Se podría pensar en primera instancia que la vocación represiva es propia de la marginalidad, sin más razones que el argumento de la violencia. Pero profundizando nos encontramos con que esta ola represiva que apenas hoy comienza es requisito, exigencia, del capitalismo salvaje que se avecina.
El madurismo (de estas perplejidades está llena la historia) vino con la tarea de ser la primera fase de una inmensa operación de destrucción del Chavismo; es decir, aplastar la pretensión de un pueblo de liberarse del capitalismo y de los milenios de dominación del hombre por el hombre. Estos intentos, cuando son verdaderos, los abisma el capitalismo con una feroz represión.
La represión tiene varias caras, puede ser una dictadura franca, como en los tiempos de la guerra fría, o una represión disfrazada de democracia. En el Chile de Allende, el capitalismo resolvió la osadía con pinochet, el Estadio Nacional, el asesinato de Víctor Jara, de Miguel; y una represión brutal hasta más allá de sus fronteras.
Aquí, en la urgencia de acabar con el Chavismo, el imperio ensaya una de las formas más abominables: la bestia liquidadora nace de las propias entrañas del proceso, la revolución ya no devora a sus hijos, sino los hijos devoran a su madre, a la Revolución.
La constituyente ha resultado ser un mero instrumento represivo, que espera la llegada de las leyes económicas que vienen del norte. Poco a poco se instala el terror, hasta ahora sólo ha mostrado su vocación represiva, que va en ascenso y nadie sabe dónde se detendrá, ni quién será el próximo a caer, ni quién esté a salvo, quien brille mucho es candidato a la vendetta. El miedo a disentir cunde, la unanimidad es forzada por el pánico.
Se preparan las bases psíquicas para que la población acepte el terror y tolere las medidas económicas que vienen del norte. Se equivocan, cándidos, quienes creen que esta situación se arregla con medidas monetarias, con mover el control de cambio y conseguir exportar mercancías no petroleras. Previo a cualquier medida económica está la preparación de la población para que las asimile, las tolere o las apoye.
Es que haber renunciado a Chávez, haber despojado a esta sociedad de sus referencias morales, de su espiritualidad, influye con más fuerza en la calidad de vida, en la economía, que todo el peso de las medidas económicas que se puedan tomar.
Una sociedad que puede ser desbaratada por una pagina web, por un dólar paralelo, es una sociedad herida en el alma, y no se puede sanar cometiendo el mismo error, de evitar ir al núcleo del problema, que es la espiritualidad dañada y que el alma sólo la puede sanar el Socialismo
Puede ser que el capitalismo se invente un enemigo externo o interno, puede ser que se exalte un nacionalismo perverso; o puede ser que renazca el Socialismo, el Chavismo y le devuelva a la sociedad razones sagradas por las cuales luchar, sentido a la vida, el altruismo que hace posible las grandes hazañas.