Juan Guaidó, llamado también John Waydog por algunos jodedores, quien sabe con cuál connotación, procura a todas luces establecer en Venezuela el no menos socorrido apotegma de la teoría de la dependencia, a saber, el modo de vida americano o American way of live, claro, siempre por lo bajo y con trampas, así como informalmente la economía venezolana ya está dolarizada desde comprar un celular o un carro.
En ese empeño pareciera que cuenta con buen respaldo popular, aunque equivoquen sus secuaces un mínimo detalle, aunque muy significativo: atinente a que para cambiar de régimen político no es menester de elecciones, consultar la voluntad general de la nación sino la voluntad de los amos imperiales. Por eso quienes tienen dignidad gritan Yankee go home.
Recurren a procedimientos de hecho supuestamente muy expeditos como son la vieja fórmula de los golpes de estado, pero ahora bajo una nueva modalidad que llaman golpe suave o revolución de colores, mediante lo cual en una manifestación el elegido por el imperio norteamericano puede ser ungido por aclamación en cualquier plaza incidental como presidente de la república. ¡Nada menos!
Sí, gente de las clases medias profesionales, empresarios, comerciantes, la iglesia católica les emociona puestas en escena de semejante tronío. Sobre todo, su jerarquía: curas y obispos que hacen de cada misa o precesión un mitin.
Que, por cierto, según ha observado el presentador de "José Vicente Hoy" (VTV, domingo 27 de enero de 2019) la Conferencia Episcopal Venezolana encabezada hoy por dos egregias figuras militantes de extinta MUD y ahora del Frente Amplio y apoyadores de Juan o John Waydog, ya no tiene el respaldo del Vaticano; rompieron relaciones (¿?), porque el Nuncio Apostólico no asistió a la última reunión de obispos (7, 8 y 9 de enero de 2019); y agregamos por cuenta y riesgo que tampoco vino a la Procesión 163 de la Virgen Divina Pastora, cuyas dos misas tradicionales, tanto de "salida" en el pueblo de Santa Rosa como de "recepción" en la catedral de Barquisimeto, el 14 de enero, fueron aliñadas como cualquier acto político-ideológico sesgado; no se diga ya que el reciente 23 de enero la catedral volvió a ser el escenario de un rosario similar, pidiendo que la Divina Pastora les hiciera "el milagrito" de tumbar el gobierno.
Las diferencias de criterio entre los jerarcas de la iglesia parecen ser que están relacionadas con que el Vaticano y Francisco Papa Vergoglio propone el diálogo gobierno-oposición en Venezuela y así alcanzar acuerdos justos y Cardoso-Azuaje creen en la "salida" que maneja Gauidó y hasta la intervención militar, sólo así, dicen los curas, lograrían la "liberación".
Estos obispos piensan que su "grey" está compuesta sólo por opositores políticos (de tan miopes que son esa pobre gente encopetada y arrodillada a la MUD-Frente Amplio y gobierno imperialista de USA, son unos pobres diablos) pero en realidad suele ser una comunidad muy heterogénea. Aunque tampoco se puede negar que sectores populares están muy molestos por tantas necesidades no satisfechas.
Sobre todo, porque sufren (sufrimos) indeciblemente el fracaso del modelo económico del actual gobierno y la inoperancia de la sociedad civil cuya improductividad, fracaso de iniciativas empresariales privadas o de autogestión obrera, desinversión, corrupción y ambiente de desconfianza jurídica, que llaman; asunto este denunciado por Oscar Shemel en el ya referido programa de TV "José Vicente Hoy", sin embargo, tampoco es que haya que tener mucha expectativa con los llamados "capitales golondrinos" que no se asienten aquí en Venezuela sino en Colombia, Perú o Panamá, entre otros; todo eso ha desencadenado esta terrible escasez e hiperinflación de todos los días y que licúa todo esfuerzo de aumento salarial desarrollado por el presidente Nicolás Maduro.
Ese es el caldo de cultivo para que emerjan figuras tan contrahechas como este sujeto encapuchado que colateralmente desarrolla eventos violentos en barrios populares, todo ello constituye un plan bastante macabro como han estado algunos en el Facebook.
