Desde el anuncio de los resultados electorales por la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, en donde resultara triunfadora la MUD, con 112 diputados, hemos visto a los líderes opositores plantear que ganó el cambio. En la publicidad emitida se observa lo referente a que ganó el cambio. La gente en la calle lanza consignas haciendo alusión al cambio. Pero pregunto ¿será verdad que ganó el cambio? ¿Quiénes son las figuras que representan el cambio? Haciendo un registro rápido de los diputados electos por la MUD observamos nombres como Omar Barboza; Ramos Allup, Williams Dávila, Edgar Zambrano, Timoteo Zambrano, Alfonso Marquina, Ismael García, Hernán Alemán quienes representa la vieja política y algunos responsables de los desmanes de gobiernos anteriores. También vemos otros nombres Julio Borges, Williams Barrientos, Delsa Solorzano, Tomás Guanipa quienes avalaron el golpe de estado y paro petrolero de 2002. Gaby Arrellano, Freddy Guevara, Juan Requesens, Stalin González propiciadores de las Guarimbas del 2014. Con este cuadro podemos decir que puede darse algún cambio que beneficie a las grandes mayorías en Venezuela, parece que no.
Es triste ver a los pobres que redimió Chávez celebrar al lado de sus verdugos, la burguesía. No se percatan que cuando menos se lo esperen, esos que le ofrecieron el cambio, no dudaran en privatizar las educación, la salud, los servicios y le negaran las reivindicaciones sociales con un pretendido sacrificio que solo harán los pobres. Esa clase pudiente solo se disfrazó de oveja, pero en realidad son unas hienas que esperan el momento para atacar a su presa. Elaboraron cuidadosamente un espejismo, una ilusión óptica para engañar a la población. Se presentaron como los salvadores de una situación creada precisamente por ellos, acapararon, especularon, contrabandearon, inflaron el dólar y, luego, como por arte de magia son los que resolverán el problema.
Claro, no podemos culpar a la población de esta situación. Los culpables están en el gobierno y en el PSUV que nunca oyeron los clamores de ese pueblo que se debatía entre continuar en revolución o caer en las manos de aquellos que les prometían salir de esta crisis. Infinidad de alertas y críticas se hicieron pero el gobierno las tachó de contrarrevolucionarias, de traiciones de unos pocos. No. Ya vemos que no fue así. No basta con regalar casas, computadoras, automóviles, celulares, mercados, había que construir la conciencia social necesaria que cimentara las bases de la revolución, lamentablemente no se hizo, se dejó a un lado, se impulsó el consumismo y el desenfreno por conseguir bienes materiales. Se les dejó solos, a merced del pensamiento burgués, por ello defienden al empresariado y no están al lado de los intereses que representan a los oprimidos. Hoy están de lado de quien los explota, humilla y maltrata. Ahí tenemos las consecuencias de una política económica desacertada que no condujo a mayor bienestar ni conciencia, sino a valorar solo lo material, es decir, el consumo como fin último de la revolución.
Pero no todo está perdido, allí tenemos pueblo. Ese con el que hay que contar para construir nuevos parámetros revolucionarios que nos conduzcan al Buen Vivir que soñó Chávez y que se evadió por la testarudez de unos lideres embriagados con el poder. Hoy más que nunca está vigente la lucha por el socialismo. Reivindicar las banderas de la justicia social ante un CAPITALISMO que se pasea triunfante y amenaza los logros obtenidos hasta ahora. No hay más salida que la lucha en la calle para profundizar y defender los logros de la Revolución. Para eso hace falta no un cambio de ministros, sino que los nuevos ministros sean los más preparados, con una moral intachable, que estén ganados para profundizar la REVOLUCIÓN y hacer los correctivos necesarios. Que se castigue a los causantes del deterioro social, a los corruptos y cómplices en el gobierno.
Cero impunidad para la cúpula corrompida.