El Comandante, es el líder
indiscutible de esta revolución,
ese hombre bolivariano,
que ocupó primeras planas
de diarios y televisoras.
Le llegó al pueblo con el verbo
sencillo del llano.
Nacido en el pequeño pueblo
de Sabaneta, donde sus calles
eran de tierra, más cuatro casas.
Ese pueblo que lo vio nacer
al amanecer, de un mes lluvioso
un día como hoy, 28 de julio de 1954.
Como cualquier niño de su edad,
tenía sueños de ser pintor,
esa era su máxima ilusión,
lo mismo que jugador
de béisbol y entrar en las grandes ligas.
Ilusiones tenía Hugo Chávez Frías
Mamá Rosa era su abuela
así le llamaba él,
la abuela entusiasmada
como si fuera una reina
paseaba con su nieto por la plaza
esperando las campanadas
para ir los dos a la iglesia.
No fue pintor ni beisbolista
otro destino tenía el biznieto
de Pedro Pérez Delgado
¡Maisanta!
Es cierto que el azar
nos lleva por distintos caminos,
el suyo fue ser primero militar,
después presidente de todas
y todos los venezolanos.
Debido a su popularidad y carisma,
se hizo querer desde niño.
Durante su recorrido
de pueblo en pueblo,
de ciudad en ciudad
la gente lo victoreaba,
y desde las ventanas
flores le lanzaban,
de las casas salían al verlo pasar.
La patria venezolana,
revolucionaria,
tuvo en él, el motor esencial
para parir esta Revolución Bolivariana.
En todo momento sintió
preocupación por su pueblo
por ese que tanto amó
y por el que se entregó
con pasión y decisión.
Con su ejemplo
sembró conciencia
alrededor del mundo.
El día en que a él lo sembraron,
Venezuela lo lloró
y atravesando los mares
su partida se sintió.
