Teodoro Petkoff, el chavismo y la universidad

Teodoro Petkoff Malec (Barrio El Batey, Bobures, Edo. Zulia, 1932-Caracas, 2018) acaba de morir a sus 83 años, los medios audiovisuales y digitales que ahora han sustituido en Venezuela a la prensa escrita, destacaron varios aspectos de su biografía, pero tal vez de manera insuficiente y a nivel internacional pudimos leer dos sueltos en El País, de España, uno de Ibsen Martínez y otro de Antonio López Ortega: "Petkoff 68" y "De la mano de Teodoro Petkoff, el primero de Ibsen pondera la intuición del "Catire del Batey" por mirar críticamente la Primavera de Praga con preferencia al Mayo Francés y la capacidad de agudo observador de los problemas de la democracia en Venezuela por su incapacidad por renovar los liderazgos y realizaciones institucionales sin advertir el peligro del autoritarismo que entrañaba esa actitud, de Antonio; la historia contemporánea le habría dado la razón desde esa lógica discursiva o si se para mientes en las consideraciones en uno de los últimos libros de Teodoro Petkoff: "El chavismo como problema" (Editorial Libros Mracados. Caracas. 2010), donde entre otras tantas cosas dice que:

"Sin comprender y entender el nuevo espíritu que anima a vastos sectores del país humilde no hay gobernabilidad posible. De hecho, hoy mismo, ese sentimiento de "empoderamiento" y organización popular está desbordando al gobierno. La muy intensa protesta popular que se produce por los cuatro puntos cardinales, el combativo reclamo frente a las insuficiencias de la administración pública, frente a la enorme incompetencia y corrupción, es animado, sobre todo, por las organizaciones populares surgidas al calor del discurso de Hugo Chávez" (p. 154).

Había tenido quien se ocuparía de sus avatares existenciales en vida suya, tal vez a guisa de promoción de su candidatura presidencial (Ramón Hernández: Teodoro Petkoff. Viaje al fondo de sí mismo". Editorial Fuentes. Caracas. 1983); otros por maledicencia, mero argumento ad homim, como también llaman a los ataques personales, siempre a causa de las disputas políticas e ideológicas, pergeñaron páginas de hiel; libros de autores que merecerían un pie de página que aquí no vamos a conceder porque desconocemos cómo hacer ese artilugio técnico, además tendría que buscarlos arduamente en nuestro desordenado cuarto- biblioteca y en este suelto citamos es de memoria o aquel libro que tengamos más a mano, total un texto más enjundioso requiere mayor esfuerzo de composición y hermenéutica precisa, que no es el caso. También sería de voces autorizadas, aquí en www.aporrea.org ya lo hizo el Dr. Alexander Moreno (Teodoro Petkoff…el hombre que inició la crítica revolucionaria a lo que fue la URSS, o1/11/2018), experto en filosofía política; falta en este sentido alguna otra valoración por ejemplo del poeta y Profesor Tito Núñez-Silva, entre otros. No se diga ya el teodorista confeso Roberto Malaver, incisivo humorista y gran lector, además de escritor consumado.

A la distancia, a leguas, como dicen en Baragua, no podemos negar como algunos chavistas de hoy que también como Roberto fuimos admirador de Teodoro y hemos recogido y ¡leído! Con un interés digno de mejores causas varios de sus libros, en realidad seguramente todos; que tampoco es que son muchos y menos que hayamos comprendido siquiera el 5% de sus propuestas filosófico-políticas, menos traducirlas en práctica cotidiana. Por cierto, y aunque parezca muy pretencioso desde finales de la década de 1980, por 1989, creo, cuando leímos el ya nombrado libro-entrevista de Ramón Hernández "Teodoro Petkoff. Viaje al fondo de sí mismo" empezamos a apreciar su solvencia argumentativa, su formación universitaria y un aspecto académico que él mismo poco ponía de bulto: haber sido miembro del personal docente y de investigación en la Escuela de Economía de la UCV, de la que había egresado con honores en la década de 1960; participó en concursos de oposición y sacó 20 en los exámenes.

Fue pues Teodoro académico universitario de la UCV, alcanzó la categoría de Profesor Agregado, con dedicación Medio Tiempo, al menos dos de sus libros fueron sus trabajos de ascenso; aunque su actividad política llegó a absorberle tanto que se acogió a la jubilación, además confiesa que no tenía vocación para la academia, lo que no niega que llegó a ser un intelectual, dado que sus ideas impactaron la sociedad de su tiempo, bien como escritor, agitador de plaza pública y periodista, esto último sobre todo en los últimos tiempos desde que abandonara el gabinete del Dr. Rafael Caldera y le dieran la dirección del diario vespertino El Mundo, cuyas editoriales eran muy leídos, esperados y comentados, empeño que cerrara con el rotativo Tal cual.

A este respecto que, en lo personal nos interesó mucho, responde al Lic. Ramón Hernández en Teodoro petkoff, viaje al fondo de sí mismo (1983) lo siguiente:

- ¿Cómo ingresó Teodoro Petkoff al personal docente de la UCV? ¿Lo metió el Partido Comunista?

-No. Yo entré a dar clases en la universidad impulsado por la necesidad de aumentar mis ingresos. Cuando nació el MAS, en 1971, mis ingresos provenían del sueldo que me pagaba el PCV. No recuerdo cuánto, creo que mil quinientos bolívares. Eso se suspendió y el MAS no tenía recursos suficientes para pagar salarios, o en todo caso eran tan exiguos, que los sueldos de sus principales dirigentes eran muy pequeños. En esas condiciones acordamos que todo el que pudiera conseguirse un medio de vida que no le quitara demasiado tiempo, pero que contribuyera a mantenerlo, se lo buscara. Como yo estoy dedicado full-time a la lucha política, a la lucha revolucionaria, no podía buscar un trabajo que me obligara a un horario convencional. Por eso entré en la universidad, con medio tiempo, que me obliga a cumplir un número reducido de horas. Entré como profesor contratado y al cabo de un tiempo concursé y quedé como profesor instructor. Saqué veinte puntos en el concurso. Luego presenté un trabajo de ascenso para el grado de Asistente, que es mi actual ubicación en el escalafón universitario. Estuve enseñando un tiempo en la Escuela de Trabajo Social, después pasé al Instituto de Investigaciones Económicas. Estando allí me retiré con permiso no remunerado durante cinco años, porque no tenía tiempo suficiente para cumplir mis compromisos universitarios. Después, y puesto que, si uno está más de cinco años con permiso no remunerado, pierde su categoría de profesor y sale del escalafón, para no perderlo me reincorporé; ahora me voy a retirar otra vez porque no tengo tiempo para cumplir. Voy a presentar un trabajo de ascenso para pasar a la categoría de Agregado, pero no voy a seguir en la universidad.

- ¿Cuáles han sido sus trabajos de ascenso?

- Los trabajos de ascenso pueden ser los libros que publique el profesor entre un ascenso y otro, cualquier libro sobre cualquier tema. Yo presenté el libro "Socialismo para Venezuela". Ahora voy a presentar "Proceso a la izquierda", si me dedico. En realidad, yo no tengo vocación universitaria muy grande. Estoy tan absorbido por las cosas que hago en el plano político que no me interesa la docencia.

(…) –esa es la versión capitalista de lo que debe ser una universidad…

-Yo estoy hablando de la universidad pluralista, democrática, abierta al debate político. Estoy hablando de una universidad con movimientos políticos entre sus estudiantes, entre sus profesores; hablo de una universidad con libertad de cátedra, hablo de una universidad autónoma en el sentido de que autonomía es una expresión de autogestión, de autogobierno, incluso superando limitaciones actuales que pueda tener la autonomía. Pero, al mismo tiempo, hablo de una universidad donde el movimiento estudiantil tenga responsabilidad para consigo mismo y para con el país, donde el cuerpo profesoral tenga sentido de sus deberes y de sus obligaciones, donde los trabajadores, obreros y empleados de la universidad sepan que tienen un deber para con la universidad; que exista un clima por tanto político, cultural y científico de fecundidad no tiene nada que ver con una universidad prusiana. No estoy hablando de una universidad estrechamente o rígidamente jerarquizada. Estoy hablando de la universidad nuestra, donde un profesor no es un magister y donde cualquier alumno discute con un profesor; estoy hablando de eso, de una universidad que recoja todo lo democrático que tenga ella, toda la muy importante experiencia de la autonomía, pero al mismo que en varios aspectos supere las deficiencias que han ido desarrollándose con muchísima fuerza. Yo no creo que el desorden, la flojera, el no estudiar, el ser mal estudiante, ser mal profesor sean signos de la democracia. Al contrario, es una manera de pervertir la democracia porque facilita la emergencia de los sectores autoritarios, de los que sólo tienen respuestas autoritarias para los problemas de esta naturaleza. Precisamente, para que la universidad pueda contribuir al cambio social con mayor eficacia, tiene que ser como la que describo (pp. 99-108).

Qué interesante opinión, ¿verdad? Fue formulado por una persona que se procuró una muy densa formación académica en el campo científico de la economía, la política y la cultura cuya vida también adquirió ribetes, pues no careció de cierta valentía física, agudiza intelectual y desenfado. Porque, ¿qué otra cosa se puede decir que quien es capaz de fugarse del hospital militar de Caracas desde un cuarto piso o quinto colgado de una cuerda de sábanas, previo haberse tomado cuatro litros de sangre, literalmente, y vomitar luego con gran alarma del personal médico y paramédico, dado que la hematemesis sugiere alguna úlcera duodenal o gástrica; se fugó también del Cuartel San Carlos junto a un grupo de sus compañeros del PCV, por un túnel construido desde adentro y que saliera en plena sala de la bodega de Simón El Árabe, lugar donde había una fiesta con el actor y conocido saxofonista Víctor Cuicas, de tan grata memoria por sus actuaciones por ejemplo en la película "De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Merino Méndez" (1986).

Fueron persecuciones y cárceles en el marco de los inicios y consolidación del modelo de democracia representativa del "Pacto de Punto Fijo" de 1958 pero disque acordado primero en Nueva York en 1957 entre figuras señeras de la Cuarta República como Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalva pero firmado en Caracas con el respaldo de las cúpulas de FEDECAMARAS, la Iglesia Católica Romana y las Fuerzas Armadas y que dejara por fuera al PCV y que según es fama fue lo que llevó a crear un frente militar en el que Teodoro Petkoff fue una pieza controvertida e importante, pues tuvo mando de tropa, jerarquía y creador de estrategia, llegando a ser la más delicada la denominada el repliegue del aparato militar armado y la reinserción de éste en la vida civil, con todas las heridas producidas, bien recogida tal vez por Rafael Cadenas en su poema Derrota; derrota militar de la guerrilla que dizque ya era evidencia de 1966-67.

Esa cuestión de índole teórica y táctico cristalizó en su libro Checoslovaquia, el socialismo como problema (1968) y en su ruptura con el PCV y la creación junto a un grupo de voluntariosos compañeros del partido Movimiento Al Socialismo, MAS; libro y organización política con la pasó revista y propulsó una nueva manera de entender la práctica de la política y tuvo de hecho gran repercusión en el marco de la llamada Guerra Fría, donde Moscú lo consideró un traidor del modelo del socialismo o comunismo de la nomenclatura de la URSS; con eso renovó la teoría política que dio lugar a otras reflexiones como "Socialismo para Venezuela" (Editorial Fuentes. Caracas. 1972), entre otros.

 

 

 

 



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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