"El Acidito"

Emergencia busca orden y estabilidad económica

El reciente Decreto de Emergencia Económica ha traído mucha tela que cortar y merece un amplio análisis tanto económico como socio / político. En tal sentido, como especialista en la materia, fijaremos nuestra posición lo mas condensado posible por la cantidad de caracteres que nos fija este medio.

Primeramente, tenemos que empezar por explicar, brevemente, el procedimiento para la aprobación del Decreto: El artículo 338 Constitucional establece la facultad del Presidente para decretar el estado de emergencia económica, el 339 indica que será presentado dentro de los ocho días siguientes a la Asamblea Nacional para su consideración y aprobación, en la misma fecha será remitido a la Sala Constitucional del TSJ para pronunciarse sobre su Constitucionalidad. En caso de que la Asamblea no apruebe el referido Decreto; el Presidente acudirá, con los alegatos pertinentes, ante la Sala Constitucional del TSJ, quien tendrá la palabra final al respecto, de acuerdo a lo establecido entre los artículos 32 al 40 de La Ley Orgánica sobre los Estados de Excepción.

Eso desde el punto de vista legal; ahora desde el punto de vista socio/económico comparto la opinión de José Vicente Rangel, quien resaltó que ha surgido un nuevo sujeto social que demanda cambios en el proceso revolucionario y que "Es un error creer que los programas sociales pueden convertirse automáticamente en votos, sin tomar en cuenta los cambios simbólicos y sociales que han ocurrido"; donde "La gente quiere orden, estabilidad y conciencia, resultados y soluciones". Efectivamente los programas sociales no han tenido un control adecuado y no se han sabido obtener los resultados políticos al respecto, incluso algunos se han aprovechado de la buena fe del gobierno y lo han tomado como un negocio, beneficiándose personalmente de ellos y dejando a muchos sin recibir el beneficio que establece el gobierno en la misión o el plan respectivo.

En cuanto a las medidas económicas es impostergable el aumento de la gasolina; no como piensan muchos, sobrepasar el costo de producción que es de Bs.2,7; en caso de la gasolina de 95 octanos. Proponemos un aumento máximo del mil por ciento (que incidiría positivamente en las finanzas públicas), pasando la gasolina de 95 octanos de Bs.0,097 a Bs.1,067 por litro; lo que implicaría que un automóvil de 45 litros se llenaría con Bs.48 y uno de 100 litros con Bs.106; manteniendo los precios del gasoil para no afectar el transporte público.

Otra medida importante seria autorizar un aumento de los principales rubros de la cesta básica a su costo, más un pequeño margen de ganancias, porque sino las mercancías seguirán perdidas del mercado; o en su defecto asumir el gobierno un porcentaje como subsidio para no afectar el bolsillo de las clases más necesitadas. Por supuesto, en el mismo orden de ideas, establecer los mecanismos para incentivar la producción y mejorar la distribución de alimentos que es otro aspecto álgido.

Dentro de las medidas también habría que analizar los tipos de cambio y otros factores que están afectando la economía; así como poner mano dura a los acaparadores y especuladores.



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Reinaldo Silva


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