"Que se borre la imagen del pasado
si el pasado es de muerte y desconsuelo
y que nazca un futuro de esperanza
para los que un mal día la perdieron"
José Luis Perales
Del fraudulento plebiscito de la oposición, a la real y palpable elección de la constituyente, apenas transcurrieron catorce días; tiempo suficiente para desenmascarar a los violentos, y a la vez borrar las cenizas dejadas por la derecha en su intento de seguir engañando, y atemorizando a un país, perjudicando a propios y extraños, con los resultados ampliamente conocidos: muerte, y destrucción. La respuesta fue contundente, porque a lo largo y ancho del territorio nacional, el pueblo dio un ejemplo de civismo, y patriotismo al votar el 30 de julio, registrando números visibles, auditables, despejando cualquiera duda entre la mentira, y la realidad.
Tenía razón el Libertador, cuando decía: "La violencia de la fuerza arrastra consigo los principios de su propia destrucción". Esto parece ser parte, de la bofetada del pueblo a los revoltosos, al concurrir masivamente, a pesar de todos los obstáculos montados por guarimberos, y terroristas en calles, y avenidas de las grandes ciudades, llegando al extremo de saquear algunos centros electorales, con la complacencia de los dirigentes de la MUD, y la bendición de los máximos jerarcas de la CEV, quienes se prestaron a la vil acción para frenar el proceso CONSTITUYENTE.
La votación del domingo 30, nos regresa al pasado iniciado por el comandante Chávez, cuando se desbordaban los amantes de la paz, en medios de cantos, bailes, para convertir los actos proselitistas, y las convocatorias al voto, en fiestas populares, llenas de amor, hermandad, y por sobre todas las cosas: apoyo a los principios democráticos de un país, como el nuestro, con un gobierno resteado por el dialogo, y el amor entre sus semejantes.
¿Cuál ha sido la reacción de los más calificados dirigentes de la derecha? La misma de siempre, una patada a la mesa, desconociendo los resultados emitidos por el CNE, el mismo organismo, que avaló los números del 6 de diciembre del 2015, cuando sacaron una alta votación, para integrar la asamblea nacional. Ese mismo día, el Presidente Maduro, como un verdadero demócrata, reconoció en cadena nacional, el resultado totalmente adverso al proceso bolivariano.
La cifra de 8.089.320 por el "Trump", "golpeó" a más de un opositor, incluso algunos–en medio de sus contradicciones– les parece poco el aumento de 500.000 mil votos en un año, llegando a la desfachatez–con la espina en la garganta– de hacer un análisis totalmente sesgado, para complacer a los que no aceptan la realidad de un proceso asediado por los cuatro costados, hasta llegar a utilizar los mismos cuentos del pasado–quitarle los niños a las madres– olvidando que la voz, y el pensamiento del comandante Chávez, está presente, como el aire que respiramos, enfrentando un ataque mediático sin precedente.
Lo más valioso, y real de este proceso por la CONSTITUYENTE: la consciencia del pueblo, al sacudirse para salir a la calle a sufragar sin miedo, rebasando los 8 millones, que podían haber llegado a 10, de no presentarse la violencia, anunciada y planificada por la máxima representación del parlamento nacional– Julio Borges, Freddy Guevara y compañía– algo nunca visto en ninguna parte del mundo, con el visto bueno del gobierno de los EE. UU, y de la CEV, en un acto de irrespeto a la feligresía, echando al cesto de la basura las verdaderas enseñanzas del catolicismo, sumándose a la MUD, al prestar las puertas de algunos templos para la realización del fracasado plebiscito,. Nada de eso sirvió, porque al final la paz, y la alegría vibró en el corazón de los venezolanos.