la capital, cuando por alguna razón no se puede llegar a Caracas desde el oriente del país. Eso sucedió, por ejemplo, durante la trágica vaguada de 1999. Y es que al margen de que en Altagracia de Orituco viva la mayoría de la familia Chacín, y me sienta afectada por las troneras, ¿hasta cuando habrá que esperar? ¿O es una quimera?
*Periodista
Esta nota ha sido leída aproximadamente 4750 veces.