Como ya debe haberse conocido por todo, los diputados de la oposición en la Asamblea Nacional le están haciendo unas reformas a la ley del trabajo que deja al trabajador en el más completo desamparo y orfandad frente a los abusos y atropellos de los patronos. En tal sentido, beneficios como el derecho a la jubilación, a las prestaciones sociales, a las vacaciones remuneradas, a la jornada laboral de 8 horas diarias, a las pensiones, al reposo por razones de salud, a la contratación colectiva y otros derechos logrados a través de largos años de lucha y sacrificios, a través de cárceles y persecuciones, quedarían, según esta nueva ley, completamente derogados. La idea es establecer en Venezuela unas relaciones de trabajo como las que existen en México y que se conocen con el nombre de Maquilas. En estas empresas, el trabajador sólo puede contar con el salarios diario que es, por supuesto, el mínimo. Si falta un día, por las razones que sean, bien porque se enfermó o por la muerte de algún familiar o por cualquier otra causa de fuerza mayor, etc., dejan de pagárselo. Si la ausencia se prolonga por motivos aunque sean justificados, es despedido sin el pago de prestaciones y sni más nada. Mención especial merece el trato que se les a las mujeres, pues si éstas salen embarazadas, también son despedidas. Es más, para que ellas puedan ingresar en esas trituradora de seres humanos que son estas empresas, tienen que llevar un certificado médico en el que se haga constar que no está en estado de gravidez. Es esto, lo que los "honorables" diputados de la oposición en la Asamblea Nacional, tal vez en aras de la "justicia social" quieren instaurar en Venezuela: la justicia social sí, pero la de los magnates y ricachones..
Es decir, se trata de una feroz ofensiva patronal contra los trabajadores llevada a cabo a través de sus peones en la Asamblea Nacional. Estos inescrupulosos sujetos, una vez conseguidos sus objetivos de salir electos diputados a ese cuerpo legislativo, tratan ahora de cumplir con los compromisos contraídos con sus "generosos" mecenas, sin importar que para ello se tengan que convertir en unos despreciables traidores, capaces de subastar todo lo que de respetable y digno pueda haber en una persona. Porque estamos seguros de que eso no fue lo que les prometieron a los trabajadores. A estos le prometieron como se lo prometieron al resto del país, que tan pronto se instalara la nueva Asamblea todos los problemas iban a desaparecer como por arte de magia y que en Venezuela se iba a inaugurar una era de felicidad y bonanza ilimitadas. Sin embargo, ya se cumplieron dos meses de haberse producido esa instalación, por lo que han tenido tiempo suficiente para haberse referido aunque sea incidentalmente a cualesquiera de los problemas que ofrecieron solucionar. Por lo menos, el de las colas, que tanto prometieron resolver en el menor tiempo posible y, pese a eso, no han hecho el menor intento de abordar ni este ni ningún otro problema. A lo único que le han dedicado el máximo esfuerzo ha sido a dos cosas: a aprobar y reformar leyes que por absurdas y claramente inconstitucionales solo han servido para poner en evidencia sus siniestros propósitos de crear un caos institucional y, de paso, desmejorar las condiciones de vida y de trabajo de la gente. Pero también, como lo demuestra la ley de amnistía, más que consagrar la impunidad del delito y los delincuentes, lo que de hecho plantean es la legalización del delito y el derecho de los malandros a cometerlos. De allí que si algún valor tiene esta ley es que presenta todas las característica de una confesión de culpabilidad de quienes la están prometiendo. Lo otro a lo que le han dedicado un esfuerzo maniático es sacar a Maduro de la Presidencia. Pero por los vientos que están soplando, creo que están sobreestimando sus reales posibilidades. Y lo que puede ocurrir es que quienes salgan de esa Asamblea antes del tiempo previsto por la Constitución, son los que la han convertido en un insalubre mercado, donde se tranza y negocia sin el menor pudor el destino de la patria.
Y en relación con la aprobación de leyes por parte de una desquiciada oposición que se ha propuesto hacerle un daño irreparable al país, se encuentra una que lo mínimo que demuestra, además de un desvergonzado cinismo, un profundo desprecio por la tierra que en mala hora los vio nacer. Se trata de la llamada Ley de Producción Nacional o algo así. Con este nombre, aparentemente inofensivo, la oposición trata de hacer pasar un contrabando de efectos realmente devastadores para las finanzas de la nación. Pues lo que buscan es crear la posibilidad de que ante la insuficiencia de recursos provocada por la caída de los precios del petróleo y agravada por esta ley, el país pueda ser virtualmente asaltado por sus acreedores. ¿En qué consiste esa ley? No consiste, desde luego, en estimular la producción de bienes, como estos rufianes, a través de un nombre tan sugestivo como engañoso -Ley de producción nacional-, tratan de hacer creer. Y no se trata de promover el aumento de la producción sencillamente porque esto es lo menos que ellos desearían. Todo lo contrario, lo que ellos desearían, y para el logro de este deseo estarían dispuestos a pagar las más duras y crueles penitencias, sería que el desabastecimiento se profundizara a tal punto de que la gente se estuviera muriendo en masa de inanición. Y eso, porque mientras más muertos se estuvieran produciendo por hambre, más posibilidades tendrían ellos de llegar a Miraflores.
De manera que no es la producción de bienes lo que en realidad esos diputados buscan, sino promover la producción de billetes. Pero de billetes no para los pobres sino para los más ricos, para los "pobres y miserables" potentados. ¿Qué es lo que en definitiva están proponiendo? Proponen que la nación, el estado, o sea, todos los venezolanos, pues, se hagan cargo de una descomunal deuda en dólares del sector privado de la economía, de los empresarios, para más señas. De manera que estos vivillos se endeudan, incrementan considerablemente sus fortunas con ese endeudamiento, y son los pagapeos de siempre los que terminan pagando con más angustias y tribulaciones esa gigantesca deuda: 12 mil millones de dólares. ¿Serán estos tipejos venezolanos? Yo lo dudo, pues a un nacido en este país difícilmente se le pudiera ocurrir hacer una propuesta que significaría el hundimiento definitivo del país.
¡Qué manera tan curiosa tienen estos degenerados de defender los intereses del país! ¿Qué diría este pueblo, incluso los que votaron por estos miserables felones, si se enteraran de esta artera maniobra que contra ellos están urdiendoo los que con su voto llegaron a la Asamblea? Lo menos que pedirían sería un referendo para acortarles al máximo su período constitucional. Pero tienen suerte, porque aquí no hay nadie capaz de informarle adecuadamente a la población estos y otros desmanes que, con la mayor impunidad, vienen cometiendo estos carajos contra el país. Porque mientras la oposición cuenta con yo no sé cuantas miles de emisoras de radio, de televisoras nacionales y estadales, todas dedicadas a repetir machaconamente las mentiras y falsedades de la oposición, la gente del GPP sólo cuenta con unas cuantas televisoras, muchas de la cuales, con excepción de TVES, son casi clandestinas. Y no sólo eso, sino que además de que sólo informan una sola vez las cosas, lo que no permite crear conciencia, los comentarios con los que se acompañan esas informaciones no son, en muchos casos, los más apropiados. De manera que hay que diversificar los medios a través de los cuales difundir el mensaje. Utilizar además de los que se han venido utilizando, el volante, el panfleto, el rumitido, etc., y aguzar por supuesto el ingenio y la creatividad.
NOTA: Los que han tenido el pésimo gusto de leer nuestros mal hilvanados comentarios a través de esta página, saben que no somos gobierneros. Que llevado por el deseo de que se corrigieran algunas políticas que a nuestro juicio han sido equivocadas o que haciendo falta no se hayan tomado, hemos utilizado términos incluso demasiado duros. Y si algo podría exculparnos es que nuestras críticas jamás han estado impregnadas de mala intención. Podrían haber adolecido de todos los defectos que se quiera, que han estado mal escritas, que han sido equivocadas, que no han tenido ninguna justificación, en fin, adolecido de todo los defectos habidos y por haber, pero lo que jamás podrá enrostrárseme es que mis críticas jamás han sido hechas con mala intención ni por haberlas ejercido sin fundamentación ninguna. Sin embargo, a partir del 6D las circunstancias han cambiado radicalmente y creemos que ya este tipo de crítica, por muy pertinente que hayan sido antes de la fecha indicada, en estos momentos en lugar de ayudar a corregir errores lo que hacen es beneficiar al enemigo principal, que no es otro que una oposición apátrida. Una oposición que tiene entre sus objetivos inmediatos acabar con la democracia y entrarle a saco a los recursos de la nación. Es decir, instaurar una dictadura fascista, tipo Rómulo Betancourt, o incluso peor, si cabe.
Paul Samuelson, economista norteamericano, premio Nóbel de economía y asesor de los presidentes Lindon Jonson y J.F. Kennedy, refiriéndose a Milton Friedman, padre del neoliberalismo, dijo lo siguiente: "En el fondo este caos financiero, el peor en siglos, encontramos al capitalismo libertario del laisser faire, que predicaban Filton Friedman y Friederi Hyek, al que se le permitió desbocarse sin reglamentación ninguna. Esta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. En estos momentos estos dos hombres están muertos, pero sus legados envenenados continúan haciendo mucho daño". Y en otra ocasión, en uno de sus artículos para el País, afirmó: "Este sistema de mercados no regulados tarde o temprano se suicidarán". Otro notable economista, Kenneth Areow, dijo de Samuelson que era el mejor economista de la historia".