La Revolución es cambiar todo lo que hay que cambiar (Fidel Castro); la revolución no está a la vuelta de la esquina ( Guillermo Garcia Ponce); la Revolución se hace tomando en cuenta los factores internos y externos, es la geopolítica regional y del mundo, la que hay que considerar para el avance revolucionario ( Hugo Chávez); toda Revolución requiere un Partido que la comande y produzca entre otras cosas un nivel óptimo de conciencia y compromiso; he allí, la suficiente materia para analizar por donde está lo que pasó en las elecciones parlamentarias del 06 de diciembre.
No es la hora del lloriqueo, pero sí es la hora de las definiciones de quienes pueden adelantar el acento en lo que haya que cambiar; es la hora de la ideología hecha acción y creación, de desterrar el foquismo paralizador, las posturas protagónicas sin gente detrás, asimismo, es la hora además de las definiciones e importante es, evaluar el papel aguas abajo que desempeñan ministros y un etcetera largo; ver las cosas de lo macro a lo micro, es decir, si en una Institución del Estado llámese como se llame, hay funcionarios con años de servicio suficientes para ser jubilados y aún permanecen allí, ocupando cargos que bien pudieran establecer nuevos ingresos y me disculpan el sectarismo, pero aqui hay que tomar decisiones perentorias y conseguir los recursos para jubilaciones plata en mano.
Otro aspecto a considerar en la Administración Pública es el ejercicio en áreas vitales como es Recursos Humanos, casi todos están dirigidos por personas no afectas a la revolución y esto paraliza en buena medida el ingreso de compatriotas con credenciales suficientes y compromiso manifiesto; amén que otras áreas están en igual situación.
Porqué paso de una buena vez de lo general a este escenario particular, sencillamente porque creo en realidad que es la manera de comenzar a exponer que en revolución todo es importante abordar y sobremanera hacer las políticas que permitan romper el ostracismo que paraliza, que coadyuva a asentar las definiciones necesarias, a cambiar lo que verdaderamente estorba y sabemos que es parte necesaria para avanzar.
Hemos alcanzado un espacio importante de conciencia, ahora no es el todo, hagamos la siguiente pregunta, acaso los que votaron en Catia, en el 23 de enero por la contrarevolución, realmente lo hicieron para acabar con el bolivarianismo y el chauvinismo, me atrevo a asegurar que no, imbuídos por la circunstancia del descontento y la rabia en que la economía y el trastorno inducido de esta como ha sido la llamada guerra económica, produjo el alejamiento necesario para la decisión tomada, que no lo hayan entendido es hasta razonable, mirándolo desde el punto de vista de la conciencia no adquirida, o es que acaso la conciencia se decreta o es producto de algo o solo porque el líder habla de ello, indudablemente que no, igualmente creemos que la ausencia del partido revolucionario cumpliendo las tareas dirigidas a crear las condiciones suficientes en lo ideológico y político organizativo fueron o son determinantes en la búsqueda de la conciencia afirmativa, en este sentido lo que ocurrió en buena parte de la población obedeció en nuestra opinión al concepto de copiar y pegar, he allí, el dilema y la materia a resolver.
Para finalizar es bueno recordar que la revolución la hacen revolucionarios y para que esto sea de esta manera se impone una tarea mucho mayor a la que hasta ahora se haya cumplido; no basta que nuestro comandante eterno haya dejado un legado podríamos decir en todos los aspectos de la vida y la guía para emprender esa tarea, por lo visto se demuestra ahora que no fue suficiente; los hijos e hijas de Chávez tienen la responsabilidad de convertir esa decisión como bien lo señala nuestro presidente Maduro circunstancial en compromiso permanente y eterno, de manera tal, que lo ideológico en definiciones y acciones de convierta en el eslabón perdido por ahora.