Histórico el acto realizado en la Asamblea Nacional
el martes 30 de mayo. Fue entregado el
premio de la I Bienal de
Poesía “Víctor Valera Mora” al poeta Ramón Palomares. Allí estábamos los familiares más cercanos y los
amigos del poeta –que somos muchos-. Justas las palabras del Vicepresidente de la Asamblea, emocionadas las
del Ministro de Cultura. Sobrias y
cálidas las del diputado Eddy Gómez, e irreverentes y graciosas las del
periodista Earle Herrera.
Ramón Palomares habló del “Chino” con la maestría de quien ha sido
durante décadas profesor de literatura venezolana, hoy jubilado de la Universidad de Los
Andes; con el afecto del amigo y con la conciencia política de quien, igual que
el epónimo de la Bienal
lo fuera en vida, ha sido perseguido y ha participado en la construcción de la República que hoy
intenta profundizar los cambios revolucionarios propiciadores de una auténtica
democracia.
Quienes estuvimos ese día en la Asamblea Nacional
fuimos conmovidos por lo que allí sucedió. En el mismo recinto donde fueron cercenados los derechos del pueblo en la
IV República, donde eran justificados por
legisladores adecos y copeyanos los asesinatos de Libia Gouverner y de Alberto
Lovera, resonaban ahora sus nombres, reivindicados por la palabra certera y
luminosa de Don Ramón Palomares, símbolo de la educación y la literatura de
Venezuela.
Allí, en el recinto donde David Morales Bello exigía la muerte de
jóvenes compatriotas insurgentes, Juan Carlos Núñez, dirigió a la Mezzo-soprano Inés
Feo La Cruz y a
los miembros de la
Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, en la interpretación
de la obra musical Maseratti 3
litros para Barítono y Orquesta de Cámara, basada en el
texto homónimo del “Chino” Valera Mora y con música de Leonidas D´Santiago.
El autor de esta crónica debe confesar que nunca pensó que podría
haber cambios tan significativos en apenas siete años de Gobierno Bolivariano.
Barquisimeto, Junio de 2006