"El más importante instrumento de defensa: la conciencia, la ética, la moral, lo que a uno lo mueve de verdad". Hugo Chávez
Realmente llena de estupor que en medio de confrontaciones cada vez más profundas con la derecha venezolana e internacional, de una guerra en todos los sentidos contra la revolución bolivariana, nos encontremos con este tipo de calificativos entre los que se denominan a sí mismos revolucionarios y chavistas.
Aun cuando siempre apelamos a la necesaria crítica revolucionaria, ello no implica avalar este tipo de expresiones que sólo abonan a la causa de la contrarrevolución y lo digo con todas las fuerzas que el propio Chávez nos dio durante su vida, con su ejemplo, con sus palabras y su accionar. Efectivamente, debemos estar atentos a las fallas, desviaciones y denunciar los casos de acciones contrarrevolucionarias, como la corrupción, el tráfico de influencias, los abusos de funcionarios, y otros males endémicos de nuestra sociedad.
Pero lo que no podemos es dejar que la ideología de la derecha nos afecte en nuestro vocabulario revolucionario. Es como si a partir de ahora, los propios chavistas comiencen a hablar de "robolución", sólo para citar un neologismo que logró acuñar la contrarrevolución y usarlo para descalificar a algún funcionario corrupto que ha usado los dineros públicos para lucrarse él o un grupo particular, siempre en nombre de la revolución. No señor. Ese es un corrupto y punto y a denunciarlo en las instancias correspondientes.
Esto lo digo por estar leyendo en varios portales revolucionarios a articulistas que, en nombre de Chávez hablan del "chavismo oficial" y de los chavistas enchufados, como si de nuevas categorías sociopolíticas se tratara. Dieterich y Valderrama son dos de ellos, pero también hay camadas de otros grupos sociales y políticos o como individualidades que de manera hasta alegre les ha dado por lanzar esos calificativos que más bien se transforman en epítetos contra conductas que ellos consideran desviadas.
Y lo peor es hablar de la "corriente fascista interna" que ahora intenta imponer Valderrama sobre la base de la actuación puntual del gobierno bolivariano en el caso de las acciones tomadas en la frontera tachirense. Si es una corriente fascista interna no es chavista, por tanto, es una paradoja mencionarla en ese contexto, o es un exabrupto de los tantos que nos tienen acostumbrados este tipo de articulistas que tienen en sus neuronas un "revoluciónómetro" para determinar quién es y quién no es revolucionario.
Igual ocurre con lo de calificar a los chavistas de "enchufados" expresión propia de la oposición más rancia venezolana para intentar descalificar cualquier posición chavista para hacerla ver como que si no se es racional sino que sólo se defiende un cargo. Semejante atropello a tanto compatriota que ha dado todo por el proceso revolucionario y que si tiene algún cargo, ello no le descalifica en lo absoluto.
Más recientemente venimos leyendo sobre un tal chavismo "oficial" que no sabemos aún a aunque se refiere. Simplemente son frases hechas que se lanzan para descalificar a toda aquella persona con la que no se tenga acuerdos en posiciones o ideas sobre la acción del proceso revolucionario venezolano.
En un seminario sobre el Poder Popular en el Posgrado de "Ciencias para el Desarrollo Estratégico", desarrollado en Barquisimeto, el prof. Dafnis Domínguez exponía que nosotros debemos construir nuestro propio marco categorial para explicar y dar a comprender adecuadamente las realidades del proceso revolucionario venezolano que tiene como referencia fundamental el pensamiento de Hugo Chávez. Por ello considero fundamental que el debate que acá se genere sea sobre la base de las ideas para transformar y no para la descalificación burda. Esa se la dejamos a la derecha.