I.- INTRODUCCIÓN
En este ensayo corto de naturaleza documental sobre un tema histórico, se aborda la cuestión demográfica y antropológica de esclavos negros bajo la tutela de la organización cristiana católica (Iglesia católica) y "familias principales", se podría decir; mencionadas por el egregio obispo Martí en Barquisimeto y sus derredores. Ello, con la intención de comprender ese evento, bajo la perspectiva de la teoría de la historia social y su método crítico.
Se usan en su corpus las categorías de totalidad concreta o visión de conjunto en la reconstrucción del tema en estudio, en el marco de su tiempo, con una dinámica inherente a las prácticas sociales propias de la atmósfera cultural e ideológica de las postrimerías del siglo XVIII, donde predominaba una cosmovisión teocéntrica e imaginarios escatológicos de emanaciones neoplatónicas, donde lo superior, Dios, el Rey y sus cortes, producen lo inferior, ciervos de la gleba, esclavos; pero donde también tienen lugar procesos de degradación. Hay una relación constante entre lo prefecto y lo imperfecto, donde los entes se autodespliegan, ya que contrario a lo que considera Ferrater Mora (2004: 989) en la historia material, con sus procesos humanos conformantes, nada surge de la nada, sino de elementos objetivos de la política, la economía y la cultura.
En este sentido, no se hacen juicios de valor moral ni políticos sino que se describen los testimonios de la población negra en condición de esclavitud y mencionados de pasada por Martí en su Libro Personal, y se analizan en su contexto geohistórico. Considerado ese evento sociológicamente como práctica normal y de esa manera se espera contribuir a ampliar el conocimiento sobre el tema, en el marco de la comunidad de indagación del campo de la historia como ciencia humana y social, en un área de estudio poco desarrollado, esto es, la relación de la Iglesia Católica-esclavitud.
Este ensayo se ha estructurado en cuatro secciones para una mayor inteligencia del mismo texto, a saber:
I.- Perfil biográfico del obispo Mariano Martí (1721-1792)
2.- Libro personal de obispo Mariano Martí y otros de inventarios
3.-Testimonios de negritud y su condición social en Barquisimeto, siglo XIII en el Libro Personal del obispo Mariano Martí Relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas, Tomo I, 1771-1784.
4.- Reflexiones al final del recorrido
TESTIMONIOS DEL OBISPO MARIANO MARTI SOBRE ESCLAVOS NEGROS EN BARQUISMETO Y OTROS PUEBLOS ADYACENTES, SIGLO XVII
1.- EL OBISPO MARIANO MARTI (17721-1792)
NOTICIAS BIOGRAFICAS
Se inserta a continuación una noticas mínimas acerca del perfil biográfico del personaje en estudio, el propósito de esto es informar del talante intelectual, su procedencia social y geográfica y familiar; al modo de ubicación temporo-espacial, que son coordenadas que ayudan a valorar la proyección del mismo en el despliegue de su personalidad, ya que siguiendo a Onfray (2005) "La educación, la iniciación intelectual, el aprendizaje, la transmisión de saberes y valores comunes contribuyen a la creación de sociedades donde las disposiciones humanas se hacen y rehacen sin cesar", (p. 37).
El arco existencial de don Mariano cubre un interregno que va de 1720-21 a 1792 y comprende la parte de formación intelectual y aprendizaje de obispo, sus primeras labores como sacerdote en la Península Ibérica y misionero. Así como sus actividades de obispo en Puerto Rico y después en Venezuela; entonces era tradición llevar cuenta de los inventarios de bienes, personas y estado de observancia, custodia de la doctrina o el ajuar de los sacerdotes, entre otros; todo lo cual solía recogerse en libros donde se hace memoria de las visitas pastorales a la diócesis a su cargo. En ese sentido, se conservan los de Venezuela. Y no así los de España y Puerto Rico.
De acuerdo con Gómez Canedo (1988), en el Estudio Preliminar a la obra Documentos relativos a su Visita Pastoral de la Diócesis de Caracas 1771-1784, al referirse a Martí: El Hombre y el Obispo, parte I, escribe que:
"Mariano Martí Estadella nació en el pequeño pueblo de Bráfim, en el partido de Valls, arzobispado de Tarragona; fue bautizado en la iglesia parroquial de dicho pueblo el 14 de diciembre de 1721. Su padre, por nombre José, era médico local; la madre se llamó Gertrudis Estadella. Un José Mariano Martí Estadella, quien, siendo párrafo de Aleixar, fue designado en mayo de 1759 por el arzobispo Cortada y Bru como uno de los visitadores de la arquidiócesis, debe haber sido pariente –quizá hermano- de nuestro futuro obispo, quien desempeñaba entonces el cargo de de vicario y provisor de Torragona, como veremos. Consta, por otra parte, que tuvo un hermano de nombre Gregorio, el cual vivía aún cuando Mariano Martí fuera promovido de Puerto Rico a Caracas", (p. XVI).
En nota pie de página se incluye una noticia breve donde reza que: "En la partida de bautismo, que se conserva todavía en el archivo parroquial de Bráfin, se da al padre el título de doctor, que en España suele significar médico", (ídem), este poblado de Bráfim pertenecía a Valls y el cura que lo bautizara a don Mariano Martí tenía por nombre Onofre Corbella, se agrega que: "En su testamento, según Parra León, Martí se dice hijo legítimo y de matrimonio de Don Joseph Martí y de Doña Gertrudis Martí Estadella, naturales de Villa Redonda (…). La existencia del hermano Gregorio consta por el expediente relativo a los familiares del Obispo Boldú y Bufurol", (ídem).
Se tiene entonces que el personaje en estudio tiene documentación específica para historiar su acción en algunos períodos pero en otros el trazo de sus huellas no está muy claro, lo cierto es que representa alguien relevante. Pero para su mayor comprensión hay que ubicarlo en el marco de su tiempo, ya que las coordinadas propias de la sociedad colonial, relativas a la economía, la política y la cultura son los elementos más definitorios, grandes cartabones que influyen en las acciones u opciones de los individuos y colectividades, ergo: las preferencias éticas, estéticas, políticas y/o religiosas en el marco de la llamada coordenadas de la razón práctica.
Estudios
Los estudios formales seguidos por José Martí Estadella los hizo un su región natal, sin embargo existe un período de su primera vida que permanece oculta: su niñez y juventud, hasta los veintinueve años, cuestión que según Gómez Canedo (1988), requiere de una mayor incursión en los archivos de Torragona y en la desaparecida Universidad Real y Pontificia de Cervera, situada en Barcelona y que se mantuvo activa desde mediados del siglo XVIII, donde es fama que cursara ambos derechos, Civil y Canónico; pero, dado que no se han localizado los documentos respectivos; los biógrafos de José Martí sospechan que no haya concluido esos estudios. Aunque también es verdad que los registros de los archivos de esa fecha faltan o están extraviados, (ob ti., p. XVII). Al respecto agrega la fuente que aquí se sigue que:
"En todo caso, nuestro Mariano Martí fue a cursar estudios en la Universidad de Cervera, pequeña ciudad de la provincia de Lérida cuya fidelidad a su causa premió en 1717 Felipe V centralizando en ella los estudios de Cataluña. Allí se graduó en ambos derechos. Se dice también que estudió en el Seminario Conciliar de Tarragona. Cabe conjeturar que sus estudios universitarios no hayan terminado, a lo más, mucho antes de 1750, fecha en que Martí cumplió los veintinueve años", (ob cit., p. XVII).
Con semejante educación básica, más aún especializada en las áreas de la humanidades clásicas, filosofía, teología, lenguas y teología, con énfasis en pastoral, como es de suponer, enfrentaría este personaje las tareas que la opción o estado de vida clerical le ofreciera, según se percibirá a continuación de acuerdo con las citas que se van a insertar de manera textual.
Cargos y trabajos
Recibidas las órdenes sacerdotales en fecha aproximada a 1756 a Don Mariano Martí le son asignados algunos cargos y trabajos relevantes, propios más bien del llamado alto clero. Tal vez dada su formación académica o su procedencia social de clase, aunque no perteneciera a la nobleza de títulos nobiliarios, sino por su personalidad, inteligencia, voluntad y memoria, así como por sus relaciones desempeña cargos de cierto relieve, primero en su región de origen y luego en las propiedades que España conservaba en ultramar. Al respecto Gómez Canedo (ob cit) señala que:
"Nada sabemos de su vida durante los años siguientes, hasta que en 1757 aparece como provisor y vicario general del arzobispado de Tarragona Cortada y Bru. El Regesto segundo de este prelado, que se conserva en el Archivo Arzobispal de Tarragona, muestra claro que Martí llevó prácticamente la administración de la arquidiócesis; fue su aprendizaje de obispo. Entre otras funciones, desempeñó la de visitador. Si bien no se han localizado los correspondientes libros de visita, sabemos que en 1760 hizo la de Villa de Valls, dejando como fruto muy notables disposiciones. Al año siguiente, 1761, fue promovido al Obispado de Puerto Rico. En su reunión del 10 de marzo de aquel año, la Cofradía de Presbíteros, de la que Martí era miembro – lo mismo que beneficiario de la Catedral- designó una comisión que fuese a darle la enhorabuena por su nombramiento; en la sesión del 29 de agosto se despidió Martí solemne y cordial de sus cófrades", (P. XVIII).
El mencionado aprendizaje de obispo abarcaba el buen sentido de la administración proba de bienes materiales, personal, por así decir, y elaborar registros de inventarios, ornamentos, vasos sagrados y la pulcritud de los templos. Eso suponía la reparación y erección de iglesias y, no menos importante, velar por la moral de los agentes de pastoral y la preservación del tesoro de la fe en forma íntegra de acuerdo a los criterios de Tribunal del Santo Oficio. Gómez Canedo (ob cit) acota que las características de estos registros eran del siguiente temor:
"Por lo general, y tal como ya indiqué, las relaciones e informes del siglo XVIII prestan mayor atención a los aspectos etnográficos, geográficos y económicos, los problemas educativos, la promoción de la agricultura y la industria, las estadísticas, ocupan mucho espacio. No todos dan la misma importancia a las mismas cosas, sin embargo, cada cual muestra sus preferencias, sin que éstas indiquen una clara tendencia filosófica o filosófica. Repase el lector, en verificación de esto, el tomo de Relaciones Geográficas de Venezuela, editado en esta misma colección por Arellano Moreno, (Caracas, 1964).", (ob cit., p. XII).
Mariano Martí en La Guaira- Caracas
Como se ha dicho y de acuerdo a la fuente ya citada en 1761 Mariano Martí es promovido al Obispado de Puerto Rico, hacia agosto-septiembre, según la fuente:
"Lo tenemos, pues, en marcha hacia su nuevo campo de acción cuando no había cumplido aún los cuarenta años. Dirigiéndose a La Guaira, donde le consagró el entonces obispo de Caracas, Diez Madroñero (el 17 de enero 1762 en la iglesia de San Pedro de la Guaira por el Obispo de Caracas don Diego Antonio Diez Madroñero, que se hallaba en visita pastoral en dicho puerto). El 20 de febrero ya estaba en posesión del Obispado de Puerto Rico, el cual comprendía, además de la isla del mismo nombre, las de Margarita y Trinidad, junto con todo el oriente de Venezuela, siguiendo una imprecisa línea divisoria que desde un punto cerca de la desembocadura del río Uchire bajaba hasta el Orinoco, no lejos de Cabruta. Al gobierno de este vasto territorio, de población escasa y muy dispersa, se consagró inmediatamente Martí con toda su energía", (ob cit., p. XIX).
La administración eclesiástica de ese territorio despoblado suponía un esfuerzo ingente para cubrir la atención pastoral y a parte del poco clero secular era atendido principalmente por los misioneros de las congregaciones religiosas, volviendo a la fuente ya citada:
"Durante los años 1763-1764 le encontramos ocupado en la visita de la isla de Puerto Rico, desde donde pasó seguidamente a continuarla en los territorios ultramarinos. A principios de julio de 1766 se hallaba en Cumaná y el 18 de marzo de 1766 firmaba un acta de visita a la Parroquia de la Nueva Guayana Angostura. Tenemos testimonios de los esfuerzos de Martí por resolver una serie de problemas que pesaban sobre esta inmensa parte de su diócesis, conocida bajo la denominación de Anejos, pero no se ha encontrado desgraciadamente la Relación que se dice escribió de esta Visita. De hallarse algún, sería el mejor complemento de la posterior relativa a la diócesis de Caracas", (ob cit., p. XIX).
Cabe decir que si se recuerda la frase de que conquistar es poblar, el territorio del Obispado de Puerto Rico de mediados de 1760 estaba conquistado del todo, sólo estaba constituido por áreas de población aborigen y escasos grupos de comunidades españolas, con sus iglesias y capillas; así, como se ha dicho ya, en 1764 se encontraba Martí en Cumaná, donde se debió mantener para ayudar a combatir la epidemia de viruela que asolaba a esa región y ciudad; y en 1765 pasó a Nueva Barcelona; en 1766 está en Margarita, antes en 1767 había visitado Guayana y el 12 de febrero de 1966 firmó la visita a Ciudad Real de Orinoco, y por su relato se conoce que pidió al Consejo de Indias mayor presencia de misioneros jesuitas; además de que "se les concediese a los capuchinos traer de España doce misioneros y que sus misiones de Caripe, Guanaguana y Sabana de Caicara fuesen erigidas en parroquias.
"Esta visita tuvo que ser penosa, dada la distancia, los escasos medios de comunicación y el clima; ella influyó en el deterioro de la salud del Obispo, (Durante ls visita a las misiones del Orinoco había contraído herpes generales, que según os médicos, sólo podían curar con el cambio de clima) obligándole a solicitar otra diócesis en América o el retiro a España. Dicha solicitud fue presentada al Rey en julio de 1779 y por después era Martí promovido a Caracas, vacante desde el 3 de febrero de aquel año por fallecimiento de su obispo Díez Madroñero. Se creyó que correspondía al Arzobispo de Tarragona la formación del correspondiente proceso informativo, y dicho prelado no hallando en Tarragona sujetos que pudiesen testificar ni sobre la obra de Martí en Puerto Rico ni acerca de las condiciones existentes de la diócesis de Caracas, encargó el proceso al Inquisitorial general residente en Madrid", (ob cit., p. XXII).
Resulta al menos curioso que después de tantos desvelos por parte de don Mariano Martí, llevando tan escrupulosamente anotado las novedades de su visita, los superiores suyos, civiles y religiosos, no tuvieran noticia de sus actividades. En las cortes y en el arzobispado, esa escrupulosidad más bien será un testimonio que habrían de agradecer las generaciones futuras y la delicada consciencia de quien registrara las visitas pastorales como un deber y un servicio a Dios y al rey. Tales pinturas impresionistas de la vida cotidiana y las actividades eclesiásticas del siglo XVIII en la provincia de Caracas, toda una amplia extensión aunque tal vez más poblada que la de Guayana de las misiones del Orinoco.
El Papa Clemente XIV le concede el 19 de marzo de 1770 la sede vacante a Martí luego de sortear varios aspectos legales de validación, invalidación y vuelto a validar de la bula pontificia sobre el nombramiento, dice una nota de pie de página de Gómez Canedo (ob cit) que:
"La cronología del proceso burocrático es la siguiente: I) 1769, julio 27, informa el secretario Mello al apoderado Suárez Valdés que Martí ha sido escogido por el Rey para obispo de Caracas; 2) agosto 28, aceptación de Suárez Valdés; 3) informado favorablemente por el Fiscal del Consejo de Indias el apoderamiento de Suárez Valdés (19 septiembre) que se proceda al despacho de las reales cédulas de gobierno e impetración de las bulas. La real cédula de ruego y encargo, o de gobierno, fue expedida a 9 de octubre de 1769, y Martí acusó recibo de la misma el 5 de diciembre, desde Puerto Rico. (…). Estos informes abarcaban dos partes: las cualidades del candidato y el estado de la diócesis a que se destinaban. (…)Para Martí, no se conoce más que el proceso informativo hecho con motivo de su traslado de Puerto Rico y Caracas. Es de 23 de octubre de 1769 y contiene bien poca cosa; fuera de pequeños detalles, es una información rutinaria en que los testigos demuestran escaso conocimiento tanto de Martí como de las diócesis de Puerto Rico y Caracas. El documento se conserva en Archivo Vaticano, Consistorial, Processi, vol. 158", (p. XXII).
El llamado "proceso" aquí reseñado con la cita anterior posee las características que Marx Bloch (citado por Santana Pérez, 2005) asignaba a las motivaciones generales de la investigación histórica, a saber, mezcla de curiosidad por el desarrollo comparativo de las sociedades y la necesidad de comprender los eventos considerando el conjunto general de los elementos de la realidad social, (p. 52), que permite tener una perspectiva de mayor validez por su criterio de totalidad en lo que Rojas (2008) da en llamar la dialéctica centro-periferia a la hora de la reconstrucción histórica de los dominios españoles de ultramar, (p. 13).
El 15 de junio de 1770 el Cabildo metropolitano entrega Martí las actas de gobierno del obispado "si el electo quería sumirlo antes de las llegadas de las bulas; previó el acostumbrado juramento de guardar los derechos y regalías del Real Patronato ante el Señor Gobernador. Martí presentó certificado de haber hecho dicho juramento, siendo admitido al gobierno de la diócesis. Las bulas apostólicas fueron presentadas por Martí al Cabildo el 14 de agosto de aquel mismo año, y aquella misma tarde tuvo lugar la solemne toma de posesión", (Gómez Canedo, ob cit., p. XXIV).
La valoración de la personalidad de don Mariano Martí debe considerar su desempeño en la administración de la diócesis en general y su relación con su presbiterio, clero regular y secular, y no sólo por su visita pastoral conocida, "Martí, argumenta Gómez Canedo (ob cit), fue un hombre de gran integridad moral y de entera dedicación al cumplimiento de sus deberes pastorales. Celoso del bien de las almas y celoso de su autoridad y derechos", (p. XXIV); era Martí dueño de un temperamento tenaz pero moderado, no violento (ídem), como vendrían a demostrarlo sus enfrentamientos con algunas órdenes religiosas por cuestiones de jurisdicción, por ejemplo la de la comunidad franciscana de Caracas para impedir que éste visitase las capellanías de la iglesia San Francisco, lo que:
"no impidió a Martí el llevar consigo, durante la visita pastoral, a cuatro franciscanos y que en su testamento pidiese que, amortajado con las vestiduras de mi estado, pusiesen a los pres del dicho mi cuerpo el hábito de de nuestro Seráfico Padre San Francisco, que desde luego pido a su convento me lo conceda para ganar sus gracias, dándose a dicho convento, por limosna del referido hábito, cincuenta pesos", (ob cit., Pp. XXV_XXVI).
En el plano de los asuntos mundanos, económico y social Mariano Martí se mostró preocupado por la infancia, la moral pública y la aplicación de nuevos impuestos; y, por demás, desestimó la petición de un tal Guillelmi de que inspeccionara "las pinturas y muebles", especialmente lujosas y decorativas de la residencia oficial llamada Real Amparo o San Lorenzo Nuevo, que tenían seis años sin escándalo de nadie y que los había puesto el Intendente Saavedra, (p. XXVIII), de tal manera que no fue un inquisidor inhumano sino que mostró preocupación por la situación general de la sociedad de su tiempo, siendo partidario, por cierto, del libre comercio. En ese sentido, Juan Vicente Bolívar se entrevistó con este obispo como parte de sus gestiones a favor del libre comercio ante el Rey y el Ayuntamiento de Caracas en 1779; Gómez Canedo (ob cit) cierra estos datos biográficos del obispo Mariano Martí de la siguiente manera:
"Añadiré, para terminar este perfil biográfico, que Martí falleció en Caracas el 20 de febrero de 1792. El 16 había recibido el viático y el 17 la extremaunción. Este día otorgó testamento y codicilo; el 18 agregó una declaración de mandas y legados familiares, colaboradores y amigos, con súplica al Rey de que se dignase confirmarlo todo. El 21 de febrero fue declarada por el Cabildo sede vacante y el 22, informado de no haber fondos para el entierro, acordó pedir al vice-patrono –el Gobernador- que se tomasen de los haberes episcopales en la tesorerías de diezmos, tal como se había hecho con Díez Madroñero. El cadáver fue embalsamado por el protomédico Dr. Felipe Tamariz", P. XXIX).
Estas referencias del perfil biográfico de Martí revelan un esfuerzo por documentar su itinerario existencial y barca aspectos no sólo profesionales sino también sus cualidades humanas, mostrándose como un eclesiástico imbuido de sus responsabilidades y sin ápice de dudas sobre su fidelidad a la Corona española.
2.- Testimonios de Negritud y su condición social en Barquisimeto y pueblos adyacentes…
Contexto
Carrera Damas (1983) sostiene que a finales del siglo XVIII se da inicio en Venezuela a lo que él da en llamar "crisis de la sociedad colonial", que culmina hacia 1830, ya que se rompe la dinámica de la estructura interna, esto es, tanto del vínculo con la metrópoli con el resto de los elementos conformantes del orden colonial interior, con redes de nervadura prolongada de procesos económicos y sociales, "producto de tres siglos de evolución", (p. 17); sin embargo, el esclavismo como modalidad de las relaciones de producción agraria en las labores agrarias, domésticas y en el comercio se mantuvo. Las llamadas castas agrarias, comerciantes y familias principales poseían esclavos de ambos sexos y no se modificó hasta bien entrado el siglo XIX, al menos en Venezuela.
En ese contexto la Iglesia católica representó un eficaz instrumento de control social con fines de perpetuar la conciencia monárquica, entre otras cosas. Por vía de las jerarquías entre peninsulares, canarios, pardos, criollos, pardos y la subordinación de los esclavos e indígenas. La Iglesia o más bien la jerarquía representaba una instancia de socialización secundaria, con una teología que pedía obediencia de los vasallos, autoridades política- religiosas y de éstos se extendía una red hacia los sectores bajos o del pueblo llano, en el marco de una taxonomía moral y civil, donde los negros esclavos negros se excluían del horizonte emancipador que se expresaba en ciertos movimientos de rebeldía.
Los sectores llamados subalternos parecían ansiar su propia libertad pero no tenían el reconocimiento social que en décadas posteriores adquirirían las iniciativas de los pardos o criollos, ello vino a constituir parte de la problemática social del tiempo del ejercicio episcopal de don Mariano Martí. De hecho, Carrera Damas (ob cit) señala que en el plano de las claves de la razón práctica, que supone identificar y definir las opciones atinentes a las preferencias éticas, estéticas y políticas del individuo en sociedad: "…una vez debilitado el frente esclavista (en el proceso de la emancipación política y militar en el interregno que va de 1810 a 1824), se substraen de la lucha, en la cual no parecen haber desempeñado una función consciente",( p. 102).
En las relaciones esclavistas, las luchas de tal sector no lograr coincidir con la de los criollos y la iglesia institucional o individualidades tampoco identificó y definió cuáles eran las preferencias éticas, políticas o estéticas propias de las cosmovisiones de estos grupos subalternos, no pudieron cumplir lo que teológicamente se conoce como función profética, que supone denuncia de las iniquidades y anuncio de los nuevos modos humanos de relacionamiento basados en principios de justicia y solidaridad, cuestión que cristalizaría posteriormente; Carrera Damas (ob cit) acota al respecto que: "Al término de la fase se advierte claramente que pardos y esclavos prosiguen sus luchas sin que lleguen sin que lleguen a conjugarse con la de los criollos, y esta disociación de políticas, que responde a disímiles y contrapuestos intereses de clase, (p. 50).
Además, vuelve a decir el citado autor que en esa disparidad de criterios, formación y organización entre uno y otro grupos humano pesaba mucho la mentalidad y la fuerza de los hábitos, la inercia de las prácticas consuetudinarios: "La población de Venezuela contiene cuatro quintas partes de hombre de color cuyos anhelos y ambiciones se hallan estimulados por las esperanzas que concibieron durante los últimos años. Su único freno era el respeto que conservaban por las familias principales", (p. 51).
Las reformas borbónicas, precisamente de fines del siglo XVIII, fueron perfilando nuevas referencias éticas, estéticas y políticas, pero como se sabe, las mentalidades corresponde a las estructuras de la larga duración y la cuestión de los modelos mentales pesan una enormidad. La Iglesia institucional, a través del sistema formal de educación escolar o de las prácticas de piedad religiosa, hace parte de los agentes de la socialización, primaria, que es la familia y principalmente la madre y las demás redes sociales de la parentela, o los agentes de socialización secundaria, que son la escuela y los templos, los grupos de iguales, las cofradías u otros grupos de apostolado seglar, constituyen un dispositivo funcional para la educación moral en el marco, sobre todo, del régimen de cristiandad.
De allí que se puede colegir que la esclavitud estaba validada como parte integrante de las prácticas sociales de un orden jurídico-político y religioso que, combinadas, fraguaron diversas implicaciones hasta estructurar un freno cívico o moral, como dice Carrera Damas (ob cit), que inmovilizan o motivan determinados actos o los inhiben. Así se mantenía en el tiempo histórico colonial venezolano la dominación; que incluía la violencia física y simbólica, apoyada en una práctica consuetudinaria o prolongada.
Interpretar ese hecho, que Zeraffa (1973) da en llamar formas de reproducción social como lo que vendría a ser la esclavitud, en un marco cultural dado, exige un esfuerzo metodológico. Cabe decir la reproducción que expresa aspectos de las visiones del mundo y tienen sentido sólo en su contexto epocal de acción; de allí se tiene que se ha de excluir todo aquello que no esté en ese circuito de interacción y redes sociales fácticas, excluir cualquier referencia exterior a él, en tanto que se está en el trance de ser objeto de conocimiento social; de donde se tiene que la idea de la reproducción en un marco temporo-espacial específico, remite a una comprensión ajustada a lo dado en las ciencias humanas y sociales. Pues los eventos de la deliberación u hecho social no están aislados de la estructura económica, política y cultural en que tiene lugar.
De lo anterior, se tiene que la idea de la reproducción tiene lugar en un marco temporal dado; y tiene que ajustarse a la teoría social. Por eso, sería un contra sentido hacer una extrapolación y actualizar en la contemporaneidad la noción de esclavitud en las mismas condiciones del siglo XVIII, pues surge el peligro de que "la palabra resbala sobre objetos porque nuestro lenguaje es inconsciente en el orden de nuestras intenciones y proyectos, pero es inconsciente en lo que concierne a la sustancia inmaterial de los términos empleados, que, sin que lo sepamos, son signos", (Seraffa, ob cit., p. 59).
En virtud de eso, los signos remiten a la vida concreta, " a la existencia misma de los objetos", (ídem), o sea que una toma de conciencia en torno a la realidad que alcanza su sentido como texto en el contexto de un sistema social considerado como "un cierto complejo socio histórico-ideológico", (ob cit., p. 61); y allí tienen lugar acciones y retroacciones, jerarquizadas por quienes estuvieran interesados en hallar el sentido de esas tales acciones, a tal punto que "quede identificado con su sentido original", (ídem).
¿Cómo entender entonces el papel de la Iglesia y sus obispos que en el tiempo histórico colonial y en particular la actividad del obispo Mariano Martí?
En aras de lo sostenido en estos últimos párrafos conviene ilustrar brevemente el contexto en que tiene lugar la visita pastoral del obispo Mariano Martí a la provincia de Venezuela o de Caracas ente 1771 a 1784. Al respecto Uslar Pietri (1981) en la antología de discursos que hiciera titular "Oraciones para despertar", aporta unos datos significativos en cuanto a la conquista y colonización, como empresa militar, religiosa y política:
"Como rojas y metálicas aves heráldicas van a venir a las ramas del árbol nuevo las potestades. Vendrá el Gobernador a hacer su asiento, vendrá el Obispo de la inmensa Diócesis desierta. La voz de Dios y la voz del Rey están en ella esperando que venga la voz del pueblo a entonar el himno de la nueva nacionalidad. Entre sus calles polvorientas y sus cacas de barro y paja, tienen su Cabildo y su Catedral y su casa de Gobierno y su fiesta del pendón el día de Santiago, y sus procuradores en la corte lejana y hasta en el cielo: San Sebastián, San Mauricio, San Jorge: antiguos santos soldados que ganaron la gracia, entre flechas y espadas, combatiendo infieles y enfrentándose a la naturaleza convertida en monstruosa amenaza", (p. 16-17).
Al considerar el contenido de la prosa ensayística del escritor Uslar Pietri, destaca la función de los elementos políticos, militares y religiosos en el proceso de ocupación y poblamiento de tierra firme y principalmente en la fundación de Caracas; otro pasaje de la prosa vívida del escritor que se cita recrea aquel procesa de fraguado de la sociedad colonial a partir de la combinación de factores humanos y culturales, véase:
"Al norte, pasada la montaña, tienen al mar tan desierto y y solo como el gran territorio salvaje que tienen a la espalda. Allí han puesto algunas aldeas: Caraballeda, El Cojo, Maiquetía y La Guaira, donde vendrán de año en año aceite y telas. Al medio día y al levante y al poniente no habían sino selva y soledad y las hostiles rancherías del indio. Sobre el valle empezarán a surgir las labranzas, las aceñas de harina, las ermitas. Polvo de recuas con sus cruces altas, sus santos bamboleantes, las armas del Gobernador, la mitra del Obispo, los maceros del Cabildo, los vecinos de pobre gala, los indios adoctrinados y los negros bozales, todos con los ojos vueltos al cielo en busca de milagrosas esperanzas", (ob cit., p. 17).
Convendría detenerse en la frase "Negros bozales", según fuentes electrónicas alude a "…los negros nacidos en África y traídos a América en calidad de esclavos", (http://at.answer.com/.../findex?gi...5 agosto 2006); otra agrega que "se caracterizaban por ser muy fuertes y resistentes al trabajo", (http://es-es.facebook.com/.../negros....); vendrán a ser los primeros esclavos traídos a América y Venezuela en particular, en la trata negrera, y pertenecían a pueblos y tribus en el Sudan Occidental, (www.proyectosalonhogar.com/.../...) ; para tales grupos étnicos, por cierto, hubo de elaborarse el Catecismo para Negros Bozales de 1796, que de acuerdo co Suárez Font (S/F), un folleto que representa "una forma de educación católica", y destinado a los grupos trasplantados y subalternos en calidad de instrumentos de trabajo en las plantaciones, ingenios y otros de la industria azucarera o cafetalera en nuevo mundo, o en concreto en Cuba.
En la integración cultural del negro, según palabras de Suárez Font (ob cit), cumplió un papel destacado la educativa de la iglesia de finales del siglo XVIII, de tal suerte que el referido folleto, a saber, transmitía valores judío-cristianos, procedimientos de lo se podría llamar ética normativa, por ello "constituyó un vehículo para el aprendizaje del castellano, así como de una serie de normas de convivencia social que facilitarían la integración del negro a la nueva cultura", (http://sities.google.com/el-catecismo...).
En el caso venezolano, se estableció una colonia que no llegó a ser de particular importancia, "a diferencia de México o Perú que tenían mucha riqueza (oro y plata), (www.venezuelatuya.com/.../colonia.htm); las cinco provincias locales (Venezuela, Cumaná, Mérida o Maracaibo, Margarita y Guayana), fueron unas extensiones jurídico-administrativas que dependían hasta bien entrados los siglos de la colonia de Santo Domingo y luego de Santa Fe de Bogotá, donde se tiene que lo que luego sería Venezuela desarrolló actividades agrícolas importantes, con una producción que vendía a "los ingleses, franceses y holandeses en forma ilegal, ya que España tenía prohibido a sus colonias comercializar con cualquier otra nación", (ob cit).
Venezuela no tuvo el oro de El Dorado sino tierras fértiles, pastizales en los llanos y riberas de ríos propicios para la cría de ganado vacuno y caballar, entre otros, aunque los conquistadores habían explorado riquezas de metales preciosos, según Uslar Pietri, (1981):
"Habían recorrido toda la ancha tierra en desventuradas expediciones en la loca persecución de El Dorado, en guerra con los indios, en busca de minas, en misiones de adoctrinamiento. Con las osamentas de los desventurados sin ventura habían quedado aldeas solitarias, arrebujadas en torno a la espadaña de una capilla, como testimonio de presencia ante la tierra y de la aspiración hacia el cielo", p. 7).
A continuación agrega unos párrafos atinentes a la estructuración social e institucional de la sociedad colonial, ya que:
"No estaba completo el vasto país que va a gravitar en torno a la desmirriada Villa de Santiago. A penas nominalmente le está sujeta la Provincia de Caracas, con sus montes inaccesibles, sus ríos tormentosos y su llanura hipnótica. Habrá que esperar siglos para que se incorporen gradualmente, en un proceso misterioso de crecimiento y formación de la unidad, las tierras orientales de la Nueva Andalucía, el agazapado macizo de las provincias andinas y, por último, el vasto mundo de selvas y ríos de la Guayana. Cuando un día de 1777, en su lueñe palacio de San Ildefonso, con su mano temblorosa y sus ojillos de perdiguero, el Rey Carlos III firma la real orden que crea, en toda su dimensión geográfica, la jurisdicción de la Capitanía General de Venezuela, no hace otra cosa que dar fe un lento e inexorable proceso de siglos por el que se había hecho una nación, y dejarla proclamada, en pie, integrada y atenta para hacer su propio camino en la historia. Los viejos geógrafos la llamaban indistintamente la provincia de Venezuela o de Caracas, en una confusión llena de poderoso significado. Era como afirmar que había una unidad entre la ciudad y el país incorporado y que en el cuadriculado de sus cortas manzanas palpitaba embrionaria la cabeza de un nuevo ser nacional", (ídem).
Esa sería la provincia que a lomo de mula hubo de recorrer el obispo Mariano Martí y de cuyo registro demográfico, étnico y de práctica socio-religiosa diera cuenta en su Libro Personal o en los restantes volúmenes de los libros de Inventarios, ya que en los inicios de la crisis de la sociedad colonial implantada, como diría Carrera Damas (ob cit). Sin embargo, paradójicamente, volviendo al socorrido texto de Uslar Pietri (1981):
"Es en el siglo XVIII cuando cobra dimensión y fisonomía definitiva aquella personería. No sólo es el asiento de la Gobernación y de la Diócesis, sino que está en ella el asiento de la Intendencia del Real Consulado y de la Compañía Guipuzcoana. Allí tenía que escribirse la primera historia de la provincia, que redacta José Oviedo y Baños y allí el Colegio de Santa Rosa se transforma en la Primera Universidad de los venezolanos", (p. 18).
La cooperación al orden colonial del obispo Martí desde Venezuela, con su sede de Caracas gobernó en el período que va de 1770 a 1792, que ya existía como tal con sede y obispo en Coro en 1532 y su sede catedralicia fue de 1637 en Caracas, (hhttp://www.arquidiócesisdecaracas.ct); de donde se tiene que la perspectiva de análisis que sostiene la tesis de la alianza estratégica, por así decir, entre la Corona española y la Iglesia se cumple, al menos para el caso de la validación del régimen de esclavitud, su justificación social y/o moral, como práctica social en el marco de lo Durkheim en sus Reglas del Método Sociológico da en llamar atinente a la distinción entre lo normal de lo patológico.
Testimonios de negritud
Martí (1988) en Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas, 1771-1784, Tomo I, Libro Personal. (Estudio Preliminar y Coordinación por Lino Gómez Canedo, O.F.P. Segunda Edición. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Caracas), trae el siguiente testimonio:
"La visita de Barquisimeto fue un desusadamente rápida, pues quedó terminada el 13 del mismo marzo 1779; sin embargo, no puede decirse que fuese superficial. Las actas-inventario ocupan los fols. 148-169 de Inventarios, III. Martí vióse entonces obligado a retirarse a Caracas, gravemente enfermo, impidiéndole este contratiempo proseguir la marcha hacia San Felipe, como tenía determinado. Su plan era visitar en el camino los pueblos de Yaritagua, Urachiche, Quara y Chivacoa, que faltaban de la Vicaría de Barquisimeto, continuando después con los de la Vicaría de San Felipe. (AASÍ NOS ADVIERTE Guzmán en una nota, Compendio, fol. 218). Salió de Barquisimeto el 7 de junio de y llegó a Caracas el 6 de julio", (P. LXX).
La entrada anterior permite describir la crónica de la visita del obispo don Mariano Martí a Barquisimeto y otros pueblos del derredor y de allí se desprenden otros aspectos dignos de considerar, como por ejemplo el registro etnográfico que el obispo realiza de los modos de vida de ciertos sectores de la población no cónsonos, por cierto, con los principios de la moral cristiana; se relata, en este caso que:
"Don Francisco Xavier Anzola, alcalde Ordinario de segunda elección vive mal con N. Concepción, mulata, esclava de bienes de doña Ana Alexos, la cual está en depósito en poder de doña Ana Campos, suegra de dicho Xavier, que es hija de Micaela, esclava, que, estando a la casa de de la suegra del dicho, entra y sale dicho Xavier con toda libertad a todas horas (…); se ha provisionado que dicha Ana sea sacada a El Tocuyo (ob cit., Tomo II P. 70-71); así se dan otras referencias indirectas de esclavas de oficios domésticas que hacen vida marital con blancos de las familias principales, así, por ejemplo, se dice que Gerónimo Anzola, Alcalde Provisional, "viven mal con Lorensa, mulata, esclava suya, y con María de los Ángeles, mulata esclava, casada con Ventura, mulato libre; que también como medida de corrección decide Martí con fines de "purificar las costumbre, enviarla también a El Tocuyo.
Se cuenta también que "Joaquín Iriondo, español, soltero, vive mal con María Inés, soltera, mulata esclava de don Domingo Sánchez, isleño. Conviene que dicho Sánchez quiere vender a su esclava y la envía fuera de la jurisdicción de Barquisimeto "Y dize que vendrá al pueblo de Cañizos". E igualmente, se informa que "vive mal también María, esclava y Antonio Gonz{alez, (ídem). Don Francisco Ignacio Erise, blanco, soltero, vive mal con Concepción Lizcano; Don Juan Joseph Alvarado, soltero, Alférez Real, vivió mal con una hija de Joseph Miguel, mulato, soltera, "pero ya sessó el escándalo. Ahora vive mal en Bureche donde dicho Alvarado tiene una hazienda, con Micaela Aguilar, viuda, mulata", a esta se le imponen dos días de cárcel y que sea depositada en Santa Rosa.
Esta relatoría continúa y dice que "Don Domingo Alvarado, soltero, vive mal con N. Concepción, mulata, soltera, depositada con doña Ana de Espina, y con quien ha tenido cuatro hijos", otras referencias son del siguiente tenor:"Anselmo Alvarado, mulato, soltero, solamente tiene madre, pues, su padre murió en Barrio de Paya", (ídem).
Como se puede advertir, en las citas anteriores se hace mención a aspectos de la llamada moral matrimonial y a la inobservancia de os principios cristianaos, como el sexto mandamiento, en que la mujer negra destaca pero en tanto que propicia para lo que solía denominarse concupiscencia o los amoríos; otras notas están referidas a cuadros de las matriculas o patrón, con un método que individualiza por categorías de mestizos, blancos, zambos y negros, por ejemplo, se dice que en 1779 había 65 negros y mulatos en casas de familias de Barquisimeto; en San Nicolás de Bari de Sanare, que pertenecía al curato de Barquisimeto había 167 negros, 496 mulatos y 27 negros esclavos, en el pueblo de Nuestra Señora de Buría tenía 27 negros y 265 mulatos y 5 negros esclavos.
En sentido general los anteriores datos fueron los que se pudieron extraer de la obra de Martí acerca del tema de los negros en Barquisimeto y pueblos adyacentes, constituyen referencias indirectas, ya que el propósito del obispo era otro: la descripción de las usos y costumbres morales, como ya se ha dicho, con fines de tomar decisiones en lo atinente a la observancia o no de la doctrina cristiana católica.
3.- Reflexiones al final
La vida cotidiana, para decirlo así, parafraseando a Pino Iturrieta y Calzadilla (S/F) en la monumental obra al alimón La Mirada del otro. Viajeros extranjeros en la Venezuela del siglo XIX, (Fundación Bigott. Caracas) es la que se pone de manifiesto en los registros y descripciones del obispo Mariano Martí, (1988); con versiones negativas, en mucho, del estado de las costumbres y de la organización eclesiástica de Barquisimeto y sus alrededores; el obispo examina de esa forma las conciencias de los habitantes de esta región y lo hace manera público, al modo de comunicar alguna enseñanza católica en el marco de la mentalidad de la época, que guardaban fantasías de perfeccionamiento espiritual, como vendrían a demostrarlo los actos litúrgicos y las festividades a los santos patronos paseados en procesiones bamboleantes por las calles del pueblo, donde todos como imagina Arturo Uslar Pietri van con los ojos vueltos al cielo esperando milagros portentosos.
En ese contexto la esclavitud como práctica social no se pone en duda sino que se menciona porque es ocasión de los mismo que se condena formalmente: la infidelidad matrimonial y la inobservancia de la los mandamientos del decálogo judía cristiana y mosaico pero, por otra parte, se colide que ello vino a ser una práctica consuetudinaria en la sociedad colonial, y que las condenas que impone el obispo visitante Mariano Martí como los traslados aluden sólo a quien es más débil jurídico, a saber: la mujer negra esclava, pero nada dice del caballero blanco, alcalde o hacendado, de tal manera que su visión se puede decir que padece de misoginia, muy propia de los clérigos y la mentalidad colonial de aquella época.
Por otra parte, los y las esclavas de servicio doméstico de la ciudad de Barquisimeto son numéricamente inferiores a quienes parece que se dedican a las labores del campo en las haciendas de los pueblos circundantes como Buría y Sanare; sin embargo, faltaría realizar otras observaciones documentales. Y compararlos con otras series de cuadros demográficos de autores que también hayan trabajado este mismo asunto.
REFRENCIAS
Carrera Damas, G. (1983). La Crisis de la Sociedad Colonial Venezolana. Monte Ávila Editores. Caracas.
Gómez Canedo, L. (1988). "Estudio preliminar y Coordinación", en: Obispo Mariano Martí. Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas. 1771-1784. Tomo I. Segunda Edición. Academia Nacioanl de la Historia. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Caracas.
Ferrater-Mora, J. (2004). Diccionario de Filosofía. E. J. editorial Ariel. Barcelona.
Martí, M. (1988). Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas, 1771-1784. Tomos I-IV. Libro Personal e Inventarios. Estudio preliminar y coordinación por Lino Gómez Canedo, O. F. P. Academy of American History. Segunda Edición. Fuentes para Historia Colonial de Venezuela. Caracas.
Rojas, R. (2008). "Dialéctica de la Independencia en la Obra de Federico Brito Figueroa". En: Brito Figueroa, Federico. Ensayos sobre la Emancipación Hispanoamericana. Ediciones OPSU. Colección Bicentenario de las Independencias Hispanoamericanas. Caracas.
Obfray, M. (2005). Antimanual de Filosofía. Ediciones edaf. Ensayo. Madrid.
Uslar Pietri, A. (1981). Oraciones para despertar. Monte Ávila Editores. Caracas.
Zéraffa, M. (1973). Novela y sociedad. Amorrotu editores. Buenos Aires.