El pueblo venezolano, una vez más se ve sometido a una incesante y cruel guerra de precios de absolutamente todos los productos que le son necesarios para su subsistencia. Mientras el gobierno bolivariano intenta, con políticas sociales, mitigar los ingentes problemas generados por este ataque inmisericorde los empresarios corruptos, maleantes, estafadores, especuladores e insensibles hacen cuanto esté en sus manos para desangrar al pueblo sin importarles nada el sufrimiento ajeno o del prójimo.
Y decimos una vez más, pues no es la primera vez que nos vemos sometidos a estos tormentos. Ya ocurrió durante el gobierno de Luis Herrera Campíns cuando se liberaron los precios, luego de un acaparamiento atroz de los productos básicos llegando entonces los productores de leche hasta a derramar en los ríos la leche. Luego previo al "Caracazo", también se habían acaparado los productos fundamentales de los venezolanos. Pero es ahora cuando con más saña de ha hecho todo tipo de ataques contra el pueblo, con el objetivo último de derrocar al gobierno bolivariano.
Precisamente, en 1989, el pueblo sobre todo de las grandes ciudades reaccionó violentamente tanto contra las políticas económicas derivadas del denominado "paquetazo" de Carlos Andrés Pérez y el Fondo Monetario Internacional, como contra los empresarios acaparadores y especuladores de entonces, bajando los pobres de los cerros caraqueños destruyendo, saqueando, quemando y llevando a sus casas lo que les negaba el mercado capitalista.
Hoy se desarrolla el mismo drama: se acaparan los productos necesarios, se especula con los precios de manera bestial contra la gente, los comerciantes desquiciados en una orgía comercial equiparan los precios a los de una página web que se hace desde el exterior que no tiene nada que ver con la realidad económica y colocan al pueblo contra la pared, teniendo que sacar hasta de donde no tiene, su dinero para medio sobrevivir en esta economía desquiciada, pero con el sentido de la ganancia especulativa. Es la lógica del capital, la ganancia a costa de lo que sea.
Decíamos antes que el gobierno intenta mitigar los problemas sociales, pero ante éste que es lacerante, cotidiano, que ataca la normalidad de la población, la felicidad que se dice tratar de lograr, aún no se ha podido. Tarda el gobierno en dar muestras contundentes de atacar con eficacia la situación económica de acaparamiento, escasez, desabastecimiento y alza de los precios exorbitante que acogota a la gente. De allí que tanto el gobierno debe establecer mecanismos de control estrictos y contundentes, la institucionalidad (SUNDEE, Defensoría del Pueblo, Fiscalía, tribunales, gobernaciones y alcaldías), como el pueblo a través de sus expresiones organizativas deben reaccionar para contener el desenfreno económico de estos últimos años y sobre todo de estos últimos meses de 2017.
LA REBELIÒN DE LOS CONSUMIDORES debe darse a través de la toma de conciencia de lo que debe hacerse para abstenerse de adquirir productos de la especulación desatada. Ello significa buscar alternativas eficaces y satisfactorias mientras la institucionalidad actúa de manera contundente y sin contemplaciones. Pero también la activación del verdadero Poder Popular expresado en los consejos comunales, las comunas, los movimientos sociales y hasta los partidos que se dicen revolucionarios en una campaña permanente contra este flagelo que revierte las conquistas sociales del chavismo en Venezuela.
Es la hora de la unidad de la Patria para que quienes nos acorralan con ataques financieros, hacia nuestra moneda, sustrayendo alimentos y medicinas, sean severamente sancionados y haya Justicia Social en la patria venezolana. Esto es lo que demanda el pueblo y vale recordar al padre Cantor Alí Primera: "El pueblo es sabio y paciente"…Pero la paciencia tiene sus límites. Recuerden el 27 y febrero de 1989, el 4 de febrero de 1992 y el 13 de abril de 2002. Allí el pueblo reaccionó, perdió la paciencia y actuó.