Para fidel en sus ochenta años

Ochenta años de vida no son pocos; sobre todo, no son pocos cuando cada día de esos ochenta años han estado llenos de ideales, de hechos extraordinarios; no son pocos, cuando se trata de tus ochenta cumplidos, tú que eres el icono de todo cuanto es digno y bueno en este planeta.

Que ganas de estar ahí en la celebración, aunque sea modesta y austera dadas las circunstancias; que ganas de tomarte de la mano para decirte que seguimos contigo y siempre contigo; con la imagen luminosa del Che alumbrando el camino, pero en la dirección de la Revolución Cubana, esa que tú forjaste, hacia la Patria Grande de Chávez y de Evo.

Que bueno que tus ochenta Fidel, lleguen justo ahora en esta época de cambios, de revoluciones, de Jach’a Uru. Que bueno que llegue este tu aniversario en el medio de cuanta cosa buena y esperanzadora está pasando en la América toda y que pena, que triste que llegue en medio del horroroso genocidio que el Imperio sigue perpetrando a un pueblo inocente como son los palestinos y libanéses, sin que absolutamente nadie haga algo para que la locura se pare. Aún no nos dejan en paz y aunque la espada de Bolívar ya camina por América Latina, todavía queda mucho por hacer Comandante, y tú lo sabes.

Por eso este aniversario tuyo hay que festejarlo a pesar que tu cuerpo, frágil como el de cualquiera de nosotros te haya dicho momentáneamente basta a tanta exigencia; sin embargo, sabemos que esto solo será por un momento, porque los seres como tu, de estirpe de bronce y luz, no se rinden fácilmente y tu aún eres necesario en la trinchera para seguir luchando; aún quedan muchos amaneceres que ver juntos, muchas victorias que saborear juntos, tú y todos nosotros, porque si bien Cuba, Venezuela y Bolivia ya están en camino a lograr los objetivos trazados, la Revolución te demandará todavía trabajo y esfuerzo en toda América; es imprescindible que tu voz tranquila siga resonando en todas las palestras internacionales en la denuncia permanente y en la reivindicación permanente; es necesario por Los Cinco y por esa América Morena que tú tanto amas. El trabajo aún no ha terminado.

Cuando te levantes de tu lecho convaleciente, celebraremos juntos en diciembre, tal como tú lo has pedido, no solamente los cincuenta años del asalto el Moncada, sino tus ochenta años de victoria frente a la muerte, la desigualdad, la desesperanza, el oprobio y la indignidad.

Celebraremos la certeza de que otro mundo sí es posible y demostraremos al Imperio y a todos aquellos traidores que prematuramente festejaron tu muerte, que estás más vivo que nunca como el símbolo de la fuerza que se adquiere cuando uno consagra la vida al servicio de los demás.

Quizás o más importante que festejaremos Comandante y amigo en este tu ochenta aniversario, es que la victoria al frente de la Revolución Cubana, frente a los miles de planes macabros por hacerla desaparecer, no son otra cosa que la victoria del amor sobre el odio; de ese amor inmenso por tu pueblo que te ha llevado cumplir como ningún otro la sentencia del Che que dice que el verdadero revolucionario está movido por los más puros sentimiento de amor.

En un mundo destrozado, donde los misiles y las armas químicas están atacando ahora mismo mientras escribo de manera inmisericorde a miles de libaneses y palestinos, en su mayoría niños y niñas, hablar del amor y de su realización en hechos concretos parece una verdadera Utopía y lo es porque tú Fidel, eres la Utopía hecha hombre, hecha ternura, realidad y esperanza.

Ma. Bolivia Rothe es boliviana y médica salubrista.





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Ma. Bolivia Rothe C.


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