(Presente en el Museo de Barquisimeto)

Argimiro Gabaldón (1919-1964): revolucionario, artista plástico y poeta

Las nuevas juventudes venezolanas, latinoamericanas y caribeñas en general requieren de suficiente información, veraz y pertinente, sobre historia económica y social del tiempo contemporáneo y actual, en forma interesante y atractiva. Así, las muestras museísticas o museológicas pueden contribuir mucho en ese sentido, pero requiere que éstos puedan entrar en contacto con esos espacios culturales más bien pocos frecuentados.

Es decir, constituirse en centros de enseñanza e investigación de los procesos conformantes del Estado-Nación donde muchos de sus protagonistas testifiquen con su propia vida la vivencia de ideales humanísticos, donde también las artes plásticas, la poesía y el ensayo vienen a ser un medio importante en el modo de comprensión de la realidad socio histórica en se está envuelto y la mediación o uso de un instrumental teórico-metodológico con fines de transformar ese entorno adverso y proposición y vivencia de unos determinados principios como el reconocimiento del valor superior de la vida, el amor por la tierra nativa nacional, que es eficaz disparador de dimensiones salientes de la existencia como la libertad, soberanía e independencia.

En el caso concreto del personaje que da título a esta nota, puede ser una referencia para estudiar la historia venezolana de mediados del siglo XX, la vinculación de estos procesos con el siglo XIX y la proyección de líneas dinámicas en el presente siglo XXI; ya que la historia como disciplina de conocimiento tiene más que ver con futuro que con el pasado muerto, cuyos hechos ya no se pueden modificar.

En efecto, a partir de la confrontación por la vía política hasta extremos que supusieron grandes sacrificios para él y sus compañeros el arte fue un medio de expresión en el marco de un estado de cosas dominado por el latifundismo, primero durante el gomecismo, luego las tímidas reformas agrarias del medinismo y el Trienio Adeco de la década de 1940, pasa sobre todo a la denuncia de las alianzas lesivas a la integridad territorial y la soberanía, las agresiones a la dignidad de la persona humana que estuvieron a la orden del día, en las décadas siguientes de 1950 y 1960, donde es una constante que lo que importa a los grandes grupos económicos y a la inversión extranjera es la acumulación de capital.

Sin embargo, confrontar a esas nuevas juventudes con hechos de ese tenor resulta bastante arduo. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no suelen abordar esas temáticas, siempre lanzados hacia adelante no paran mientes en el pasado cuyas líneas aún se expresan en el día a día. Dado que muchos de los elementos y factores que dominan en la dinámica sociopolítica reciente devienen de aquellos barros. Sabido es que de acuerdo con Marc Bloch (Francia, 1886-1944) en su famoso opúsculo “Apología de la historia o el oficio del historiador” (Ediciones Lola de Fuenmayor, Fundación Buría, Caracas-Barquisimeto, 1986) la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado.

Nacidas y criadas en las décadas de 1990 y el 2000, cuando en Venezuela pareciera que los políticos que dirigían las escuelas, institutos pedagógicos y universidades quisieron deslastrarse de los viejos cartabones de marxismo una vez desintegrada la Unión Soviética; personajes, libros e historia de los movimientos políticos de hace ya hoy 50 años (toda una vida), no son enseñados ni aquellas dinámicas se tienen como contenidos a ser enseñados. Más aún muchos de los guerrilleros de entonces se les tiene por protochavitas o arropados por la ideología del “oficialismo” y se les mira con desconfianza. Muchos prefieren que sus hijos conozcan más bien la vida de empresarios como el fundador de Microsoft, Facebook, YouTube, Nike u otras empresas como muchos de los artículos de la revista Gerente, porque hoy lo que importa es el emprendimiento.

¿Estarán las escuelas, liceos, institutos pedagógicos y universidades con programas o asignaturas humanísticas dispuestos a realizar visitas guiadas a muestras museísticas del tenor que se viene comentando? ¿No dirán los padres y representantes inclusive de la educación pública oficial que se está ideologizando? ¿Pero no ideologizan también las procesiones religiosas, misas y otros actos de piedad cristiana típicos en “los colegios bien”? Luego, ¿la cuestión no es que supera la exclusiva “indoctrinación” ideológica en lo religioso y en lo político? ¿No es que se trata de formar en valores patrios como soberanía, independencia o autodeterminación de los pueblos más allá de la mera sujeción partidista? ¿U observar cómo en democracia se pasa de la confrontación violenta directa con el fusil y la ametralladora al recurso de la palabra y la persuasión?

Son cosas que pensaba recientemente mientras estuvimos en el Museo de Barquisimeto y entre otras exposiciones nos llamó la atención la que se le dedica a una figura prácticamente mítica en el imaginario político de la izquierda irredenta e inquebrantable. Muerto en tristes circunstancias en 1964, cuando según ciertos testimonios a uno de sus camaradas accidentalmente se le disparó el arma que sostenía en el regazo (ver el libro cuyo autor es Marco Tulio Bruni Celli, El 18 de octubre de 1945. Ediciones Hoja del Norte. Caracas. 2014).

Dizque hay otras versiones y hasta una de las que suelen llamar de la “Ciencia paranormal” ya que en una sesión del Centro Espírita Corazón de Jesús, ubicado al parecer en la carrera 22 entre calles 33 y 34 (¿?), de acuerdo con el testimonio del ya desaparecido periodista y reconocido crítico de las artes plásticas en centenario diario de la familia Carmona, El Impulso de Barquisimeto, Rafael Montes de Oca Martínez; a través de un médium la voz del excelso guerrillero se hizo presente y comunicó sobre todo al Dr. Pallota a quien reconoció palmariamente al ser interrogado: adujo que él no podía morir, que no le podían echar esa vaina porque tenía sobre sus espaldas muchas responsabilidades, le faltaba por hacer muchas cosas todavía; más de 30 años guardó en su corazón de militante revolucionario Montes de Oca Martínez, miembro del MIR, semejante secreto que lo impresionó vivamente. Además de señalar que esa sesión está recogida en una cinta magnetofónica, esto es habría evidencia empírica.

Creemos que es cierto, espiritismo aparte. El hijo de la hacienda Santo Cristo, tiene muchas cosas que hacer mucho todavía en esta tierra larense y venezolana, sobre todo en tiempos cuando tenemos un pueblo en resistencia, haciendo historia si bien es cierto en medio de grandes dificultades, porque como dicen un locutor por aquí “¡Los grandes nunca mueren!”.

Parafraseando algunos textos que muy modestamente acompañan a la exposición de marras tenemos que Argimiro Enrique de la Santísima Trinidad Gabaldón Márquez (15 de julio de 1919-13 de diciembre de 1964) Comandante Carache en el Frente Guerrillero Simón Bolívar, adscrito a la agrupación revolucionaria Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) que operó en las áreas montañosas de los estados Lara, Portuguesa y Trujillo en la década de 1960).

Enfrentó el gobierno de la Ancha Base adeco-copeyano derivado del “Pacto de Punto Fijo”, tan añorado hoy por muchos y la “Democracia Representativa” cuya estructura institucional y mentalidad del “paterrolimo” estatal y el “cuanto hay pa’ eso”, la maltrecha “Revolución Bolivariana” en lo que va de 1998 a 2019 no ha logrado “desmontar” del todo; al contrario, al ser afectada la precaria armazón del “crecimiento sin desarrollo” de Venezuela, para decirlo así parafraseando ahora del economista y poeta Héctor Malavé Mata, la viveza criolla ha empeorado. Además de desvelarse la “Ilusión de Armonía” y la increíble dependencia que padecemos de los bienes y servicios importados (“El caso Venezuela: una ilusión de armonía”, Moiséss Nain y Ramón Piñango. Ediciones IESA. Caracas. 1984).

Y por aquí nos va lanzando la deriva, a saber, la necesidad de ser más productivos con un aparato industrial propio y con una cultura del trabajo verdaderamente seria, crear una nueva ciudadanía. Cada época tiene sus luchas y los viejos “fajadores” deberían inspirar a las nuevas juventudes constructoras de futuro si apuestan porque los que se van, bueno que les vaya bien y pronto regreso, deseamos como dice el periodista Gerardo José Oviedo (Buenos Días, SOMOS TV) aprendan bien por esos mundos de Dios precisamente la cultura del trabajo.

La precaria institucionalidad y las actitudes personales no menos tales, la falta de sentido de identidad y pertenencia del venezolano pone hoy en grave peligro de disolución al Estado Nacional y dentro de ello hemos padecido verdaderas afrentas a la dignidad de la persona humana, ¡cuánto falta por la construcción de la democracia en Venezuela!

Así pues el homenaje que el Museo Barquisimeto rinde a la memoria de Argimiro Gabaldón es importante en los días que corren, sobre todo cuando un grueso número de la población cree que para que “esto cambie en Venezuela” tiene que ser con la cooperación militar extranjera norteamericana y aumentando el bloqueo comercial y financiero; son los actuales herederos del Pacto de Punto Fijo, pero en cooperación eficaz e inmediata de muchos amparados en la corrupción de la burocracia, que son peores que los primeros.

Por eso la imagen y pensamiento de Argimiro será siempre una clara campanada subversiva, pues, como sostiene Eduardo Galeano en la última página de “Las venas abiertas de América Latina” la memoria siempre es subversiva.

“Encuentro con Argimiro Gabaldón, El Comandante Carache” en el centenario de su nacimiento es un homenaje también a sus compañeros de la época, como debe ser, nadie aprende ni enseña solo dice Pablo Freire en Pedagogía del oprimido.


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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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