Si por algo se había caracterizado siempre nuestro país había sido por mantener al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores funcionarios de una alta idoneidad académica, personajes que por sus vastos conocimientos y experiencia no sólo dignificaban el importante cargo, sino que además garantizaban un óptimo y eficiente desempeño del mismo. Los regímenes anteriores podían ser, con algunas ilustres excepciones, como el de Isaías Medina Angarita, por ejemplo, todo lo desalmados que se quiera, podían adolecer de todos los vicios y perversiones, practicar las más aberrantes acciones contra la cosa pública y los derechos humanos, inclusive. Pero en materia de política exterior es innegable que nuestro país había sabido ganarse el respeto de la comunidad internacional. Quizás, las únicas ocasiones en que esto pudo estar en entredicho fue durante los gobiernos de Luis Herrera y Carlos Andrés Pérez, y eso por el empeño de estos sujetos en entregar el Golfo de Venezuela a los "hermanos" colombianos. De allí, pues, que uno podía mantener radicales e irreconciliables diferencias con estos regímenes; uno podía cuestionar su política tanto interior como exterior, pero lo que si nunca nadie vio fue que sus cancilleres, en el desempeño de sus funciones, hicieran las cosas de una manera tan estrafalaria, que pusieran en ridículo el país, que convirtieran el país en el hazmerreir de la comarca, como lo viene haciendo la señora Rodríguez.
Con motivo de la aplicación de la carta democrática que los Estados Unidos estaba solicitando se aplicara contra Venezuela, esta señora asistió a la OEA con el fin de cuestionar, suponemos, esa solicitud. Y fueron tan pobres los argumentos de los que se valió y tan ridículamente expuestos, que lo que sí pudo quedar claro es que muy mal andarían las cosas en Venezuela cuando al frente de un cargo tan importante como el que ella desempeña, se encuentra una persona tan deficientemente preparada como la señora Rodríguez; una persona tan desconocedora de su propio idioma, que para exponer la sarta de incoherencias de las que se valió para desarrollar su bodrio, tuvo que utilizar un vocablo extranjero. Con lo cual no sólo puso de manifiesto el escaso dominio de su propio idioma sino además la presunta penuria lexical de una lengua tan rica como la nuestra. Me imagino las miradas de sorna o de burla que se cruzarían los representantes de los demás países asistentes a ese circo, pues no es nada común que para defender una causa nacional se utilicen vocablos de un idioma extranjero.
Pero no fue sólo el uso de ese entrépito "bullying" la única metida de pata en la que incurrió nuestra flamante canciller. Fueron relinchos de igual jaez los que pusieron en ridículo la patria de tantos ilustres venezolanos, de compatriotas que con sus luces y sus obras le dieron lustre y prestigio al gentilicio venezolano. Por ejemplo, en una parte de su reláfica dijo lo siguiente: "Yo reto al Dpto. de Estado, porque si no yo lo haré a hacer a que ellos demuestren que no es cierto lo que yo estoy diciendo, si no yo mostraré públicamente las notas verbales (sic) de solicitud de visas para funcionarios del gobierno de Venezuela, que no fueron aprobadas, fueron dadas cuando yo surcaba camino hacia este país".
Haciendo abstracción de lo subrayado, que constituye una palpable demostración de la notoria incapacidad de la señora Rodríguez para expresarse adecuadamente en eventos donde se encuentre en juego la suerte del país, nos referiremos sólo al reto que le hace al representante de los EE.UU., a quien emplaza a que demuestre que su gobierno no les negó la visas a los funcionarios del gobierno venezolano. Es inaudito, por decir lo menos, que esta señora, que según tengo entendido es abogada, ignore que en situaciones como esta la carga de la prueba recae sobre quien trata de refutar alguna afirmación o señalamiento que considera no se corresponde con la verdad ; es decir, una persona dice algo que yo considero falso, y soy yo y no el autor de la supuesta falsedad a quien le correspondería demostrar que no es cierto lo que se a afirma.
Pero los exabruptos no terminan allí, porque no conforme con lo de la prueba, la canciller condiciona demostrar que el representante de los EE.UU. mintió al negar que su gobierno le haya negado las visas a los funcionarios venezolanos. La verdad es que un disparate mayor que este es imposible imaginar. Porque, ¿para que fue que ella "surcó" los aires sino fue para presentarse en la OEA y denunciar la violación de las normas que rigen el funcionamiento de ese organismo multiestatal por parte del gobierno norteamericano? Ahora, una denuncia tiene pertinencia en la medida en que se logre demostrar que es cierta. ¿Por qué no lo hizo? Esa sesión era el lugar y el momento adecuado de hacerlo. Sin embargo, ¿por qué tuvo que condicionar la presentación de sus pruebas a que el norteamericano probara que no habían negado las mencionadas visas, cosa a la que por lo demás no estaba obligado? Pero lo cumbre de todo esto es que esta parte de su intervención es tan engorrosa que terminó exigiéndose a sí misma lo que pretendía exigirle al diplomático.
Ahora, ¿qué oscuras apetencias hicieron posible que una persona tan insuficientemente preparada ocupara un cargo de tanta responsabilidad como es el que desempeña actualmente la señora Rodríguez? ¿Qué inconfesables motivaciones estuvieron detrás de ese nombramiento, un nombramiento que deja al país sin una adecuada defensa frente a los inmensos peligros que lo asechan en estos aciagos momentos? De seguro que no fue pensando en los mejores intereses de Venezuela que se hizo esa designación; pensando que era lo que más le convenía a los sagrados intereses del país, eso se los puedo jurar por lo más sagrado. Ahora bien, si no fue ese el motivo de esa designación, entonces ¿cuál fue? No se necesita ser un zahorí para saber que la misma se debió a las ansias desenfrenadas de participar, como ha ocurrido con la casi totalidad de los otros nombramientos, de la torta presupuestaria del país, de aprovecharse de esos cargos para el lucro personal y familiar de los jerarcas del Partido y el gobierno.
Esto es bueno tenerlo muy en cuenta, porque el nepotismo, practicado sistemáticamente por nuestras autoridades, ha sido el principal aliado no sólo de la corrupción sino también de la ineficiencia administrativa. Por eso, ninguna acción que se emprenda, con la supuesta finalidad de combatir estos flagelos, podrá tener éxito si no se empieza por eliminar el delito del nepotismo. Si no se empieza por depurar el gobierno de quienes han ingresado a él gracias a sus vínculos familiares con quienes nos gobiernan. Lo demás son cuentos chinos.
P/S: Hace poco el presidente Maduro afirmó que en Venezuela no hay hambre, que el nuestro es el único país en el mundo que combate éxitosamente este problema. Tal afirmación hace el Presidente seguramente porque está creyendo que la gente está comprado los alimentos a precios regulados. No señor Maduro, usted está equivocado. Esos productos, a esos precios, sólo existen en su imaginación, porque los únicos que se consiguen, y no todas las veces, son los que a precios escandalosamente alto venden los bachaqueros. Por ejemplo, estos bandidos están vendiendo, a plena luz del día, el azúcar a 1300 bolívares; el arroz a 1200; un miserable y asqueroso plátano a 135; dos raquíticos muslos de pollo a 950 bolívares. Y eso para no hablar de la carne y otros alimentos porque saldríamos espantados. Y ahora dígame, ¿cuántas personas en este país están en condiciones económicas de adquirir esos productos y a semejantes precios? Conozco un profesor que está jubilado, y que además de ese ingreso disfruta de una pensión. Pero eso no es todo, porque también da clases en dos liceos privados, lo que le garantiza, en términos nominales, unos ingresos no muy comunes en Venezuela. Cualquiera que lea esto podría pensar que la situación de este amigo es inmejorable. Craso error, porque aunque cueste creerlo, este Profesor, pese a esos supuestos elevados ingresos, está teniendo serias dificultades para darle de comer a su familia, la cual se compone de cinco miembros. ¿Qué nos indica esto, que hasta la clase media está sufriendo los devastadores efectos de la crisis económica que sacude al país; una crisis que la ha sometido a un proceso de acelerada proletarización.
LOS CORTES ELÉCTRICOS: Uno de los cortes de energía que Corpoelec viene efectuando es de 4 de la madrugada a ocho de la mañana, 4 horas. Todas estas suspensiones de electricidad son sumamente incomodas y desagradables. Pero la mencionada, la de 4am a 8am, repito, son terribles para todos, especialmente para los niños y ancianos, que son la parte más débil de la partida. Eso se debe a que en estos momentos en Maracaibo están haciendo, como siempre ocurre por esta época del año, unos calores infernales. Calores que se hacen aún más insoportables debido a que por razones de seguridad -crítica en esta ciudad-, la gente se ve forzada a encerrarse herméticamente en sus casas, motivo por el cual éstas se convierten literalmente en unos verdaderos hornos, donde lo que se asan no son plátanos sino seres humanos. De allí que preguntemos: ¿por qué para evitarle este cruel e inhumano sufrimiento a los niños, no se reduce este corte del servicio en dos horas, es decir, las comprendidas entre las 4am y 6am y dejar la de 6am a 8am? Ya a las 6 ha aclarado y la gente puede abrir las puertas y ventanas, por lo que la situación se hace mucho más llevadera para todos. Esperamos que la sensibilidad humana de los ejecutivos de Corpolec les haga tomar en cuenta esta sugerencia, al fin y al cabo por dos horas menos de suspensión del servicio no se va a secar la represa del Guri.