El efecto Poliedro

A la alegría inicial de ver el Poliedro abarrotado de gente, votando, ejerciendo su derecho constitucional de participar, elegir y decidir; le sobrevino una sensación amarga, llena de sensaciones encontradas, mezcla de rabia, frustración y estupor, porque hemos llegado al punto de inflexión donde se ha develado el verdadero rostro maléfico de la oposición venezolana.

Nuevamente la derecha ha decepcionado. Los métodos para alcanzar sus objetivos han llegado a niveles rastreros, criminales y miserables. La inmoralidad como forma de acción política. En lo profundo de nuestros ruegos, llenos de esperanza y fe en la raza humana, esperábamos (ingenuamente) que finalmente brotara, como un milagro de dios, una oposición política seria, honesta, sincera, pacífica y democrática.

Pues esto no ocurrió. A los llamados "demócratas", los "cultos y civilizados" miembros del privilegiado Este de Caracas, les dio primero por asediar los centros electorales, luego obstaculizaron las vías de acceso a ellos; y peor aún, estos fachos con antifaces de "demócratas", empezaron a agredir, aterrorizar y coaccionar a las personas que querían participar en el proceso electoral Constituyente.

Que contradicción tan grande. Que decepción con este simulacro de demócratas, con estos farsantes disfrazados de querubines, pero que tienen el alma llena de maldad y de odio. Cómo alguien puede rasgarse las vestiduras gritando al mundo que representa la "libertad" y que se autoproclame como demócrata, pero que actúe ejecutando un perverso plan para impedir que otros puedan ejercer su derecho al voto.

La derecha histérica, actuando como una escuadra de fachos nazis, creyéndose (cosas de los sifrinos) propietarios de la verdad y la razón, hicieron todo a su alcance para que los otros, los nadie, los invisibles, "la chusma", el pueblo Chavista, no ejerciera su derecho al voto. El ejemplo elocuente son los torpes trancazos de Guevara: un grupito de fachos violentos, autoencerrándose dentro de las urbanizaciones burguesas (para descargar su arrechera y frustraciones alrededor de las hogueras del odio), mientras secuestran y pelean con sus propios vecinos, que ahora los odia y desconfía de ellos. Sobre este fracasado "experimento" político de Guevara, estamos claros que solo persigue generar el caos y la anarquía, minar la gobernabilidad para lograr sus fines de asaltar el poder.

Estas actuaciones psicóticas de la derecha histérica son de la total y absoluta responsabilidad de estos pasquines maleantes que actúan como sus líderes. Han vuelto totalmente locos a sus seguidores con tantas ordenes, contraordenes y con la generación de expectativas inviables, incumplibles y temerarias, la mayoría al margen de la ley, ocasionando la espiral de violencia, muerte y destrucción que tiene manchadas de sangre, una vez más, las manos de estos desquiciados fascistas.

La locura tiene punto de partida, el verbo encendido de Ramos Allup en enero del año 2016 bramando que iban a arrasar con el Gobierno Bolivariano, no por una vía, ni por dos, ni por tres, ni por cuatro, sino por cinco vías diferentes; y que además demolerían y arrasarían totalmente con todos los otros poderes públicos. La fauna opositora aplaudió a rabiar, pero los otros "líderes" sintiéndose ninguneados, opacados y apabullados por el jerarca adeco, desplegaron la más variada gama de disparates, compitiendo unos contra otros en el extremismo, en la frontera de la irracionalidad, la insensatez y la total carencia de juicio político. Unos pedían a gritos elecciones, otros pedían Constituyente, para finalmente salir con la malcriadez de no querer participar en la elección constituyente, a pesar de que dicen que ellos representan a cerca de 1.000 millones de venezolanos alrededor del sistema solar.

Volviendo al extraordinario ejemplo de civismo que se vio reflejado en el Poliedro. Mientras la gente quería votar, los agentes demoníacos de la derecha se frotaban las manos inventando maldades para impedir que los otros ejercieran su derecho al voto (bombazos terroristas incluidos). En su locura piromaníaca quemaron varios centros electorales, sin importarles que esos espacios (preescolares, escuelas primarias y liceos), son los centros educativos donde estudian (adquieren luces y sabiduría) sus propios hijos. Vaya locura desatada. Además, nunca en Venezuela se habían quemado máquinas y material electoral. Esto es otro delito más para el prontuario de Guevara y su banda criminal.

El efecto Poliedro también incrementó la rabia y la frustración en la derecha histérica que no pudo impedir que sus vecinos ejercieran libremente el derecho al voto. No hay antidepresivos para tantos locos. Para tanta gente desequilibrada, alucinante, víctimas de estos políticos fachos e irresponsables. Guevara y su banda deberían ser procesados por instigación a la violencia y terrorismo, pero se esconden cobardemente detrás de su inmunidad parlamentaria y de sus lloriqueos y pataletas ante los medios y corporaciones de la derecha mundial. Mientras más llanto, más cobres, más dólares y más cobertura mediática.

Imagino que en el seno de la derecha debe haber sensación de duelo, olor a flores de velorio. Al final votaron más de 8 millones de venezolanos para la Asamblea Nacional Constituyente. La imagen del Poliedro (solo un centro de contingencia) abarrotado de gente de clase media, profesionales, ejecutivos, doñitas, parejas jóvenes, perdurará por siempre. Un ejemplo de civismo, de que nadie puede doblegar el espíritu democrático del pueblo venezolano. Más que votantes, los del Poliedro son unos valientes demócratas que defendieron sus derechos con dignidad frente a las hordas fascistas. Defendieron el sublime valor del voto como forma de expresión política, rechazando la violencia y la coacción que el sifrinaje quiso imponerle a los venezolanos. Otra lección para Guevara y compañía.

Gracias gente del Poliedro, por tan hermosa victoria.



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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