Desde la semana santa, la violencia se ha intentado imponer en algunos municipios de Venezuela controlados por la oposición. Hoy como ayer ha habido pérdidas humanas, jóvenes, adolescentes y venezolanos en general han muerto producto de balas asesinas. En 2014 murieron 43 venezolanos y venezolanas de diferentes maneras, a causa de los cuerpos de seguridad, de francotiradores oposicionistas, de guayas asesinas, de barricadas criminales. Ello debe ser condenado sin ningún tipo de ambigüedades por quienes creen y/o creemos en la democracia y en la transformación profunda de la sociedad. Esta estrategia intenta llevar a Venezuela a un peligroso punto de inflexión signado por el caos extremo.
El pueblo de Venezuela formado en esa inmensa cátedra llamada Hugo Chávez tiene las herramientas para la transformación social y para salir del conflicto societario que le ha creado la burguesía venezolana. Esa clase social que lo desprecia no contribuirá en nada para solventar los problemas, sino que intentará agravarlos.
Es preciso detener la irracionalidad y la visceralidad. Un llamado a la conciencia, la sensatez y la racionalidad. Este llamado no implica cobardía ni temor. Sólo un llamado a la responsabilidad y evitar más derramamiento de sangre y pérdida de vidas humanas, todas importantes. El gobierno, el estado todo, las instituciones, los medios de comunicación social, deben funcionar para proteger al pueblo de la violencia criminal que se pretende instaurar de nuevo en Venezuela, como en 2002-2003, como en las guarimbas de 2004, previo al referéndum presidencial de ese año, como en abril de 2013 cuando se llamó a "drenar la arrec…" y como en febrero, marzo y abril de 2014 con las guarimbas terroristas que generaron las afectaciones ya mencionadas.
Sin embargo, no debe haber impunidad para nadie en Venezuela. Todo aquél o aquella que viole derechos humanos, atente contra la libertad y la paz de los demás, cometa delitos, destruya propiedades ajenas (públicas o privadas) debe ser sancionado sin contemplaciones, usando los dispositivos legales. Para eso es la Ley. Para evitar la anarquía que se intenta generalizar.
Sólo un llamado a la responsabilidad y evitar más derramamiento de sangre y pérdida de vidas humanas, todas importantes, puede lograr que ganemos la paz. El gobierno, el estado todo, las instituciones deben funcionar para proteger al pueblo de la violencia criminal que se pretende instaurar de nuevo en Venezuela.
De allí que la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente (que la misma oposición venía planteando desde hace tres años), sea un camino acertado para que en el debate amplio, democrático y respetuoso, podamos hallar las claves necesarias para una convivencia tolerante, donde nos aceptemos los unos y los otros y podamos superar nuestras diferencias en paz. Así que a través del diálogo es que podemos alcanzar, en medio de los conflictos que nos toca vivir, la ansiada convivencia pacífica entre los venezolanos que somos un pueblo de paz. Como dice el pueblo: "hablando es que se entiende la gente"