Valores Vs antivalores

En días recientes, víspera a la Nochebuena, me encontraba en el centro de Cagua, realizando una compra de unos pares de zapatos para mi nieto Cristian. Me acompañaban mi esposa; y por supuesto, el párvulo. En el ínterin que aguardaba para que le entregaran los deportivos a mi señora, veo que entra una muchacha disfrazada de ¿No sé, qué? sólo sé, que el artificio que cargaba era de color verde, de la cara a los pies; las manos disimulaban unas pezuñas extremadamente largas, el rostro igual de verde; y unas botas puntiagudas como la que usan los arlequines. En la cara tenía unas cosas como unos cachos. Se parecía a satanás. En síntesis, emulando a Juan Hilario, el de la leyenda del Silbón: "¡Compa, compa, qué aparato más feo!" créanlo ustedes mis aporreahabientes.

Lo cierto de todo, es que la adolescente es trabajadora de la tienda de calzados casuales. Me quedo mirándola. En verdad me causó cierta impresión, ya que mis añejas neuronas se activaron, pensando que no estábamos en carnaval, por el contrario, es una fecha donde vemos mucha gente alegre, como otras que no; luces, adornos navideños a nuestro alrededor; todo un ambiente de contexto espiritual. La gente comprando sus ingredientes para las hallacas. La chiquillería, esperando al niño Jesús.

La curiosidad mató al gato. Como pepito preguntón, se me antoja interrogarle: "¿Joven, ese disfraz es de Duende?". La vendedora me responde en un tono casi visceral, quizá propio de su edad, textualmente así: "Es un disfraz de GRINCH, los que le tienen arrechera a la navidad". Por el modo de contestarme, creo que era uno de ellos en plena población. Nunca esperaba una respuesta llena de animadversión, sobre todo, en estas fechas de lucidez. Le contesto a mi encubierta interlocutora: "Ah, caramba, la verdad que no sabía.". Salimos de la tienda, a hacer otras compras bajo la cálida mañana, pero a la vez refrescante por estos días decembrinos. Mientras le comentaba a mi esposa, lo sucedido. Élla me increpa de ipso-facto; "¡¿Tú, cómo que no ves televisión?!" –continúa diciéndome- "Eso es una película de un personaje que le tiene rabia a la navidad" mis células cerebrales se retrotrayeron a la empleada, pensando que con razón me había dado aquella inusual respuesta. Y, yo, en mi juicio le respondí: "Para qué voy a estar viendo esas cosas que no tienen nada que ver con nuestra cultura" ¡¿Qué impresión le quedaría al nieto, después de ser testigo de aquel evento en la tienda?! Sobre todo, los niños que son una esponjita para absorber raudamente lo de su mundo exterior.

Valdría la pena hacerse unas interrogantes: ¿Qué motivos tendría la moza para camuflarse así? ¿No le gusta la navidad? ¿Algún trauma sufrido en su infancia que no ha superado? ¿Los efectos negativos de ver algunos programas-basura en la televisión? ¿Hacerse prestar la atención? ¿Falta de identidad cultural? Bueno, son respuestas que quedan al aire. Sólo élla sabrá ¿Por qué?

Dentro del contexto del sincretismo, respeto las creencias de cada cual. Es una cuestión de fe. Como yo tengo las mías; hay que ser tolerante con las de los demás. Considero que la mejor cultura es la connivencia. Allende, ese fenómeno llamado transculturación; es importante tener en cuenta que debemos mantener nuestros valores, identidad Nacional, costumbres que son la esencia de nuestra tradición como pueblo que nos identifica con esos elementos que tenemos en común todos los Venezolanos y Venezolanas.

Tenemos valores tangibles como las riquezas materiales del país: sus minerales, su geografía, sus recursos hídricos, sus industrias etc. Pero además, también disfrutamos de valores intangibles como: nuestros símbolos patrios, su música, su arte, historia, cultura, educación, sus hábitos alimenticios; y pare usted de contar. Estos últimos términos han marcado nuestra soberanía a través de la historia, dando paso a generaciones tras generaciones.

Lo que sí, es importante, considero yo, es que no perdamos el norte de nuestra cultura; respetando las demás, pero manteniendo el equilibrio para no dejarnos arropar por culturas extranjeras negativas. Me atrevo a manifestar que todos los pueblos mantienen la suya; sin permitir que cultos foráneos o elementos intrusos se despojen de su patrimonio cultural. Dentro de este ámbito no escapan los valores. Estos últimos, pueden definirse como: Una condición irreductible del bien común. Lo que es un valor para unos; para otros, puede ser un antivalor. De ahí la balanza.

Ahora bien, no hay que permitir que nos desmemorien culturalmente. Dejad que todo niño disfrute de sus navidades Venezolana, no seamos cómplices de que le arranquen su candidez, tan efímeramente, con cosas que no tienen nada que ver con nuestra festividades, con nuestras costumbres, con nuestra idiosincrasia, con nuestras formas de ser y de pensar. Bien sabemos; y está demás decirlo, que estamos bombardeados por una gran campaña publicitaria, grandes medios de comunicación y esa ingente plataforma comunicacional que la globalización se ha puesto como diadema. A diario somos sometidos a una serie de innovaciones tecnológicas, culturales, que por el trajín del día a día son imperceptibles; y al final de la tarde, nos tornamos inconscientemente permisivos para que se apoderen de nuestra individualidad.

Fíjese usted, estimado aporreahabiente que el asunto es hasta un aspecto de Seguridad de la Nación. El artículo 10 de la Ley que regula la materia, nos señala en cuanto a nuestra propiedad cultural, lo siguiente: "El patrimonio cultural, material e inmaterial, será desarrollado y protegido mediante un sistema educativo y de difusión del mismo, entendido éste como manifestación de la actividad humana que por sus valores sirven de testimonio y fuente de conocimiento, esencial para la preservación de la cultura, tradición e identidad nacional." De aquí se desprende que cada compatriota deberá velar por el afianzamiento de nuestros valores intangibles, mediante prácticas y estrategias que estén a su alcance. Aunado a ello, se complementa la función de la familia como célula fundamental de la sociedad; en correspondencia con el enunciado del artículo 99 de nuestra Carta Magna; cuyo espíritu es mantener y conservar nuestro patrimonio cultural tangible e intangible.

En conclusión, no hay que dejar que ningún GRINCH, ni otro bicho raro se apodere de nuestra cultura, ni de la navidad de nuestros niños ¡Feliz Nochebuena!

CI:

Guaicaipuro14@hotmail.com

Tlfs: 0416



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José García

abogado. Coronel Retirado.

 jjosegarcia5@gmail.com

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